No sé si habréis visto el anuncio de una conocida marca de muebles en el que va una señora a casa de los vecinos diciéndoles que quiere montar una fiesta, y ellos le responden que cómo es posible si todo está muy mal.

Esta sensación de intranquilidad y desasosiego es la que he tenido yo este verano. Tal vez me estoy haciendo mayor y me gusta seguir siendo fiel a mi costumbre de ir siempre a los mismos festivales en la época estival. El año pasado ya tuve que renunciar al Lijabarda, después de habérmelo pasado como los indios el primer y único año que fui.

Tal vez como si se tratase de una compensación divina pudimos asistir al nacimiento de un nuevo evento del que ahora comentaremos la segunda edición, y del que volvimos más que satisfechos en la anterior ocasión. Estamos hablando del Islarock. El haber montado este tinglado y continuarlo es sin duda alguna toda una proeza en los tiempos que corren, ¡ole por los cojones y por los ovarios de la gente de la organización!.

Sin embargo, aunque tal vez sea empañar y teñir de azul oscuro casi negro el comienzo de estas palabras que hablan de una fiesta, sé que probablemente no tenga muchas más ocasiones para decir esto y no puedo evitar expresar mi desconcierto. Estoy un tanto abrumada ante un panorama en el que se llevan el Derrame Rock a tomar por culo, ese festival tan entrañable plagado siempre de cántabros y asturianos. A los gallegos les habrán dado una alegría tremenda, pero aquí por la tierruca el susto fue de espanto. Estoy un tanto molesta ante la perspectiva de que por problemas de presupuesto y por falta de tiempo, la organización del Salcedo Rock, por motivos ajenos a ellos, se vea obligada a suspender su festival a tan sólo un escaso mes y medio antes de que fuesen a actuar grupazos como El Noi del Sucre, La Familia Iskariote, Propaganda, Leize, Koma y Hora Zulú.

Estoy un tanto resignada a romper mi rutina de ir año tras año desde el 2003, sí desde la primera vez, a Villarcayo, al Baitu, la Fiesta Probaitu o a la Fiesta Baitu. A estas alturas de las circunstancias poco importa ya cómo le llamásemos, la cosa para mí por lo menos era poder seguir perpetuando la leyenda y el buen nombre que se habían ganado a pulso. Aunque también es verdad que ese mismo fin de semana que año tras año acudíamos a las merindades, en el 2011 estábamos más que a gusto en Valencia de Don Juan, pero lo ideal habrían sido dos fines de semana diferentes y haber podido estar en los dos sitios.

El colofón y la guinda al pastel de mi indignación la pone la noticia, que publicamos el 26 del mes pasado, de que este año tampoco habrá otra cita de esas ineludibles. Este verano se cae otro gran festival, el Cebolla Rock. Aunque ya lo intuíamos porque a estas alturas no teníamos noticias, y haciendo alusión al vegetal que da nombre al evento, la cosa está como para llorar. Espero que como dice la organización en su comunicado esto se quede en un “¡hasta luego!”, y vuelvan el año que viene con energías renovadas y con ganas de hacernos disfrutar de nuevo de unas horas musicales.

Desde aquí mi pequeño homenaje a estos festivales y a todos los demás, a todos los que por un motivo u otro este verano han caído en el tintero de la desolación. Espero que el futuro sea más optimista de lo que es el presente.

Pero ahora es el turno de hablar de la segunda edición del festival Isla Rock, que prometía bastante. Este festival ha sido especial, aparte de porque es el único de dos días al que voy a asistir este verano por otros motivos.

Se nota que la organización ha tomado buena nota de algunas de las cosas que el año pasado podrían haber salido mejor y ha tomado cartas en el asunto.

Lo primero que cambió fue que han sabido poner un remedio eficaz para tratar de evitar que los gorrones se colasen. Por un lado este año las pulseras eran de tela y se sujetaban con un hierro, con lo que las apretaban con unas tenazas y aquello era casi imposible de quitar. Por otro lado pusieron una doble fila de vallas (la segunda más alta que la primera) para que la gente no saltase. Además colocaron seguridad que se encargaba de vigilar que nadie lo hiciese, también éstos estuvieron mucho más atentos y revisaban las mochilas y bolsos. Algo que deja mucho más tranquilo sin duda, no creo que a nadie se le ocurriese meter una katana, pero cosas más raras se han visto, ¡jejejeje!.

