En diciembre vivimos una de las últimas grandes veladas de metal del año con la gira de Napalm Death, Deathrite y Looking for an Answer, los sonidos grindcore estuvieron presentes la noche del 7 de diciembre en la Sala Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz.

No dudamos en acercarnos a la capital al igual que otras 300 personas más, mitad de aforo de la gran sala vitoriana y que tan gratos momentos nos ha dado en estos últimos años, allí nos juntamos unos cuantos, veteranos militantes de conciertos y otros que no dudaron en acercarse para recordar tiempos pasados.

A Napalm Death les hemos visto recientemente en el Resurrection Fest, ahora regresaron para celebrar el veinte aniversario de su disco del 97, “Inside The Torn Apart”, por delante tenían once fechas más por la península, para demostrar su actitud y su fortaleza sonora.

Los primeros en subirse al escenario fueron los alemanes Deathrite, con un sonido de metal, un cruce muy directo con los Entombed y el death metal con el punk hardcore, en una actuación de cuarenta minutos, suficientes para calentar al personal y hacer mover los cuerpos situados en las primeras filas.

Su último disco hasta la fecha en un Ep de siete pulgadas llamado “Where Evil Arise” compuesto por solamente tres canciones, una nueva entrega de desolación y velocidad, un pulso agónico que bien han plasmado en sus tres discos y otros tantos singles.

Su crudo sonido y la pegada de su batería, nos metió en faena, también los riffs densos y el bajo distorsionado, un continuo doma y daca con temas que no pasaban de los cuatro minutos de duración, envueltos en salvajismo bajo atmósferas de un auténtico infierno, entre ellos, “Infernal Dominion” y “Where Evil Arises”.

Tras ellos, una de nuestras formaciones estatales que está irrumpiendo con fuerza estos últimos años, los madrileños Looking For an Answer, estandartes nacionales del grindcore, una pena que no entren más en los carteles de los grandes festivales de metal de la península.

Su último disco se llama “Dios Carne”, y se editó el pasado mes de abril, un arsenal sonoro capaz de tirar abajo los tabiques y la estructura de la sala, pero la Jimmy Jazz es fuerte y resiste, ya lo hizo con Suicidal Tendencies y Ratos de Porao meses atrás.

concierto de cuarenta y cinco minutos, dejando un ambiente caldeado para el cabeza de cartel de esa noche, también dejaron el listón muy alto con una soberbia actuación. Hablando de su último disco, comentar que ha llegado al mercado americano de la mano de Willtropi Records, tanto en Cd como en Vinilo, también está por toda Europa gracias a Foad Records, demostrando que están haciendo las cosas bien y que pueden llegar muy lejos.

Al frente está Santi a la voz, un tío capaz de mutar con un amplio bagaje de registros, tanto guturales, agresivos o melódicos, más sus vaivenes de molinillos con la cabeza, dotando agresividad a su música y descargando adrenalina durante toda la actuación.

Dieciocho temas, lógicamente su último disco muy presente en su set list, los dos primeros temas que sonaron llevan el mismo orden que en la grabación, “Defragración” y “La Carne de Leviatan”, luego fueron apareciendo cinco temas más.

Contraste de canciones que entraban sin piedad a una velocidad extrema, una cobertura agónica y veloz, los instrumentos eran golpeados a 1000 por hora, una bestialidad. Mientras nos seguían fusilando, recordaron su disco del 2011, “Eterno Tebrinka” con una serie de canciones que no llegaban a los dos minutos, “Tapias de Cemento” o “Revelación”, cortes rápidos y poderosos.

Siguieron destripando su más reciente trabajo con “Mártir Matarife” y “Némesis”, hirientes y realistas con esa degradación del planeta tierra que transmiten sus letras. Una soberbia actuación que redondearon con “Estandarte de Huesos” y “Escoria”, levantando al personal con continuos pogos y siendo aclamados en el momento de interpretar la última nota.

Estábamos en las puertas de la violencia, llegaban los putos Napalm Death, a estas alturas de la noche el público estaba calentito, dispuestos a someterse al buen hacer de los ingleses, que repasaron sus 36 años de historia, con Bartney al frente, Shane Embury al bajo, Jhon Coocke a la guitarra y Danny Herrera a la batería.

Muchos recordaron cuando visitaron la desaparecida Sala Elefante Blanco de la capital alavesa allá por el año 95, nosotros íbamos al instituto y en aquellos años vimos a Pantera, Clawfinger y Biohazard, y empezábamos nuestro periplo de conciertos hasta nuestros días.

El concierto no bajó de intensidad en ningún momento, lo teníamos muy difícil para hacer fotos y nos llevamos unos cuantos empujones así a lo tonto, se nota que la gente tenía ganas de esta actuación.

Un set list de 21 temas, repasando su más reciente disco del 2015, “Alex Predator - Easy Meat” y alimentando la nostalgia de otros trabajos como “Scum” del 87, un viaje al pasado de la primera época de la banda.

Un toma y daca constante empezando con “Alex Predator - Easy Meat” y “Silence is Deafening”, encarrilando una actuación donde la base rítmica de Herrera y Shane Embury salía airosa con ese letal sonido primitivo, mientras tanto, Beatney, imprimía velocidad, lanzando patadas y recorriéndose al milímetro el escenario, de izquierda a derecha, sin descanso, parece que no pasan los años para él.

Temas rápidos con un minutaje de unos tres minutos, que hilaban sin parar a un ritmo salvaje que nos dejó sin aliento, sonando “Smash a single Digit” o “Stubbort Stains”, doblegando al personal con cambios de ritmo capaces de descarrilar un tren que circula a toda velocidad.

El público gozando con continuos pogos, incluso alguno intentó subirse al escenario para tirarse, dos lo consiguieron y nos aplastaron a todos, dejando una firma de una gran velada que tardaremos en olvidar.

En definitiva, un concierto muy rápido con ritmos infernales y crítica social y política, con esas canciones con mensaje de la talla de “Suffer The Children”, “The Code is Red...long live the code” o “How the years condemn”.

También con un par de versiones, arriesgadas sin duda como fueron “Victims of a bomb raid” de Anti Cimex o “Nazi Punks Fuck Off” de Dead Kennedys, tema que Napalm Death inmortalizaron como single en el año 1981, en contra de todo ataque fascista, y que como himno, les ha acompañado en todos sus conciertos en la parte final de su actuación.

Nos quedaban la unión de dos temas, “Adversarial / Copulating Snakes”, tras ese pequeño descanso que se tomaron antes de volver a repartir cera y dejarnos con una sonrisa en la cara, son un icono del grindcore y nuevamente lo han demostraron.