Los Zigarros finalizaron un año lleno de éxitos, alzando su bandera que desprende puro rock & roll, muchos meses girando sin parar, erre que erre con su música y llevando en el corazón las palabras RnR, pasión y actitud. En esta recta final de su fantástica gira, pasaron por Bilbao la noche del sábado 20 de diciembre, colgando el cartel de entradas agotadas en el gran Kafe Antzokia, un premio a su insistencia, ha pasado por Bilbao unas cuantas veces y siempre atrayendo a más público hasta llegar al lleno, y eso lo han conseguido con su fantástico segundo disco de estudio, “A Todo que Sí”. En el 2017 también han conseguido más logros, como tocar con sus satánicas majestades, The Rolling Stones, en Barcelona el 27 de septiembre.

Media hora antes de abrir las puertas, ya había gente esperando, las ganas de ver a los valencianos en el Antzokia crecía por minutos incluso alguno buscara una entrada de última hora. Diez minutos más tarde de la apertura de puertas, abrieron y veinte minutos después, empezó la banda invitada de Los Zigarros, Tacoma, formación con músicos experimentados, que poco a poco y con los pies en el suelo, van creciendo a su manera.

Músicos que en los 90 se jugaron los cuartos en formaciones como The Flying Rebollos o Los Cuatro Elementos, que en la actualidad siguen manteniendo su pasión por la buena música y su calidad musical con sus respectivos instrumentos es indiscutible. En los últimos meses les hemos visto rular por un montón de garitos, incluso estuvieron presentes en la última edición del Azkena Rock Festival, también fueron conocidos en sus inicios como Flaming Riffs, pero decidieron cambiarse de nombre a Tacoma no hace mucho.

Cuarenta y cinco minutos por delante, con trece canciones apuntadas en su set list, muchas de su presente y fantástico disco debut “Tacoma”, iniciando la actuación a un ritmo eléctrico y rockero con los tres primeros temas que aparecen en dicha grabación, “Acelerado” entregado en melodías y estribillos, “Ni Todo lo Contrario” y “Perro Vagabundo”, con una dosis de riffs y blues.

Les hemos visto en pequeños locales graduando su ritmo vertiginoso y cercano, y en el Antzoki les vimos su otra cara, se desenvolvieron bien en un gran escenario, siempre, expandiendo gran actitud. También hicieron alguna cover bien elegida, como la de Los Deltonos y su conocido tema “Gasolina”, muy original la verdad.

Masticamos su sonido rockero más directo con “Una Necesidad”, y vimos su lado más canalla que tira al rock clásico, “Malas Compañías”, dedicada a buena parte de sus amigos que se habían acercado desde Portugalete, lugar que tiene un sonido característico con esos The Flying Rebollos liderando la escena local y del cual perteneció en su día el guitarrista Txus Alday, recordando uno de sus himnos, “Perseguido”, canción que habían preparado para que subiese a colaborar el cantante de Flying, pero al final no pudo ser por problemas personales de última hora.

Ya en el ecuador del concierto, Edu Piñeiro, cantante, se quitó la camisa mostrando su torso desnudo empapado en sudor, allí se marcó el tema “Marina”, que anunciaba poco a poco que las últimas balas de la noche estaban llegando, un tema reivindicativo contra la violencia de género, esa lacra social que aparece todos los días en los telediarios y prensa escrita.

Escuchamos “I Belive in Miracles”, tema festivo de los Ramones, una de sus influencias y de cualquier banda de rockandroll, marcando el final del concierto con dos últimos temas, “En mis Trece”, canción que no aparece en su primer disco y “Sustancias”, con un toque funky rock, afilado y eléctrico, un tema ideal para termina esta actuación.

Tras ellos, las estrellas de la noche, Los Zigarros, dispuestos a presentar en Bilbao sus nuevas canciones como si de un huracán se tratase, montaron una buena, desde el minuto uno, las primeras filas fueron un auténtico hervidero, bailando y cantando sin descanso, se nota que las visitas de esta gente a la capital bizkaína han sido muy seguidas y no hay año que no falten.

Ovidi y Alvaro, hermanos de sangre, lideran una formación incombustible, un proyecto que nació tras su salida de Los Perros del Boggie, allí ya apuntaban maneras, con esa formación les vimos en el viejo San Mamés abriendo para los australianos AC/DC.

Una hora y cuarenta y cinco minutos tenían por delante, veinte temas con un sonido atronador, una ecualización perfecta y unas voces totalmente limpias, un concierto óptimo para ser ingerido, ideal para dejarse llevar por las vibraciones que se generaron en el Kafe Antzokia.

Arrancaron con fuerza con “Antes de los Muertos” y “Baila Conmigo”, primeros de los temas de su nuevo disco, un trabajo más melódico con canciones templadas en medios tiempos, guitarras sin ataduras y que saben posicionarse en el lugar adecuado. Un sonido influenciado por el rock madrileño de los Tequilas, con tonos canallas y barriobajeros como los Burning, más a elegancia de The Rolling Stones, incluso tienen cierta cercanía en los gestos y palabras como Carlos Tarque en M Clan.

Siguiendo con el rock sureño en “Voy Hacia el Mar” o su novedad discográfica con “Tenía que probar”, con aires oscuros del rock más psicodélico y primitivo con el que a veces se atreven.

El público iba entrando en calor mientras sus temas afilados iban saliendo, ese rock festivo con ese cruce mágico de Alejo Stivel y Ariel Rot con “Que harás, amor” o “Odiar me Gusta”, un grito al cielo que nos dejó un momentazo, los hermanos cruzándose con firmeza.

Ya en la mitad de su concierto, casi tiran abajo el Antzokia con tantos watios, entre coros y movimientos, de esos que aparecen en los grandes conciertos, interpretando “¿Qué demonios hago yo aquí” y “Tendrías que haberla visto bailar”, que revolucionaron el directo que bien encarrilaron rápidamente con “Resaca”, otro pildorazo enérgico de su nuevo disco.

Los coros del público volvieron a aparecer en “A Todo que sí”, y luego una sorpresa con los riffs de Nirvana de su conocido tema “Smells Like Teen Spirit”, llevada a su antojo, finiquitada, por su puesto, con todo el apoyo del respetable, pero ese no fue el único guiño a sus influencias, sino que, en algunos temas, como en el caso de “Hablar, Hablar, Hablar”, hicieron un escarceo con el inglés gracias al clásico “My Sharona” de los The Knack,

Se despidieron por primera vez con el nutrido riff eléctrico de “Dispárame”, un tema que respira aire australiano, luego volvieron, esta vez con Alvaro con una cabellera india encima de la cabeza, subieron el volumen y dieron caña con “Dentro de la Ley”, y de nuevo, con un guiño a “You Really Got Me” de los Kinks, para subir la temperatura aún más buscando la complicidad con el público.

Este concierto de Los Zigarros será difícil de olvidar, son puro nervio sobre el escenario y eso nos gusta realmente.