En cuanto a la gente de la barra, desconozco si al igual que el año pasado eran ajenos a la organización o no, pero el caso es que  fueron más que amables, te venían a preguntar si ya estabas servido y no había que hacer colas.

Algo que también mejoró con creces fue que las luces eran infinitamente mejor que el año pasado, todo un lujo si lo comparamos. Supongo que en esta edición se pueden dar por satisfechos los fotógrafos que el año pasado debieron acabar con un cabreo tremendo por lo difícil que era tomar unas instantáneas en condiciones.

Otra cosa ajena a la organización, pero que también se agradece y mucho es que al ser el festival quince días antes hacía bastante menos calor. Corría una brisa estupenda y se estaba la mar de a gusto. Aparte de esto que el Isla Rock fuese en Julio contribuyó a que el pueblo no estuviese tan atestado de gente y a que los precios del alojamiento fuesen algo más económicos. Esto es sin duda muy gratificante para la gente que necesitamos descansar bien y que huimos cuando podemos de los campings.

Hay cosas que para bien no han cambiado en 365 días como que los baños fuesen sorprendentemente igual de cómodos que el año pasado, con espejo, luz y lavabo, y que también incluyesen el de minusválidos.

Pero lo que sí que reconforta y que permanece inmutable con el paso del tiempo es la amabilidad de los comerciantes y de los habitantes de Valencia de Don Juan, y el trato tan personal y cercano que brinda la organización del Isla Rock. Para algunos puede parecer algo obvio o poco importante, pero yo por lo menos opino que es un gran detalle el llegar a recoger las acreditaciones, que esté allí la cabeza visible del festival, y que además se acuerde de qué medio eres sin titubear lo más mínimo, de lo que te tiene que dar y de a cuántas personas.

Finalmente quiero comentar que este año no hubo ningún tipo de incidente en cuanto a horarios y demás, casi me atrevería a decir que iban adelantados y todo. O eso, o a mí se me pasaron las horas volando porque cuando me quise dar cuenta ya estaban acabando de tocar los Termofrígidus y tenía más ganas de fiesta. Creo que ha sido de los pocos festivales en los que me he quedado hasta que ha parado de sonar la música, pero de eso ya hablaremos luego para reconocer el mérito a quien se lo merezca, ¡jejejeje!.

La verdad es que a pesar de que esta cita haya logrado resistir al tsunami de la crisis, sí que se ha notado un bajón importante en cuanto a público tanto el viernes como el sábado. El último día había algo más de gente, pero nada comparado con la afluencia masiva de la anterior edición.

Si hablamos del viernes, echando la vista un año atrás, puede ser que Barricada, Segismundo Toxicómano, Koma y Karbon 14 sean demasiada tela que cortar como para compararlo con cualquier otro evento, y pretender tener el mismo público es casi imposible lleves a quien lleves. Personalmente son grupos que me encantan, pero también soy de la opinión de que ya cansa un poco el “más de lo mismo”.

Para mí ver a grupos “de medio pelo” tiene mucha más magia y encanto. Así que disfrutar de Dementes, Vendetta, No Relax, Gatillazo, Mala Reputación y Termofrígidus, así todos juntos y uno tras otro esconde mucho más misterio que volver a digerir a los ya consagrados. Por otro lado hay que tener unas santas narices para llamar “de medio pelo” a la mayoría de las bandas anteriormente comentadas. Simplemente cojo el término tan malamente acuñado y lo uso para expresar mi total disconformidad con él

¡Cuántos querían tener la mitad de la calidad que tiene ellos!.

Llegamos a la hora marcada al recinto del Isla Rock para apoyar al primer grupo. Banda local compuesta por tres personas y que lleva por nombre Dementes.

La verdad es que al principio estábamos aparte de los técnicos dos o tres personas contadas, cuatro si me apuras. Pero con el paso de los minutos y en cuanto la gente empezó a escuchar la música fueron bastantes los que se acercaron para disfrutar de la actuación de los leoneses.

Siempre me llama la atención cuando un batería se encarga además de llevar la voz cantante del grupo, y éste era uno de esos casos. Omar se ocupaba de esta tarea a la perfección, junto a Diego que rasgaba las seis cuerdas y Nacho que le daba vida al bajo.

