Segunda jornada del Actual Festival de Logroño, domingo 3 de enero, con un plato fuerte a última hora, la actuación de los granadinos 091 dentro de su gira de regreso. Día intenso en la tierra del buen vino donde volvimos de nuevo a recorrer los diversos espacios musicales que nos ofrecía el festival, esta vez, con paraguas en mano, un día lluvioso que no nos abandonó hasta que salimos de la capital riojana.

Nos levantamos pronto para sumergirnos dentro del casco viejo de Logroño, nos dirigimos rápidamente para coger buen sitio y desayunar tranquilamente en el Restaurante Wine Fandanto, allí nos encontraríamos con el músico Antonio Luque, más conocido por Señor Chinarro. Como bien comentamos en la crónica anterior, esta vez el concierto se trasladó a la parte del comedor, corrigiendo el error de ayer para desatascar el acceso al local y poder ver el evento más cómodo, en un lugar mejor acondicionado, con más espacio y sobre todo mejor visibilidad. Este tipo de eventos a la hora de comer tienen muchos seguidores, nosotros en Bilbao poco a poco nos estamos acostumbrando y la verdad, nos gusta bastante.

En cerca de una hora, el Sr. Chinarro nos ofreció lo mejor de su extensa trayectoria, pensar que empezó en esto en los 90 y hasta hoy ha publicado 15 discos en estudio que se dice pronto, además tiene cinco cortos cinematográficos. Su último disco, que allí le vendían en formato vinilo, estuvo presente en todo momento, se llama “Perspectiva Caballera”.

Voz personal y guitarra acústica en mano, un recorrido espiritual con historias muy variadas y cercanas, donde los sentimientos fluyen en el ambiente. Intimidad máxima que nos dejó con ganas de más, sus acérrimos seguidores no le dejaban irse y querían una segunda tanda de canciones.

Y tras ello, un recorrido como Dios manda por los bares de pintxos de la famosa Calle Laurel, para llegar a la primera hora de la tarde bien comidos y bien regados por deliciosos caldos, que para eso estamos en la tierra del buen vino, digo yo!!

Puntuales a las cinco y media de la tarde nos alojamos en uno de los emblemáticos escenarios situados al lado del Wine Fandango, escondido en el Círculo Logroñés, para recibir al joven músico albaceteño Jacobo Serra.

Jacobo poco a poco crece en popularidad, su actuación en Logroño era la primera y se tenía que presentar de forma elegante, lo hizo adelantándonos algunos temas de su próximo disco, “Icebergs”, el segundo tras un fantástico debut “Don't Give Up”.

Digamos que practica un pop-folk indie con aires británicos, incluso los propios Wilco le eligieron el año pasado para girar con ellos por eso mismo, porque pegan muchísimo, una gira donde los medios especializados se rindieron a sus canciones, composiciones llenas de magia y sentimiento bajo una voz emocional que llega muy dentro.

Concierto cercano en una línea sosegada que fue brillando de menos a más, incluso hubo tiempo para alguna que otra versión, y espacio para la diversión junto con sus músicos. Temas en inglés influenciados por los grandísimos The Beatles como de Teddy Thompson, que te eclipsan y te adsorben, buen concierto, sí señor.

Rápidamente nos fuimos al Centro de la Cultura de La Rioja para presenciar el segundo enfrentamiento de la Guerra de Bandas, otras cinco formaciones muy dispares luchaban por conseguir el preciado premio de tocar el año que viene en el escenario grande el Actual Festival.

Por un lado los bizkainos The Owl Project, que tuvimos la oportunidad de verles en una de las semifinales del Villa de Bilbao de este año, sonidos de new age ochentero que les sirvió para estar en la final de este concurso, al igual que el power pop de los madrileños Naranja que también se hicieron un hueco en la gran final.

También participaron los alicantinos Versos Rotos, un chute de energía de pop distorsionado del cual les veíamos opciones pero al final no pudo ser, al menos dejaron el pabellón bien alto y supieron mover al público, que a esas horas estaba un poco dormido.

Y para ir terminando, los barceloneses Malachi Estéreo con una propuesta divertida de electropunk pero lamentablemente no consiguieron acabar su concierto por problemas técnicos, dichosos cables que se engancharon al portátil de su cantante, y es que a veces la exaltación y la pasión que le pone uno al directo lleva a este tipo de líos. Acabamos la jornada con los sevillanos Emett, pero no pudimos verlos ya que se nos echaba el tiempo encima y teníamos que ir al pabellón rápidamente.

Llegamos al pabellón de los deportes y allí estaban los burgaleses La M.O.D.A. que siguen estando presentes en la mayoría de festivales de la península, y es que están en un buen momento de forma y su trayectoria parece no tener límites. Su segundo disco “La Primavera del Invierno”, que recientemente han editado en vinilo de color blanco, es uno de los discos que más nos ha llenado en el recién desaparecido 2015, además esta gente en directo gana muchísimo montando sobre las tablas una auténtica fiesta regada de ritmos e instrumentos varios, como el acordeón, banjo, mandolina y saxofón, y desde hace tiempo, un órgano hammond.

Himnos generacionales a base de blues folk de carácter cercano y reivindicativo, contando historias de la carretera y de la propia pasión que tienen por la música, una lista de canciones donde incluso se atrevieron con el euskera gracias a la participación de Gorka Urbizu en uno de los temas del último disco “Prmvr”.

