¡Furia salvaje!

Cuando se habla de la influencia o trascendencia de un grupo, a veces más que valorar la calidad de su discografía habría que valorar a cuánta gente ha inspirado a la hora de coger un instrumento. Desde esta perspectiva es justo situar a los Ramones a la cabeza de los grupos más influyentes de los 40 últimos años.

Es tal la cantidad de chavales que decidieron empezar un grupo por ellos, que poco a poco fueron convirtiéndose en todo un fenómeno de aceptación masiva, generándose toda una filosofía de vida en torno a su música. Muchas son las bandas de punk rock nacional que han seguido la línea "Ramones", sonido de tres acordes y pegadizas melodías de cortísima duración, Kaotiko, Reincidentes...

A la banda de Lekeitio, Txapelpunk también se le podría incluir en dicha categoría, puesto que su música se nutre de la gran velocidad del punk y la fuerza del rock, melodías de vertiginoso rasgueo en un afán de sentirse vivos, encarando la vida y sus actuaciones como si no hubiera un mañana. Un trío de músicos que se reactivan cada vez que salen del estudio, con ganas de comerse los escenarios. Si envejecer haciendo auténtico rock es harto difícil, más me lo parece haciendo punk rock. ¿Cómo conservar esa energía juvenil intrínseca cuando en lugar de granos te están saliendo canas y comienzan aparecer algunas arrugas en la cara?.

Quizás el truco resida en experimentar en mayor medida emociones positivas para mantener la confianza en uno mismo y prolongar el disfrute de lo que realmente te llena en todos los sentidos, sentirse pájaro y agitar el cielo con las alas.

A pesar de la pobre asistencia, salieron predispuestos a no dar un solo respiro a la audiencia , con un arranque cargado de entusiasmo y buen entendimiento, “Isuntza”, “Ciego De Alcohol”, “Pudo Hacer”, “Prest” y “Soldier”, poniendo al descubierto todo su potencial sonoro, bajo una humildad que solo los grandes tienen.

Es evidente que su pasado musical inclina la balanza a su favor, no obstante, siguen confiando en su creatividad e imparable evolución, un enriquecimiento musical como consecuencia de la convergencia de nuevas orientaciones musicales sumado a esa inquietud constante de hacer canciones para sí mismos, sin pretender nada más. Músicos que saben que sin inventar nada nuevo, simplemente con colocar los acordes adecuados uno detrás de otro y cubriéndoles con una buena melodía, se puede hacer grandes cosas.

El concierto fue subiendo de nivel con naturalidad, propiciado por un repertorio que el noventa por ciento de bandas actuales no superaría ni en mil reencarnaciones, canciones directas al grano, de elaboración casera, sin abusar de salsas indigestas y arreglos cargados, como “Redes”, “Zergaitik Ez”, “Loko Kuerdo”, “Tutxi”, “Txapelpunk Txapelpank”, “Fatxa”, compaginadas con una buena muestra de su nueva obra “Punkaren Semeak” (“Esclavos De La Droga”, “Tú y Yo”, “Tabernan”), en la cual tienen fe ciega; embarcando al espectador en emociones salvajes, sobre todo después de la pegadiza “Ese Soy Yo”, para entonarse en conjunto de cara al final de la descarga, con himnos de sabor Ska-punk ochentero como “Beti Aurrera”, en homenaje al Gaztetxe de su pueblo y lanzarse a tumba abierta a una carrera desenfrenada de ritmos bailables en “Tabernan” y “Euskadi”, con unos incondicionales en las primeras filas que se dejaron la piel junto a ellos, ganándose meritoriamente la fidelidad del resto de asistentes.