Aún recuerdo cuando a finales de los 90 Saratoga editó “Viento de guerra”, disco que nos presentaba a un jovencísimo cantante, para casi todos desconocido, llamado Leo Jiménez. Su maravillosa voz, unido a su gran tirón, llevó a Saratoga a cotas de popularidad enormes, desde 1999 hasta 2006, en que separan sus caminos, con la banda aun con grandes picos de popularidad.

Leo Jiménez es una persona inquieta, y de hecho ha participado en muchos proyectos, hasta comenzar su carrera en solitario, primero como 037 y a partir de 2012 como Leo Jiménez, para abarcar un ramillete más amplio de estilos dentro del Metal.

Con estas premisas, por un lado tenía mucho interés en ver como respondía su voz a las nuevas composiciones y, por otro lado, ver cuál era la respuesta de la gente ante la convocatoria del que es considerado, con razón, el mejor cantante de Heavy metal del estado.

Desgraciadamente la gente no respondió acorde lo que se merece Leo Jiménez y apenas un par de centenares de personas nos reunimos para disfrutar de su actuación.

Había pasado ya casi una hora desde que se abrieran las puertas cuando comenzó la actuación del único protagonista de la noche; una cosa que me hubiera gustado es que hubiera habido telonero para, primero, dar una oportunidad a una de las muchas y muy buenas bandas que tenemos en Cantabria, y, por otro lado, hacer más amena la espera.

Tras una introducción, comenzaba la actuación con “Desde niño”, de su anterior trabajo “Animal solitario”, en el que se le vio muy entregado ya desde el minuto uno.

De su época en 037 recuperó “Condenado”, de aquel “Títere con cabeza” del 2009, con el que se estrenó dicho proyecto, para el que nos pidió que alzásemos las manos con el típico gesto de los cuernos.

Tras esta canción, saludo a los presentes y pidió un aplauso para Adrián de la banda Fiebre, que esta noche les echaba una mano en la guitarra, ya que Antonio Pino no pudo asistir.

Precisamente compañero de Adrián en Fiebre es Tanke, que interpretaría “Misantropía” de su anterior referencia, tras la cual dedicaron “Volar”, del primer disco de 037 a los moteros presentes.

Llegaba el momento de desgranar las canciones de su actual disco “La factoría del contraste”, que se editó a principios de esta primavera, y que es un disco genial; para empezar tocaron la crítica “Hambre”, para seguir con el que fue el primer single de dicho trabajo: “Con razón o sin razón”.

Nueva vuelta al primer disco de 037 con “Bebe de él”, para la cual dejó la guitarra con la que había estado actuando durante todo el concierto, para seguir con “Camino de agua”, del mismo disco de 037, y que será la última de esa etapa que sonó esta noche; como habéis visto todo lo que tocó de 037 fue del primer disco.

Volviendo a su actual trayectoria, recuperó “Vuela alto”, esa magnífica balada que formaba parte de su primer trabajo en solitario “Animal solitario”.

Ni que decir tiene que la gente estaba encantada con la actuación del de Fuenlabrada, muy bien respaldado por Adrián y Rufo a las guitarras, Edu al bajo y Carlos a la batería; y el ambiente iba a subir de nivel cuando, tras revindicar las raíces árabes de nuestra cultura, interpretó su versión del “Ojos así” de Shakira; me llamareis lo que queráis pero me encanta como les queda esta versión.

Tras un breve momento de afinación en la que invitó a un chico del público a subir a contar un chiste, llegó la interpretación eléctrica de “Caballo viejo”, canción que han recuperado de su disco de rarezas y en directo del pasado año llamado “20 años tras el apocalipsis”.

De vuelta a su primer disco en solitario y con la colaboración del Tony Mero de Cuernos de Chivo, interpretarían la potente “No hay más canciones para ti”, tras la que toda la banda se retiró, a excepción de Carlos que nos deleitó con un extenso y ameno solo de batería.

De nuevo sobre las tablas y con Tony Mero, llegó el momento de “Soy libertad”, la canción que abre el actual trabajo, tras la que animó a la gente para que cantasen con él en “Tu destino”. La nota curiosa fue que en pleno ataque guitarrero, salió Tony Mero con una guitarra de juguete para unirse a ellos.

Tras una breve retirada a los camerinos, volvieron para, a petición de alguien del público, cantar a capela “Getsemaní”, del musical Jesucristo Superstar y que está presente en su último disco.

Y llego el momento de recordar a la banda con la que se dio a conocer: Saratoga. Para ello interpretó un par de canciones de ese discazo que es “Agotaras”; primero la maravillosa balada “Parte de mi” y luego la cañera “Resurrección”. Creo que en aquel momento todos estábamos como en una nube.

Desgraciadamente el concierto estaba acabando, tras casi dos horas, pero antes tocaba rendir un homenaje a Mecano y recordar su época en Stravaganzza, con “Hijo de la luna”, con el propio Leo haciéndose cargo de las guturales y con fuego como despedida a la actuación.

Así se despedían de todos nosotros, con la banda acercándose a saludar a las primeras filas y con la sensación de haber visto un conciertazo en toda regla. Tuve la suerte de poder sacarme una foto con él tras acabar el concierto y me pareció un tío sincero y con las cosas muy claras.

Si alguien dudaba quien es el mejor cantante de Heavy Metal de este estado, y sin querer desmerecer a nadie, aquella noche salió de dudas; gran banda, gran repertorio, haciendo a todos los palos dentro del Metal y sin querer vivir de rentas.

¡¡Muy grande Leo Jiménez y su banda!!

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