Las giras Route Resurrection, siguen sumándose a la programación nacional con mucho éxito, una de ellas la de Paradise Lost, Pallbearer y Sinistro, pero no será la única, en el 2018 bandas de la talla de While She Slleps, 36 Crazyfists, Comeback Kid en enero o Black Label Society en marzo, nos visitarán, y todo gracias a la gente del Resu. Gratas confirmaciones que esperemos se reflejen dentro de los primeros anuncios de la próxima edición del Resurrection Fest, quien sabe.

Miércoles 25 de octubre, día laboral que seguramente influyó por la mermada afluencia de público, rozando las 300 personas, que tampoco está mal, además esa semana los bolsillos pasaron factura, dos días antes tocó Udo Dirkschneider y días después lo harían Ordan Ogan y Rhapsody of Fire en la capital bizkaina.

Pero no hay escusas, nos visitaban uno de los pesos importantes a nivel mundial del doom metal o metal gótico, una banda de culto que tuvo su proyección a inicios de los noventa con varios discos importantes, “Gothic” o “Icon”, calibrando su trayectoria con trabajos más experimentales de sonidos densos, dejando atrás los sintetizadores y sonidos eléctricos en una de sus etapas.

Como bandas invitadas contaron con la presencia de los portugueses Sinistro y desde Arkansas, Pallbeare, dejando una noche de sonidos envolventes y canciones melódicas de sonoridad densa y participativa hacia la espiritualidad humana, una noche de contrastes e intimista, descubriendo nuevas bandas que nos dejaron momentos mágicos y experimentales, una línea ascendente que se acerca al rock progresivo.

Los primeros en subirse al escenario, los portugueses Sinistro, que los descubrimos hacía escasos meses en el Resurrection Fest actuando en el segundo escenario principal al atardecer, con una chica al frente, Patricia Andrade, voz cálida y emocional, mostrándonos las canciones de su último trabajo hasta la fecha, “Semente”, a la espera del próximo que editarán el 5 de enero de 2018 bajo el nombre de “Sangue Cassia”.

Una puesta en escena protagonizada principalmente por los movimientos envolventes de su cantante, contorneando la cintura y gesticulando con manos y brazos constantemente, un camino inquietante con una voz exquisita, mezclada con el resto de instrumentos de calidad indiscutible.

Buena puesta en escena que nos atrapó sin piedad, sus estados experimentales fueron regalos para nosotros, incluso mezclaban su música con la de su tierra como es el fado, incluso se les llegó a oír cuando iban abandonando el escenario en dirección a los camerinos.

Desde Arkansas, EEUU, llegaban Pallbearer, que repetían visita por esta zona tras actuar hace como tres años, en la Sonora de Erandio junto con los americanos Yob, una formación cuya premisa son los sonidos doom metal más experimentales y progresivos, alcanzando un sonido personal y animando a la peña antes de la salida de los protagonistas de la noche, Paradise Lost.

Su frontman y guitarrista, Brett Campbell, es un puro nervio, se colocó a la derecha del escenario y no en el centro como suele ser habitual, con espacio suficiente para moverse e interactuar con su compañero de armas, Joseph D. Rownlad al bajo, aprovechando un rol más participativo desde ese espacio tan visual.

Concierto de menos a más, intensamente fortalecido desde el inicio con los temas de su último trabajo “Heartless”, el tercero de su carrera, abriendo fronteras y tirando hacia un sonido contemporáneo dentro de su género, con influencias nutridas de uno de los más grandes, Pink Floyd.

Entre sus temas, destacaron “I Saw The End” con ese videoclip que en su día nos dejó maravillados, y también “Thorns”, sonidos densos con guitarras marcadas, registros melódicos que fueron alzando dentro de un instinto manejable como es el metal progresivo.

Y ahora, los cabezas de cartel de la noche, los siempre fríos, Paradise Lost, que venían a Bilbao para presentarnos su nuevo disco, “Medusa”, ante un Nick Holmes, líder de la banda, que se mantuvo poco comunicativo durante toda la noche, salvo para presentar alguno de los temas o mostrar su agradecimiento a las bandas que les acompañaban en esta gira.

Realmente cuando les hemos visto en grandes festivales, mostraban más empatía con el público y demás, pero esa noche en Bilbao, nada de nada, a pesar de ello, el concierto lo vivimos al máximo dejando en segundo plano la sequedad del ambiente.

Es grato ver en el set list de la banda, como se ha ido llenando en los últimos años con los temas de sus últimos discos de estudio más los himnos consagrados que nunca desaparecerán de sus directos, su faceta agónica y voz abrasiva siempre estarán presentes.

Comenzaron con un tema de su último trabajo de estudio, “Medusa”, dando el pistoletazo de salida reencontrándonos con los sonidos más crudos y pioneras de la banda, hablamos de “From The Gallows”, pasando rápidamente a sonidos más abiertos, “Tragic Idol”, tema que dio título a uno de los discos más accesibles y comerciales de Paradise Lost.

Un inicio selectivo, un muestrario de los últimos trabajos de estudio recurriendo al “In Réquiem” del 2017 con el tema bélico “The Enemy”, registros accesibles para todos los públicos con gran participación de los coros. También mostraron su faceta electrónica con sintetizadores y samplers a l ahora de mostrarnos uno de los temas del disco “Symbol of Life”, el elegido fue “Erased”, con coros femeninos pregrabados que hacían acto de presencia por primera vez.

Sus guitarristas, Greg Mackintosh, postureo y oscuridad tipo post punk, y Aaron Aedy, participativo al cien por cien, imprimieron brillo a las canciones, bien conjuntados y alineados como si fueran el ying y el yang. El concierto avanzaba, los nuevos temas hacían acto de presencia, “Medusa” y “Blood and Chaos”, equilibrio significativo con un tema oscuro y otro primitivo.

También escuchamos canciones con arreglos pregrabados de viento, dentro de su faceta más melosa gracias a “An Eternity Of Lies” o “Ash I Die” otro de ellos con esa magia espiritual que a veces les caracteriza. Empezaron a despedirse, pero antes recordaron a uno de sus discos ejemplares como fue “Icon”, el tema elegido, “True Belief”.

La tanda de bises estuvo compuesta por tres canciones, dejando un concierto de poco más de 90 minutos y 16 temas interpretados, volvieron a salir a escena tocando “No Hope in Sight”, de uno de sus recurridos trabajos “The Plague Wittin”, continuando con otra novedad discográfica, “The Longest Winter”, y de nuevo expresarse con “The Last Time”, himno de otro disco imprescindible, “Draconian Times”.

Concierto caracterizado por la frialdad de la banda, pero sin duda, mantienen intacto su estatus como banda de culto, pioneros del doom metal y fieles a su sonido bajo una concepción renovada, además no viven solamente de sus trabajos consagrados, sino que sus últimos discos de estudio son un plus de Paradise Lost.