Del doblete punk del pasado viernes 12 de mayo nos llevó a El tubo de Barakado para ver a los vitorianos The Gratix y la banda anfitriona de la noche, Desorden, en un lleno sensaciones, estábamos en un horno panadero, así da gusto ir a conciertos, el poder de convocatoria de algunas bandas locales es envidiable.

Teníamos ganas de ver a los desconocidos, para nosotros, Desorden, banda de cuatro miembros con dos chicas al frente, una a las voces y la otra al bajo, más el guitarrista que apoya a los coros y el batería, este último entró hace unos meses a la nueva formación de M.C.D.

Menos de una hora de actuación donde presentaron sus primeros temas, con sonidos de punk melódico bajo reminiscencias de bandas como Las Vulpes, de las que tocaron su archiconocido himno “Me Gusta ser una Zorra”, con ese deje ochentero que no pasa desapercibido, defendiendo un repertorio tanto en castellano como en euskera, de calado social y lucha callejera.

Consiguieron tener el calor del público y el apoyo necesario para que la actuación se viniera arriba de forma frenética y sudorosa, manteniendo vivo el concierto con temas dedicados a los hinchas del Herri Norte o con la versión de M.C.D., “Todo por Nada”. A pesar de llevar poco tiempo en la escena local, su nombre corre como la pólvora, y algunos festivales de renombre como el Neska Rock se han fijado en ellos, aunque al final no pudieron tocar.

Tras ellos, se dejaron ver algunos espacios en El Tubo, parece ser que el público solo apoya a sus amigos, pero no todo es malo, allí estaban otras bandas locales dispuestas a ver a The Gratix, como fueron Fran y Mariano de MalaNoche, Fabi de Penadas por la Ley, Pepe de Turbofuckers, Txelu de Porco Bravo, el batería de Subversion X, incondicionales que habitualmente van a conciertos.

Tras un cambio rápido, The Gratix volvían a pisar suelo bizkaíno para presentarnos su nuevo disco, el segundo, titulado “Carretera y Manta”, bajo un sonido embarullado donde las voces no se escuchaban limpias, pero es lo que hay en este tipo de conciertos.

Pistoletazo de salida a una nueva gira en la que están dispuestos para comerse nuevos escenarios y hacerse un hueco en el rock nacional, empezaron con “Dinero o Colegas”, con un sonido cercano a Kaos Etíliko o La Polla Records, revolucionando su sonido dentro de este nuevo trabajo más maduro y elaborado.

Su actuación fue a contrarreloj, ya que los conciertos en El Tubo tienen que acabar a las diez de la noche, es decir, que fueron a piñón fijo, tema tras temas, con tonos festivos y reivindicativos como bien nos tienen acostumbrados esta gente de Gasteiz. Comenzaron a presentarnos rápidamente los temas nuevos, de inicio, cuatro del tirón, “No Habrá Piedad”, “Ciudad con Ley”, con un breve parón, para decir: ”Hay Ruido en Barakaldo” y presentarse, “Tu Libertad” donde los coros cogían rápidamente su protagonismo con ciertos aires al disco de “Los Jubilados” de La Polla Récords, o la presentación, del que da título a este nuevo trabajo, “Carretera y Manta”, canción que ya podemos ver en youtube tras la grabación de su nuevo videoclip.

Luego vinieron unos segundos de parón por problemas técnicos con la batería, momentos en el que su cantante, Andoni, rellenó el silencio con el himno a capela de Manolo Kabezabolo, “Nino Gramo”, que termino al grito de !!Grande Manolo!!!. Solucionado rápidamente este parón, volvieron a encarrilar su concierto recordando los temas de su disco debut, con “Educados” y “Consume Rebeldía”, entre risas este último ya que es un tema viejo de cojones.

Pasando a tonos reivindicativos, dedicaron un tema a las fuerzas de seguridad, “Proteger y Servir”, manifestando rebeldía en este sistema con “Democracia”, un final de fiesta que fue todo un toma y daca, contundente y con letras ácidas, que al menos te invitan a no perder conciencia. Y como traca final, apostaron por el segundo de los temas grabados en euskera, “Isil Gaitezen”, una apuesta con los temas más rodados de su primer disco, tales como “No Señor” y “Con lo puesto”, armas que recibieron una gran ovación, donde sudaron la camiseta como cabrones.

Una vuelta a la carretera con pasión y tesón.