La bandera de su comunidad autónoma presidía la actuación colocada sobre un bafle mientras escuchábamos los temas de su primera maqueta, que según creo lleva por título el nombre homónimo del grupo.

Ellos se mueven entre el punk y el ska, y así lo demostraron en las canciones que escuchamos como “Hachís madero”, “Yo la maté”, o “De rico a pobre”. Os podéis hacer una idea de lo que ofreció aquella calurosa tarde de Julio la banda en www.myspace.com/dementepunk. Y también nos presentaron algún temilla nuevo como “Destino”.

Se notaba que la gente presente tenía bastantes ganas de fiesta y el tipo de música acompañaba a la perfección para lograr el objetivo fijado. Por eso tampoco me extrañó demasiado que consiguieran que a ritmo de “Pekeñito” acabásemos todos acuclillados en el suelo para luego de repente subir como la espuma.

Cuando el grupo tenía intenciones de dar por cerrada su actuación con el último tema tuvieron que cortarles por problemas de tiempo. Aunque sea un poco “putadilla” entendieron a la perfección la necesidad de dejar el hueco necesario para las otras bandas. Además ya habíamos tenido bastantes minutos para disfrutar de Dementes y volvernos un poquito locos.

El ambiente quedó bastante caldeado para lo que venía después. Sinceramente las ganas de ver a Vendetta eran más que enormes. Yo tenía algo de miedo y todo, y es que  después de haber escuchado su último trabajo, “Puro Infierno”, la perspectiva era apabullante. Aquel era el momento de comprobar cómo se plasmaba toda esa calidad en vivo y en directo. Este disco es una auténtica fiesta, una de esas de las buenas, con comida suculenta y bebida con muchos grados, así que estaba más expectante ante la idea de poder verlos por primera vez.

Aunque también debo comentar que en ese momento, sobre todo hasta que Vendetta nos engañó como a niños dándoles un caramelo en la puerta del colegio, que fue más o menos a mitad de la primera canción, y es que este es un grupo irresistible… Bueno, a lo que vamos, que también estábamos pensando en Kalean y en que en ese momento ellos eran los que deberían estar sobre las tablas. Fue una pena que aquella tarde no pudiesen acompañarnos, menos mal que se nos quitó un poco el mal sabor de boca porque ya les habíamos visto en Santander presentando su flamante nuevo disco “Hazme olvidar!”. Habría estado bien disfrutar una vez más de ese rock honesto, sincero y directo, pero no era la ocasión. Y aunque no voy a poner aquí el comunicado de la banda recomiendo echarle un ojo en su web. Contesto a sus palabras diciendo que le deseamos a Txema una buena recuperación y que les esperamos con los brazos abiertos a partir de Septiembre.

Después de este pequeño recuerdo a la banda que no pudo estar entre nosotros toca habla de la subliminal actuación de Vendetta. Como ya he comentado ese “Puro Infierno” ha sido para mí de lo mejorcito que he podido escuchar en los primeros meses del año, y aunque quede mucho tiempo para acabar el 2011 pondría la mano en el fuego porque pocos grupos y pocos discos van a ser capaces de igualarles.

Pero también soy de la opinión de que donde de verdad se demuestra la calidad y se acaba de convencer es sobre un escenario. Muchos me preguntaban qué quiénes eran esos y que si les iban a gustar, mi respuesta a tod@s fue unánime, ¡quédate, si no te arrepentirás toda la vida!, ¡jejeje!. Y aunque a veces meta la pata hasta el fondo y más allá, creo que en ese momento no me equivoqué ni un ápice.

Para los que aún no les conozcan Vendetta es un grupo de fusión, o si lo prefieren practican ska, punk/rock y rock, nacido en Navarra, y compuesto por cinco hombres que son capaces de lograr que la música que sale de todos y cada uno de sus instrumentos (incluida la voz que me impresionó bastante por cierto, aparte de trompeta, trombón y los míticos) suene más que celestial.

Los cinco se subieron a las tablas de Isla Rock elegantemente combinados, vistiendo de negro y corbata roja, y uno de ellos llevaba una falda escocesa (no sé por qué pero me llamó la atención).
Empezaron a dar color a la tarde con “Alerta”, tema de su último disco, para ir ofreciéndonos también alguno que otro de su obra primogénita de título homónimo al grupo y que yo no había tenido el gusto de escuchar. A pesar de ello sé que se marcaron de ese álbum canciones como “Loco” y “Es mentira”.

