El 20 de julio nació el festival Gijón Life, y cuenta con las actuaciones de grandes artistas como: Bunbury, Il Divo, Maná o Dani Martín entre otros. Trece días llenos de música, para todas las edades y distintos gustos, con fiesta y arte en la ciudad Asturiana en pleno verano, todo esto en un recinto habilitado en el parque de los Hermanos Castro.

Insonoro acudió a la cita con Bunbury y sus Santos Inocentes en su gira “Expectativas Tour”, la que cuenta nada más y nada menos que con setenta fechas en doce países alrededor del mundo, ahí es nada. Visitará nuestro país en dos tandas, la primera en diciembre del pasado año, y la siguiente éste verano.
 
Ocho meses después allí estaba, cubriendo éste concierto. En la zona de entrada antes de comenzar, junto al resto de fotoperiodistas, recuerdo sentirme igual que meses atrás cuando lo presencié por primera vez, con los nervios a flor de piel. La espera se hace eterna, el corazón se encoge y sólo esperas que todo fluya bien: que el escenario tenga una altura apropiada, que haya una buena iluminación y que el equipo fotográfico y/o los nervios no te falle. Al fin es la hora, entramos en el foso, el bello se pone de punta al oír al público aclamar y saludar a su estrella.

Vimos salir a escena y posicionarse a los Santos Inocentes, y acto seguido a un Bunbury lucir diferente del que pudimos ver en el inicio de su gira el pasado 2 de Diciembre en Santander, y es que durante sus conciertos ha cambiado varias veces de atuendo, siendo cada cual más llamativo e inesperado. El de ésta ocasión era un traje con chaqueta rojos, y unas botas de cuero marrones.

El grupo comienza a tocar cinco de los temas de su último trabajo “Expectativas”, y empieza a sonar la intro de “La ceremonia de la confusión”, la fantástica y fluyente canción que inicia su disco. Abre la canción el fantástico saxo de Santi del Campo, que como en cada tema de que hoy veríamos, queda perfecto. Esta es una de esas canciones que se te quedan grabadas, por sus ritmos y letras pegadizas, de la cual pudimos disfrutamos todos. Según acabó éste agradeció a su público el poder estar ahí y añadió, que ojalá pueda estar más veces.

Acto seguido otro gran tema, “La actitud correcta”, que vuelve a empezar con el saxo. Un rock and roll muy animado y variado. Podemos ver a un Enrique entregado y casi ensimismado interpretar cada tema con pasión y su abrumadora experiencia.

El fantástico “En bandeja de plata” fue el tercer tema escogido para ésta actuación, y con él terminaba nuestra escasa presencia en el foso, (siempre sabe a poco).

En su siguiente canción “Cuna de Caín”, llena de matices, y dónde hizo una interpretación memorable, (una de las que más me gusta de su último álbum) disfrutamos cantando cada estrofa. Al público se le veía muy entregado y animado en todo momento, con las manos en alto y cantando durante toda la noche.

Para mi sorpresa tocó el tema estrella de su último trabajo, “Parecemos tontos”, que reúne lo mejor del disco con sus músicos, su letra sarcástica y una interpretación divina.

Y para sorpresa de muchos, el zaragozano eligió varias canciones de su anterior etapa de Héroe, y es que cuando tocó “Tesoro” el clamor de los asistentes era notable.

Hizo un repaso a varios álbumes de su carrera en solitario, tocando así: “El anzuelo” muy funky y “El rescate” del disco “El viaje a ninguna parte”, dónde el saxo vuelve a fluir y le da un suculento toque, “Despierta” de su exitoso “Palosanto”, y “Hay muy poca gente” de “Hellville de Luxe” entre otros.

Volvió a tocar un mítico tema de Héroes del Silencio: “Héroe de leyenda”, el cual produjo que el público más veterano lo diera todo cantando al sol.

“Que tengas suertecita” del álbum “El viaje a ninguna parte” es otro de los clásicos del artista que no podía faltar, con un tono más desenfadado y animado.

En “Mar adentro” del álbum “El mar no cesa” de Héroes, Enrique sacó su guitarra acústica para tocar éste movido tema junto a sus guitarras: Álvaro Suite y el gran Jordi Mena, sin duda saben cómo levantar al público.

Tocaron también “De todo el mundo” del disco “Consecuencias” antes de presentar a sus inocentes.

Pero sin duda, para mí y para muchos de los allí presentes, y aunque el plato fuerte hubiese sido el trabajo que da nombre a la gira, el momento álgido de la noche fue cuando empezó a sonar el mítico tema “Maldito duende”. Aquel momento lo viví igual que meses atrás: incrédula e inesperadamente emotivo. Y es que es imposible no emocionarse cuando oyes esos acordes y sus letras. Y para más inri, ésta es la canción que elije Enrique para bajar, cantar y contactar con el público, (éste normalmente eufórico por el momento que están presenciando) Así que en un momento pasas a tener muchas emociones diferentes al unísono, así es un concierto del gran Bunbury y su banda.

Toda la banda salió del escenario pero la gente pedía más y más. Cuando el ídolo volvió a salir a escena, portaba un sombrero y un foulard al cuello, anunciando que era hora de abrir el “cabaret”.

“De mayor”, “El extranjero” y “Me calaste hondo” de su disco “Pequeño” fueron las siguientes representadas en ésta cita, y en la canción “Infinito” volvió a bajar al foso mientras saludaba a los más cercanos de lado a lado.

Dejó para el final los temas “Sí” y la mítica “Lady blue” de su antiguo álbum “Flamingos” que todo el mundo cantaba.

Y concluyó el concierto pidiendo a todos los asistentes que iluminasen la noche con sus teléfonos móviles en el bonito tema dedicado a su compañera de vida y fotógrafa Jose Girl: “La constante”, canción cuya letra habla de todo lo que ella significa para él. Entre largos aplausos y ovaciones se despidieron los músicos.

El despliegue de luces en ésta gira ha sido impresionante, siendo parte de un show muy cuidado y espectacular sensorialmente, y afortunadamente la arquitectura del escenario del Gijón Life se ha moldeado estupendamente a cada artista como hemos podido ver en otros conciertos

El espectáculo siempre está garantizado tratándose de Enrique Bunbury y los suyos. Ésta gira es concretamente explosiva y no deja indiferente a nadie. Esperamos tener la suerte de poder acudir una tercera vez, porque hoy me voy con un gran sabor de boca y con la sensación de ver a un artista de unas dimensiones monumentales.

Como dice el incombustible: “Nada ocurre de casualidad”.