Svetlanas prendió la mecha y Rat-Zinger hizo estallar el detonador en una noche de infarto.

La noche del jueves 23 de agosto, sexto día de fiestas de Bilbao, los italo-rusos Svetlanas y los vascos Rat-Zinger compartieron tablas en un Kafe Antzokia bilbaíno que sin llegar a completar aforo, si que acogió a decenas de espectadores dispuestos a dejarse llevar por los rabiosas y contundentes melodías de ambas bandas.

A las 23:00h. arrancó el explosivo acto con el cuarteto Svetlanas sobre las tablas. A los italo-rusos, liderados con desparpajo por la activa Olga a la voz y bien respalda por Ricky, Diste y Steve, les habíamos visto meses atrás en el Gaztetxe de Arrasate. Y cuando nos enteramos de su regreso señalamos en rojo la fecha en el calendario.

Las sensaciones con las que salimos del Gaztetxe de Arrasate (Gipuzkoa) en aquella ocasión fueron muy satisfactorias y esta vez, no hicimos sino corroborar aquellas impresiones. El cuarteto Svetlanas es pura energía y adrenalina sobre un escenario, especialmente la fuerza de sus canciones y por toda la agresividad y descaro que muestra su vocalista en cada movimiento.

En Bilbao este grupo afincado entre la rusa Moscú y la italiana Milán descargó una decena de canciones. Piezas suficientes para provocar los primeros pogos de la velada y hacer suda una sala, que aunque no escondió que los verdaderos protagonistas de la noche eran los miembros del combo local Rat-Zinger, brindaron todo su apoyo al cuarteto Svetlanas.  

Arrancaron su actuación con "Jump" y "Lose control", sendos cañonazos que nos auguraban un directo de lo más inflamable. El punk y el hardcore van de la mano en las canciones de esta formación vetada en la Rusia de Vladímir Putin, por ello que hayan tenido que trasladarse a Italia, y que en sus conciertos disparan sin piedad cortes como "Tell me why", "Put your middle fingers up" o "Pyromaniac".

 Ya estamos deseando volverles a tener de nuevo en alguna de nuestras salas.

Tras el paso revolucionador de Svetlanas, llegó el momento de Rat-Zinger de rematar la noche. Mientras sonaba la intro fueron colocándose en el escenario, y para cuando arrancaron con "Dios salve a Ronnie Biggs" lucían los cuatro medias cubriendo la cabeza. Desde el primer momento estuvo claro que el concierto iba a estar sobrado de carácter, como siempre, pero había algo más... una especie de seguridad tácita que daba por hecho que allí se iba a liar.

En efecto, así fue. No es que se salieran excepcionalmente de lo que suelen ofrecer en sus actuaciones, pero me dio la sensación de que en energía y potencia aumentaron unos cuantos grados. Quizás fuera la circunstancia de estar tocando en Aste Nagusia junto con otra banda que no dejó a nadie indiferente, quizás fuera porque el público era la gente de siempre que no nos perdemos una si podemos, quizás porque ellos mismos estaban decididos a arrasar, a saber. El caso es que ardió el Antzoki durante aproximadamente una hora y media. Calor. Sudor.

El repertorio fue el de siempre más o menos, con los temazos habituales que se sucedían sin tregua ni piedad bien acompañado de esa actitud cabrona y desafiante, agresiva, que caracteriza a los bilbaínos. "Uno de los nuestros", "Rock´n´Roll para hijos de perra", "No habrá piedad para nadie", "Soy un kalashnikov", la versión de Motorhead "Tenéis speed", por mencionar alguna de las muchas canciones. Como en otras actuaciones, repitieron colaboración nuestro compañero Josetxu Insonoro, fiel seguidor y amigo de la banda, y Titus de Radikal HC, entre otros.

Cuando parecía que se marchaban, volvieron a salir al escenario para rematar un concierto que nadie quería ver terminar. Como siempre, un placer disfrutar en directo de la música de Rat-Zinger.

En general, una noche donde la inmediatez primó: acción-reacción, aquí y ahora, no hubo margen para la reflexión ni el babeo mental de crear una conclusión. Se sintió y punto. Y después la sensación se transformó para siempre en recuerdo, y a quemar Aste Nagusia. Hasta otra.