Mientras pasaban los minutos tuve la impresión de que si algunos tienen como meta en la vida tirarse en paracaídas o plantar un árbol, si hablamos de música o simplemente de un gran espectáculo y de pasarlo bien, el ver en directo a Vendetta sería una de esos cosas también recomendables antes de salir de este mundo con los pies por delante.

El tiempo voló a la velocidad de un rayo y a todos los allí presentes nos costaba dejar el cuerpo quieto, era casi imposible no parar de bailar al ritmo de las fiesteras “Sugarra Zugan”, “Pasos de acero” o “Buonasera”.

Luego llegó el momento de la presentación de la banda a ritmo de la música de El Padrino, y el último coletazo de energía lo puso un tema más que movidito que hablaba del nombre del grupo y del ska. Sin duda alguna, una buena estrategia para no olvidar quiénes nos habían hecho disfrutar tanto.

Si en cuanto escuché el “Puro Infierno” particular de Vendetta no podía parar de recomendarles, ahora habiéndoles visto en directo creo que me voy a convertir en la típica pesada que parece que sólo ha escuchado un grupo y por eso le gusta tanto, ¡jajaja!. Ya en serio, ¡merecen la pena y mucho!.

Dicen que a la tercera va la vencida, y aunque en este caso a No Relax les habían dejado muy bien allanado el camino Vendetta, ellos supieron seguir contagiando a la gente con su alegría y con sus ritmos pegadizos.

Hay algo que me llamó bastante la atención, y aunque casi se me olvida lo voy a comentar ahora. Nunca lo había visto así que me pareció una idea genial, no sé si sería de la organización o de la producción, pero era original. El caso es que todos los grupos contaron con una pantalla de leds detrás del escenario donde podían poner el nombre de la banda, o supongo que lo que quisieran. Así todos nos enterábamos de quién estaba tocando, había que ser muy despistado para preguntar ¿quiénes son esos?.

Lo que me pareció divertido es que la mayoría pusieron sus logos, con mayor o menor acierto y más o menos calidad en la definición de la imagen, y No Relax, además de esto le añadió el sobrenombre de “punk rock de puta madre”. Pues sí señores, ni yo misma lo habría definido mejor.

En cierto modo resulta complicado ver a No Relax por la geografía estatal, fuera del País Vasco, ya que últimamente se mueven mucho por allí y fuera de nuestras fronteras, así que varios cientos de personas no se quisieron perder la oportunidad de disfrutar de ellos.

Además me gusta mucho la perspectiva fácil que logra romper Micky con este grupo, porque tal vez algún incauto podía pensar que el éxito es únicamente el fruto de que el líder sea una fémina. Pero atrás quedan cuatro discos, miles de actuaciones y una voz sobresaliente, que vienen a demostrar que no sólo de una cara bonita vive una banda. Ayudar lo que es ayudar pues ayuda, pero hay que ver cómo canta esta mujer y la buena música que hacen los No Relax en términos generales.

Aquella tarde fueron repasando todos sus álbumes, desde aquel primero, “Grídalo!” hasta el recién salidito del horno “ANIMALibre”, y nos dejaron canciones como “Anima caliente”, “Persona normal”, “Imagen perfecta”, “Buonanotte” o “Fuera de control”, que hicieron las delicias de los presentes.

Me gustó mucho la complicidad que se reflejó entre Micky y Joxemi, y la combinación perfecta de ganas de pasarlo bien con temas que dan que pensar y que invitan a bailar sin parar. Además la cantante trataba de explicar el sentido y significado de los temas para que fuésemos capaces de comprenderlos en toda su amplitud. Esto provocó algún que otro momento divertido ya que a veces se equivocaba en las palabras más exactas, cosa normal al hablar varios idiomas, pero vamos… que se le perdona cualquier cosa, y más si es de este tipo.

En definitiva, una buena actuación de los No Relax. Ya ni nos acordamos de cuándo fue la anterior vez que les vimos, esperamos que no pase tanto tiempo.

Parece ser que aquella era la noche de rendir homenaje a la mítica película de El Padrino, porque al igual que Vendetta quiso hacer un guiño al presentar a la banda, Gatillazo también usó su música a modo de intro para ir congregando a la gente y para que al final del todo supiésemos que aquello había acabado.