Nos ofrecieron momentos gloriosos cuando sonaron los acordes de “Catedrales” con ese rugir de saxofón, o el lado melancólico y negro de “Nubes Negras” y “Flores del Mal”, sin olvidarse del lado más festivo que tiene “Amaneceres” y “Miles Davis”, este último con el folk tradicional de toda la vida.

“Hijos de Jhonny Cash” y “Quien Nos Va  a Salvar” no se perdieron la cita y fueron coreados por casi todo el público presente, ratificando una vez más que las semillas plantadas por toda la península está dando sus frutos.

Cambio de última hora, en vez de 091 apareció a escena el músico británico Paul Newman, joven de 25 años que volvió locas a la mayoría de féminas que se acercaron a verle. Voz poderosa y carismática, un soul enérgico alimentado por las cientos de carreras que se pegó de un lago al otro del escenario, no paró durante la hora y media de actuación.

Buenos temas respaldados por la gran banda que le acompaña, con un par de féminas de color que hicieron un buen trabajo a los coros. Digamos que Paul es un superventas que va creciendo poco a poco, a nosotros nos rompió todos los esquemas y nos dio un buen chute de buena música.

Llegó el momento de volver a ver en directo a 091, el público adolescente que solamente fue a ver al nuevo ídolo británico abandonó el recinto en masa y las primeras filas tuvieron nuevos dueños, un público variado que pasaba de los cuarenta años, cosa normal si tenemos en cuenta que los granadinos fueron una banda de culto de los años 80 y 90.

Formación asentada de la última época de la banda con la que grabaron sus dos últimos discos, es decir, Jose Ignacio Lapido a la guitarra, Jose Antonio García a la voz, Victor Lapido a la otra guitarra, Tacho González a la batería y Jacinto Ríos al bajo.

19 años de silencio que se rompieron con esta gira de reunión que ellos mismos dicen que finiquitarán en este 2016, eso sí, con una larga lista de conciertos programados, entre ellos las tres noches de sold out en la Joy Slava de Madrid, Granada, Sonorama, Azkena Rock Festival.. y muchos más que se irán anunciando próximamente por las redes sociales.

Se apagaron las luces, sonó la intro de marras, y empezaron con “Palo Cortao” para reencontrarse directamente con un legado de fans que les estaban esperando, y eso la banda lo sabe, por eso después de la tercera canción se dirigieron al público y comentaron que habían vuelto para todos nosotros.

La voz de Jose Antonio ha permanecido intacta tras los casi veinte años de silencio, dejó registros increíbles y nos emocionó más de una vez, también fue el único que tuvo algo de movilidad, el resto de compañeros permanecieron estáticos en sus puestos. Todos salieron de negro y permanecieron así hasta la tanda de bises, por lo menos su cantante, que dejó ver una camiseta blanca con la imagen de la banda, que fue la única referencia textil que se ponía a la venta en el puesto de merchandising.

Repertorio variado de poco más de hora y media de actuación, un rock de culto basado en grandes temas de la talla de “Zapatos de Piel Caimán” o “Debajo de las Piedras”, con la primera interacción del cantante ante su público, que tampoco fueron muchas más, también es verdad que no había tiempo para ello, todos estábamos abducidos ante su música.

“El lado Oscuro de las Cosas” y “Tormentas Imaginarias” fueron las siguiente, dejándonos un buen cúmulo de sensaciones, hasta llegar a “En las Calles” donde el público se vino abajo y el pabellón ardió, la nostalgia nos invadió.. compartiendo las voces con Jose Ignacio Lapido a la hora de lanzar el estribillo, imaginaros que momento.

Espacio para los medios tiempos con “Mi Sombra y yo” y “Huellas”, para relajar el ambiente y aparcar el inicio vertiginoso que nos ofrecieron, también hay que destacar el tema “La Noche que salió tarde”, con esos pasajes de guitarra que encienden a cualquiera. Luego llegaron más himnos, “Sigue Estando Dios”  con el comentario de “Sigue estando Dios de nuestro lado”, y otras para elogiar el buen vino de la rioja, “Un Cielo Color Vino”, que de inicio su batería Tacho Gonzalez destacó ante el resto.

De nuevo otro himno a tener en cuenta, “Cementerio de Automóviles”, que llevó a muchos grupos de amigos y seguidores a generar movimientos en las primeras filas, un tema que sirvió para ver como Jose Antonio hacia uso de su mítica armónica, también le dio caña con la pandereta en “La Torre de la Vela”. Dejando “Que Fue del Siglo XX” como último tema antes de tomarse un respiro y ausentarse del escenario.

Vuelta al escenario, Jose Ignacio Lapido con acústica y Jose Antonio con armónica nos dieron uno de los grandes y emocionales momentos de la noche, sonando “La Canción del Espantapájaros”, para luego regresar con la distorsión rápidamente con otro de sus medios tiempos, “Esta Noche”.

Erizando de nuevo la energía y recordando a Morente en “La Calle del viento” y dejando para el final uno de su grandes himnos que nunca olvidaremos, germinado en las montañas de la Alhambra, “La Vida Que Mala Es”.

Un concierto sincero, una vuelta honesta, y un año mágico para verles, seguro que en el Azkena Rock o en el Sonorama!!!