Sábado seis de enero, últimos coletazos de la puta Navidad y sus seres errantes de centro comercial. Ante tanta luz parpadeante, árboles y demás parafernalia, Barakaldo Punk Rock City vuelve a ser la mejor alternativa (como casi cualquier otro fin de semana) para un buen concierto punk: Penadas por la Ley tocan en la Riojana Rock, bar de toda la vida que lucha por mantener la música en directo viva, liderado por una incansable Edurne que a pesar de las trabas no cede ni un milímetro en su objetivo de sacar adelante el garito.

Para las siete y media empieza a notarse la presencia de público. Gente que viene con algo de tiempo, teniendo en cuenta que el bolo está anunciado para las ocho, para echar alguna cerveza, saludar a conocidos y amigos, lo de siempre. Van sonando de fondo temas de grupos de la zona, "Cruda Realidad" de The Barrenos, "Verano del 86" de Putakaska, alguno de Distorsión... Lo de siempre, insisto. Como estar en casa: confianza, calidez y buen rollo. Cuando por fin nos hemos congregado más de "unos cuantos” suben a las tablas Penadas, con Naty a la voz y guitarra, Fabi al bajo y voz, Galder con la batería y Fran MalaNoche colaborando con guitarra y coros. Esta colaboración se alargará lo que dure la gira de presentación de su último disco "Malos tiempos para la libertad", lanzada el (no hace mucho) pasado 2017.

Una breve presentación, agradecimientos, "cagarnos en la puta monarquía y que le den por culo a los reyes" y ya está liada. Abren con "Tumbas en el mar" y seguido "Ciegas y ciegos", ambos temas de su último trabajo que calientan al personal con letras tajantes y ritmos certeros. Con la efectividad que las caracteriza dan paso a los dos siguientes cortes, "Tu suerte" y "Real dekreto", extraídos de su tercer álbum "Hirugarrena", para después introducir "Lejos", que compuso Fabi en su última visita a Argentina y que saca a relucir la nostalgia por la tierra. Sin apenas perder tiempo continúan alternando canciones de los dos últimos discos con alguna del segundo "Sueña, vive & peka", por ejemplo el de nombre homónimo y "Dominador".

Como si se tratase del fin de un bloque del bolo, un bloque marcado por la celeridad, llega el momento versión con "Corazón de tango" de Doctor Deseo. Para aquellos que piensen que la banda reproduce fielmente los sonidos lánguidos de la pieza original, diré que nada más lejos: la llevaron a su terreno de punk rock subiendo el tono de la melodía y agilizando la batería, pero imprimiéndole ese sentimiento y entraña que de por sí tiene la canción, y ellas mismas.

A partir de este momento el ritmo de la actuación se vuelve algo más espontáneo y relajado, las pausas entre temas aumentan y escuchamos más agradecimientos por parte de Naty y anécdotas que se remontan a veinte años atrás, cuando empezaron su andadura como grupo musical. Todo ello mientras intercalan temas de los dos últimos álbumes en su mayoría, como "Despierta", "El miedo", gran tema, "Mi libertad" para los que no encajamos en esta sociedad que impone sus modelos, "Malos tiempos para la libertad" o "Invisibles". Miro a mi alrededor y no consigo ver el final del local, hay muchas caras de por medio observando individualmente, pero todas más o menos con la misma expresión: satisfacción.

Llega el momento de cerrar, no sin antes dedicar unas palabras a Galder, batera, para quien será su último concierto con la banda desde que se uniera a ella en 2013. Suena "No es no", con su rabia implacable, y terminan con "La piel", de su primer disco grabado en 1996. Veintiún temas tocados con facilidad aparente y que llegan, cada uno a su manera, directos a los presentes. Aún sobra algo de tiempo, así que deliberan unos cuantos minutos en el escenario y vuelven para cerrar con la última batería de canciones, nada más y nada menos que tres versiones de Eskorbuto: "Os engañan", "Antitodo" e "Historia triste". Agradecidas por el público, como siempre que se trata de los temas de los de Santurce, pero lo cierto es que, al menos en mi caso, ya estaba todo más que dicho con el repertorio de Penadas por la Ley.

Pasada la hora de concierto, me quedo con una curiosa sensación de dualidad: es difícil superar a estas tías en cuanto a ser tajantes y directas en su mensaje, podría incluso esperarse que generasen agresividad en los seguidores porque no se andan con poesía, y sin embargo crean una atmósfera alegre, una suerte de rollo amable y de camaradería, como si el hecho de protestar fuera algo natural y cotidiano, necesario y beneficioso, cuando lo cierto es que cada día se reprime y penaliza más.

Un gran trabajo.