Este grupo parecía el cabeza del cartel del Viernes, y probablemente así fue, sin embargo me sorprendió que tampoco había demasiada gente viéndoles. Para mí era una ocasión estupenda de poder escuchar por primera vez ese incombustible “Sangre y mierda” en vivo y en directo. Aunque también este festival estaba cargado de alicientes porque pude hacerme una primera impresión también de otros muchos grupos, iba a ver a Gatillazo, pero no sólo a ellos ni mucho menos.

El público estuvo entregado desde el primer hasta el último momento ante una actuación casi frenética, en la que si uno tiene que apuntar las canciones que se están tocando (así por querer escribir algo con criterio y no muy alejado de la realidad) acaba un tanto mareado.

Para gusto y deleite de todos los presentes tocaron la mayoría de los temas de su nuevo disco, abriendo con “Guerra social”, y pasando por las geniales “Un poco de respeto”, “Mucha muerte”, “Básicamente mierda”,  “Dos sabores” o “El caso perfecto”. Y sí, sigo pensando que este año tan nefasto para todos si hablamos de dinero, nos puede dar un pequeño respiro al pensar que musicalmente está cargado de buenas obras, y es que si encima nos quitasen el entretenimiento ya le darían a uno ganas de suicidarse y todo. Si hablamos del punk “Sangre y mierda” es indiscutiblemente uno de los discos más perfectos que te puedas echar a la cara.

Entre tanta novedad fueron haciendo guiños al pasado para dejarnos temas como “África, tu colonia favorita”, “Nº1 en USA”, “Buen menú”, “Fosa común” y “Tortura” entre otras, así hasta casi una treintena de canciones que culminaron con “Odio a los partidos” de La Polla Records. Creo que éste tema y “Memoria de muerte” fueron de los pocos con los que homenajearon a la mítica banda. Aunque claro fijándonos en que cuentan en su haber con 14 temas recién saliditos del horno y con más de 54 canciones añejas de cosecha propia, el pequeño recuerdo fue todo un mérito.

Hay algo que no me gustó ni un pelo en cuanto a la actitud del público, aunque probablemente muchos no se pararan a pensar que a Evaristo le acompañan otras personas con otros nombres propios, allí también estaban Txiki, Ángel, Miki y Tripi. Tal vez sonara ridículo corear al resto de la banda, pero qué menos que decir de vez en cuando “¡gatillazo, gatillazo!”, y no sólo corear al showman.

Dicho lo cual quiero comentar que todos y cada uno de ellos merecen para mí el mayor de los respetos. Esto es algo muy personal, pero me da bastante rabia, cuando alguien te pregunta ¿vas a ver al señor “tal, cual o pascual”?, pues no, voy a verle a él y a toda su banda.

Por eso es obligatorio mencionar que el grupo al completo desempeñó a la labor su perfección, aunque tengo que comentar que el concierto en ciertos momentos se me hizo un tanto monótono y tedioso.

En cuanto a Evaristo, pues la verdad opino que cumplió bastante. Llevó a cabo una actuación correcta, en la que le vimos cantar y bordar con sus cuerdas vocales la totalidad de los temas, si lo comparamos con alguna otra vez en la que el espectáculo fue un tanto lamentable (creo que le tengo que ver más para desechar en mi mente ese momento que pasó hace dos años) salimos más contentos que unas castañuelas. Tampoco faltó el minuto obligado para el mítico y breve descanso para empolvarse la nariz, por supuesto anunciándolo después, que si no lo decimos reventamos, ¡jejeje!.

Pocas palabras ofreció el frontman a su fiel público. Lo poco que salió de su garganta, que no fuera en forma de canción, parecía apuntar a un trauma muy paranoico que debía tener con un asunto relacionado con dinero, concretamente con 5000 Euros. ¡Ay dios, mi sueldo de medio año!, ¡qué paranoia!, ¡jejeje!. Menos mal que no estoy en el paro y puedo estar contenta de ganar una miseria, que aunque miseria paga la mierda de los 20 años que me quedan de hipoteca. En fin, con tanto susto, ¡hoy palmamos pero fijo!.

Algunos dirán que vaya memoria que tengo, pero teniendo en cuenta que es de lo poco que dijo, ¡como para olvidarlo!. Me embarga la curiosidad por saber qué le habrá pasado, ¡jejeje!, que con temas de dinero todos sacamos las uñas como gatos. Supongo que se tratará de algún tipo de broma.

