Llega el verano y empezamos a darle otro uso, más correcto diría yo, a los campos de futbol (Obviamente, el abajo firmante, el deporte del balón como que no le llama). 

La cita en el Vicente Calderón, bajo unas medidas de seguridad que blindaban el margen derecha del rio Manzanares. El artista en cuestión “La banda más peligrosa del mundo”, hoy, 24 años después, volveríamos a oler la pólvora, hoy tocaba Guns N’ Roses.

Llegamos temprano al penúltimo concierto de la historia del coliseo Atlético (Si, no es el último, queda el de Alejandro Sanz). Llegar pronto a este tipo de citas es primordial, lo teloneros suelen ser grandes descubrimientos.

Como lo fueron Tyler Bryant & The Shakedown, siendo del corazón de Nashville, es fácil deducir la órbita por la que camina su música, los del Mississippi, dan un giro al mítico blues de la zona, aportándole zapatilla con dosis de hard rock que suena a gloria. Si, efectivamente es posible que te suene el nombre de Tyler Bryan, dado que ha girado con artistas de la talla de Jeff Beck, Aerosmith o Lynyrd Skynyrd entre otros, lo cual después de ver el despliegue (muy del estilo AC/DC, por cierto) puedo decir que el puesto del amigo Tyler, en esas bandazas, se lo ha ganado a pulso. Gran descubrimiento el de los The Shakedown.

Seguía la tarde y era turno de Mark Lanegan, el mítico líder de Queens of the Stone Age, paso sin pena ni gloria, no por él ni mucho menos, más bien, por el hecho de que Lanegan no es un tio para estos ambientes, las de abrir para un gran grupo de rock.

Incompatibilidad de estilos que se llama, que haberlas las hay y su comparecencia aquel día fue un ejemplo de ello. Lo de las pitadas, amigos puretas del rock, me pareció extremado.

Llegaba el plato fuerte, 24 años después suenan disparos en Madrid, en las grandes pantallas vislumbramos esos míticos revolver´s calibre 22 entrecruzados con rosas, aquel mítico tatuaje Bill White, que sirvió de icono para la unificación del fracaso de dos bandas (L.A. Guns y Hollywood Rose) surgiendo una mezcla más lógica y memorable de la historia del Rock: Guns N' Roses.

Es el momento, suena intro de Looney Tones… miramos el reloj, 15 minutos antes? Curioso cuanto menos. La música de broma previa a la intro, nos hacia presagiar que aquello era guasa. Parece que tienen prisa (se oía entre el gentío), curioso también, ver que un espectáculo así empiece cuando todavía hay sol.

De broma nada, suena “It's So Easy” y la locura a la par del mal sonido estallan al unísono, que  gracias al olor de la pirotecnia que acompaño el ultimo acorde de las primeras canciones, hacia más real el encentro.

Allí estaban dándolo todo (alguno más que otro) liderado por Axl Rose y custodiado por 55.000 seguidores/acérrimos gunners.

Parecía que en “Welcome to the Jungle” la cosa de sonido mejoraba, para volver a decaer, para nada el espectáculo y en buen hacer de Slash fiero y tremendamente acertado con su elenco de guitarras, su pose genuina (Guitarra hacia arriba sujeta en el muslo) arranco delirios con sus solos, el mejor músico encima del escenario, con permiso de Duff McKagan un auténtico ejemplo de saber envejecer, la pasión rubia Mckagan resolutivo 100%,  tremendamente correcto al bajo, en el momento que tenía que apretar allí estaba, cuando no, coros y si disponía de un minuto de relajación, se recorría todo el escenario brutal el de Seattle.

Siguiendo con el Show, sonaban las míticas “Chinese Democracy”, “Double Talkin' Jive”, “Better” “Estranged” aderezadas por la pólvora de los artificios y por unas proyecciones a la altura del acontecimiento. Primera versión “Live and Let Die” de los Wings con McCartney,que junto con,  “Attitude” (Misfits ), “Black Hole Sun” (De Soundgarden, gran homenaje a Cris ), “Speak Softly” (Nino Rota), “Wish You Were Here” (Pink Floyd cover) y “The Seeker” (The Who) fueron algunas que cace al vuelo.

Según caía la noche el sonido mejoraba, nunca al nivel de la cita, pero la gente más lejos de ondear en aspectos técnicos del sonido, se dejó llevar por lo primordial del momento: G´N´R, tantos años después volvía a España.

Claro que sonó “Civil War” y  “Coma”, siendo entre esta y  la genial versión de Nino Rota, donde  tocaba presentar a la banda. Enésima muestra de quien manda en G´N´R, un Axl que ya no es ni sombra de lo que fue, con voz solemne acompañado de un silencio roto por la primera nota de un solo estratosférico del amigo Slash, las notas de la mítica canción de El Padrino, nunca sonaron mejor.

Más si la que le precede es “Sweet Child O' Mine” sin duda el summum del delirio, ya no valía decir que la cosa no sanaba, solo con ver el disfrute de las 55.000 almas, merecía la pena. 
Poco quedaba y sería un error no destacar a Dizzy Reed y Melissa Reese a su aportación con las teclas y sintetizadores, al amigo Richard Fortu, que con un empiece distante solvento los solos que le tocaban, de las peores papeletas, las que llevaba Frank Ferrer flojo, pero con pegada en los momentos necesarios.

Axl no nos dejaría de sorprender, no solo por enseñarnos su colección de chupas de cuero (negra, roja, blanca, de serpiente, de mamutt…) a juego con sus sombreros, se atreve como antaño a ponerse delante del piano, y bueno, con menos anillos lo mismo interpreta mejor

“Wish You Were Here” y “November Rain” las cuales sonaron bastante bien (Para vuestra información, y seguramente no os sorprenda, Slash no se subió al piano).

No falto el guiño a Dylan con “Knockin' on Heaven's Door” y para acabar el set con, un inolvidable “Nightrain” coronaba la noche.

Llegamos a los bises con las mejores balas de estas pistolas, “Don't Cry”, “Patience” y el frenesí en forma de confeti de “Paradise City”  junto las carreras “lentas” de Axl  (Ya no estamos para trotes como los de antes) de arriba a abajo del gran escenario.

Así acababa un esperadísimo Show, el cual premió más el espectáculo que la música, dando lugar al disfrute de los más acérrimos a la banda, los cuales sin duda alguna estarán más que orgullosos de lo acontecido.