Esta es una noche de rock&roll. Haciendo honor a la canción de cuatro chavales de Navarra, se presentaba otro festi más en el Gaztetxe de La Kelo (Santurtzi). Los culpables: La buena gente de Pititako Irratia a los que dentro de poco volveremos a escuchar por las ondas, seguro (animo!). Los cómplices: Las Orejas del Lobo y La Gripe. Las víctimas: Las cerca de 100 personas que nos acercamos a la “Euskadi Tropical” que dice algún piti-sobas.

Con unas horas de adelanto nos plantamos en el lugar de los hechos. Calentar motores era esencial pero al parecer el de más de uno estaba gripado. Probaba sonido La Gripe y se veía que aquellos tíos tenían madera, años en el escenario les delatan. Por entonces, el cadáver andante del bueno de Jorge, cantante de Las Orejas del Lobo, hacía presencia por La Kelo. Pobre, qué ojos.

A eso de las nueve salían a escena cuatro músicos y un moribundo, que pidió perdón por su “delicado estado de salud” (ni perdón, ni na, con dos cojones ahí estuviste!!). Cerca de una hora de repertorio de autentico rock&roll se marcaron Las Orejas del Lobo, demostrando que son un grupo que va a dar mucho que hablar en un futuro. Temas propios como En el número 3 o Me revienta el corazón junto a versiones de Esturión, Loquillo o el aplaudido popurrí de otros grandes, Los Perezosos, que a más de uno nos trajo recuerdos de una noche memorable de hace ya más de un año. El grupo se despidió con Toda una vida de Eslabón, primer grupo de Jorge y Germán y Ramón (guitarras). Esperamos veros pronto de nuevo.

Era el turno de La Gripe a quienes escuchamos pero que prácticamente no vimos. Hay quien dice que, como a los teloneros, les falta un punto de mala leche, a otros les aburren. Yo, después de su concierto del Viña y de éste, creo que son un grupo más para escuchar que para ver en directo, al menos esa impresión me quedó, quizás con el tiempo cambie de opinión. Lo que es indudable es que son unos músicos como la copa de un pino y por lo visto en La Kelo una gente bastante humilde.

El virus andaba suelto y las caras de algunos de los presentes lo delataban. Un par de tragos en el Gaua y a casita. Algunos se quedaron con los aborígenes hasta bien entrado el mediodia....No se por qué, mi cabeza iba a estallar. Así que Katxorro, arranca que nos vamos.