A pesar de todo, aunque no entienda las bromas, ¡me ganan la batalla las canciones y esa mala ostia!. Tampoco se le olvidó hablar de que le faltaba un poco de ésta a los indignados. ¿Alguien dudaba de que no se podía ser más polémico?, quien quiera ser más controvertido que el señor Evaristo lo lleva claro.

Ya bien entrada la noche llegaron esos asturianos que nos tienen con el corazón cogido de un puño desde hace más de una década. Hablamos de Mala Reputación. Puede parecer que si digo ahora que ha sido el concierto en el que más asustada me han dejado, lo diga porque ha sido que el último de ellos que he disfrutado. Pero tratando de ser lo más objetiva posible creo que si juntamos el “¿ya se acabó?” y la cara de susto que se puso cuando me di cuenta de que sí, con la magia y la energía que derrocharon sobre el escenario, pues sí, en poco más de una hora presencié el mejor directo que he visto de ellos.

La verdad es que se les veía comerse el escenario y al público a bocados, estaban muy a gusto, disfrutando del momento, muy cómplices entre ellos y con nosotros. Con un público que sólo deseaba que el tiempo se detuviese y que el hecho de que tocasen una canción más no iba a significar que les quedaba una menos por ofrecernos, ¡ojalá hubiera sido así!.

Sinceramente cuando escuché por primera vez “Carácter” se me quedó cara de póker, sobre todo con “Ceremonia”, ¡para qué lo vamos a negar!. Pero cuando ya has apreciado esa obra, cuando has sido capaz de digerir algo tan bien elaborado, disfrutar de ello en directo es como poder degustar un buffet libre de manjares exquisitos que sólo pensabas que existían en el paraíso.

El grupo empezó a dar caña con un tema que nunca me hubiese imaginado, “Las mañanas”, no me preguntéis por qué pero se me hizo deliciosamente raro porque no me lo esperaba. ¡Vaya temazo para empezar!. Creo recordar si mi mente no me engaña que no hace mucho tiempo atrás esta desgarradora canción venía a significar que el concierto caso llegaba a su fin. Para bien han pasado los años y siguen pariendo temas igual de buenos o mejores.

El segundo coletazo de rabia llegó para presentarnos su nuevo disco, las encargadas fueron  “Levedad” y “Peter Pan”, entre ambas se coló la genial “Para que jueguen los gatos”. En aquel momento yo ya estaba flipando en colores con la intensidad de la actuación de Mala Reputación. Creo que escogieron muy pero que muy bien el repertorio de aquella noche. Aunque me parece a mí que no era la única que estaba alucinada, porque la gente que me rodeaba también tenía los ojos como platos, la garganta a punto de estallar y los pies por los aires.

Siguió caldeando el ambiente la emotiva “Abuelo”, ¿y es que quién no tiene uno de esos entrañables seres al que darle las gracias por tantas cosas?, sobre todo si tenemos en cuenta que, llegado cierto momento, éstas personas vacían su mente de cualquier cosa nueva para llenarla sólo con el recuerdo de aquellos a los quieren. Un poco más adelante llegaron “Polvo en el viento”, “Tus palabras” y “Obligado”.

La intensidad brotó de la mano de “Cristal”, uno de mis temas favoritos de este grupo. “El mundo se queda sordo…”. Encadenaron ésta con  un homenaje a Robe de Porretas. Sinceramente, fue al primer grupo al que oí dedicarle una canción de corazón. Creo que no puede haber más humildad y respeto en el afirmar que no le conocían demasiado pero que habían empezado haciendo versiones suyas, y no se puede ser más honesto al comentar que les merecía el mayor de los respetos por todo lo que esta persona había supuesto para ellos, para la música y para todos. El emotivo recuerdo no podía ser con otra canción que la incombustible “Ansiedad”.

Aquella fiesta iba tocando a su fin, y las encargadas de seguir fueron “Ceremonia” y “Benditos juegos”. El momento que se creó con la primera de éstas canciones fue tan mágico y especial que creo que no hay palabras posibles para definirlo. Había que estar allí para poder comprender la intensidad que se vivió en ese canto tan optimista a la vida y a la felicidad. “¡Hoy puede ser un gran día!”… ¡Y vaya que si lo fue!. En esos instantes, mientras tocaban “Ceremonia”, tuve la sensación de que si lloraba de alegría a nadie le iba a parecer extraño.

