Si nunca has visto a La Pegatina en directo, no sabes lo que te pierdes. Y si nunca has visto a La Gran Pegatina, puedes ver lo que te has perdido en el DVD que acaban de editar con el concierto grabado en el Arenal Sound del presente año. Y sí, sigo te has perdido porque La Gran Pegatina fue una Big Band que nació con fecha de caducidad y que el fin de semana pasado se despidió de la escena española (en breve continúan la gira por Alemania y Latinoamérica) con un concierto doble en La Riviera, que sirvieron para celebrar los mil conciertos de la banda en la noche del sábado. Mil conciertos. Ahí es nada. Parece una eternidad desde que en el 2003 unos jóvenes de Montcada i Rexac se atrevieran con el proyecto por entonces llamado “La Pegatina Sound System”. Trece años y cinco discos después, se embarcan en un complejo plan cuyos resultados han sido completamente fantásticos. Han tenido el lujo de colaborar con artistas tan dispares como “Pipo Ti” (Gregtown), Maribel “La Canija” (D´Callaos), “Tuli” (Alamedadosoulna), Victor Guadiana, Miki Florensa o Marcos Crespo para dar una vuelta de tuerca a su propio sonido y hacerlo aún más grande. Tal vez por eso la gira haya tenido conciertos tan alucinantes como los que pudimos disfrutar el pasado viernes en la Riviera.

Pasadas las nueve de la noche se apagó la música de fondo y se encendió la pantalla gigante. Uno a uno, salto a salto, bajo las obras del VJ francés Thibault Chenard y tras una pequeña intro, la fiesta y la alegría decidieron comerse el mundo empezando por la Riviera al ritmo de “Muérdeme”. A pesar de los pequeños problemas que la sección de vientos pareció tener en “Busco” cambiamos de idioma por primera vez en “La Voisine”. Las canciones nos caían encima como sus confetis de colores y en “Non è facile” ya tenían bailando hasta las dichosas palmeras de la barra central de la sala. Lamieron nuestras “Heridas de guerra” al tiempo que llenaban de orden el caos.

La Gran Pegatina funciona como una máquina en la que sus componentes saben perfectamente dónde tienen que estar y llegó el momento en el que Pipo Ti pudo brillar con su propia luz iluminando “La cuidad de los gatos negros”.  Ahora en serio chicos ¿no podéis fichar a Pipo Ti? Sólo por escucharle en “Vamos a por ti” creo que merece la pena. “Sorranchera”, “Rumberu”, mucho calor y un trato excelente por parte de la seguridad de la sala, que durante todo el espectáculo repartió botellas de agua fría entre los asistentes abrieron las cortinas a una preciosa revisión de “Amigos de lo ajeno”.

 “El curandero”, “Bananeres”, “Mamma mía” … tal vez el sonido no era el mejor del mundo, pero daba igual, aquello era tan divertido que, entre rumbas, rancheras y versiones de AC/DC, sólo nos faltaban las pantuflas para terminar de sentirnos como en casa. “La Canija” descalza, envuelta en una falda roja y simpatía, se marcó un “Alosque” de los que hacen época, que para algo sus D’Callaos eran los colaboradores originales. Y con “el pollo del lidl” llegamos a “Lacón con grelos”. 

A esas alturas del concierto yo ya les tenía buena envidia, mirando sus caras podía ver que esos tipos del escenario se lo estaban pasando bien, muy bien. Incluso mejor que la mayor parte de los que estábamos al otro lado. Eso mola. “Y se fue”, “Olivia”, “La Luna” las canciones nos caían encima y según avanzaba el concierto nos llenábamos de tristeza al saber que iba a ser la última vez en la que La Gran Pegatina nos iban a regalar esta fiesta tan especial.

“Lloverá y yo veré” dio paso al último bloque de canciones ya con el público casi sin voz. Presentaciones, agradecimientos, despedidas y el bien amado Chipirón de Bongo Botrako, porque también hubo un hueco para el “Todos los días sale el sol”. Pero claro, no estábamos todos, faltaba Rubén de los Alameda que saltó sobre las tablas a cantar un “Mari Carmen” de los que hacen época y que supuso un auténtico broche de oro en uno de los fin de las gira más alegres a los que he podido asistir en mucho tiempo.