Aquello acabó con “Las 2:00” y “Abriendo camino”, y con la inevitable sensación de que si se volviesen a marcar otra vez el setlist entero desde el primer tema no nos habría importado lo más mínimo.

En definitiva, ¡más que grandes!.

Todavía estábamos con los ojos como platos y con el corazón acelerado después de ver a Mala Reputación. Y así entre tanto sobresalto y con tanta tontería, no nos dimos ni cuenta de que casi eran las cuatro de la madrugada. Y en aquel momento Termofrígidus acababan de subir a las tablas del escenario del Isla Rock para acabar de llenarlo por última vez aquel día.

Después de haber descubierto y trillado hasta la saciedad sus dos discos, “¿Cómo dice joven?” y el más nuevo, “A media hora”, teníamos muchísima curiosidad por descubrir cuánto podían dar de sí los de Benicalap.

A esas horas tan intempestivas y por Castilla, os podéis imaginar que el frío era cuando menos acuciante, y que muchos, después de todo lo vivido en horas muy intensas, tenían más que ganas de ponerse en horizontal y entregarse a los brazos de Morfeo. Sin embargo, Termofrígidus supo conquistar con sus ritmos y con sus melodías a todos los allí presentes, y contaron con un público bastante numeroso.

Creo que hasta ellos mismos se quedaron sorprendidos, y no pararon de darnos las gracias por aguantar el tirón y por acompañarles. Y es que si ya teníamos ganas de fiesta, nos entraron más todavía cuando nos dimos cuenta de que la banda también y de que además querían vernos saltar, bailar y disfrutar. Sí además valoran el “esfuerzo” te da un subidón cuando dicen “Sabemos que es muy tarde, pero sois muy grandes”.

Ellos no pararon ni un momento, y lo dieron todo sobre las tablas, y nosotros teníamos los ojos más abiertos que una lechuza. Así que de esfuerzo más bien poco o ninguno.

Ni por un solo segundo se me pasó por la mente la idea de irme a la cama en aquellos momentos, ni por sueño ni por frío, es más “los termo” consiguieron subir varios grados la temperatura corporal de los allí presentes.

Sus ritmos más que bailongos y buenrollistas (en el mejor sentido de la palabra, para los mal pensados) invitaban a lo propio, a mover el esqueleto y a esbozar una sonrisa a ritmo de temas como “Señor farlopez”, “Comienza el espectáculo”, “María”, “Aleluya” o “Suflamer”.

Algo que me sorprendió el día después era que el propio grupo comentase que no había sido de sus mejores bolos. Tal vez las personas más críticas con nosotros mismos seamos nosotros. Tampoco me parece fácil montar la fiesta que montaron, ni a las diez de la noche, ni a cualquier otra hora, y mucho menos si contamos con que ellos lo hicieron a las cuatro de la madrugada y cerrando un festival.

Nos ofrecieron un repertorio de casi una veintena de temas, que por poco se les queda corto pues tienen dos discos, además de alguna que otra novedad. Si no recuerdo mal se marcaron un tema no grabado y titulado “Lucifer”. Pero la muestra del botón de la actuación de Termofrígus la puso que, ante la insistencia de todo el público cuando ya se estaban marchando, tuvieron que volver a salir para dejarnos un poco más saciados con otro tema nuevo y precioso dedicado a las mujeres maltratadas. Así consiguieron acallar un poco las voces que no paraban de gritar: “¡o tres tres, beste bat, otra más!.

Me alegro muchísimo de haberme quedado aquella noche hasta el final, cosa que creo que he hecho sólo en este festival y en alguno más contado con los dedos de una mano (y de media si me apuras).

Yo ya sabía que Termofrígidus era un grupazo, pero en directo hay que ver cómo lo parten. No voy a decir que para mí fue una sorpresa, porque escuchando los discos habría que ser sordo para no darse cuenta, pero me fascinó el haber podido tacharles de la lista de grupos a los que no había visto nunca en directo. Espero poder volver a tener la misma oportunidad dentro de poco.

Ah, gracias Victor por ponerte la camiseta insonora y dedicarnos unas palabras, mil gracias!!!