Fotos:
Jorge Palacios // Crónica: María Gómez
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Otra noche más nos sumergimos en la magia de la
música, esta vez de la mano de Dr
Sapo, Albertucho y Los reconoces. Era 9 de diciembre
y hacía un frío de cojones (ya se sabe,
“va a llegar la navidad”), pero daba igual,
porque este era uno de los conciertos que siempre tienes
en la cabeza pero que nunca has podido vivir. Así
que por fin íbamos a cumplir un sueño, ver
a estas tres pedazo de bandas juntas y en vivo. Por fin
tendríamos la oportunidad de conservar para siempre
en la memoria aquel día.
Pensábamos que asistiría
muy poca gente, por eso del puente de la constitución,
no por nada más, ¿eh?, aunque la ocasión
lo merecía y con creces... me alegro de haberme
equivocado. La bilborock
estaba bastante llena, sobretodo con los dos primeros
grupos. Pienso que al igual que nosotros, mucha gente
no quiso desaprovechar la ocasión de ver durante
casi una hora a cada una de las bandas. La verdad es que
era perfecto, porque así no se hacía ni
corto ni largo. Digo esto teniendo en cuenta que no son
grupos para pegar botes y el cuerpo se resiente ¡jejeje!...
Como en la vida tienes que saber lo que vas a ver, y aunque
no era un momento para desfogarse dando brincos, sí
que lo era para corear a viva voz todos sus temas y para
ver descargarse arte en estado puro, saber hacer y muchas
tablas.
Al primer grupo de la velada
no le habíamos visto nunca, así que después
de machacar su “Al tran tran”
en innumerables ocasiones, estábamos ansiosos por
saber cómo se desenvolvían en un escenario.
Ya habían comenzado
su actuación cuando llegamos, pero daba igual,
todavía quedaba mucho por delante. Nada más
entrar vimos al cantante jugando con un sombreo cow-boy
al más puro estilo cabaretera (sin rencores, ¿eh?)
;)
Este grupo fue el que más
me motivó y me enganchó, quizá porque
no había disfrutado nunca de ellos. A pesar de
sólo contar con un disco en el mercado se notaba
que sabían lo que se hacían, se les veía
compenetrados, se apreciaba que disfrutaban, y consiguieron
animarnos durante todo el rato. Bueno, aunque también
es verdad que no lo tenían
demasiado difícil, porque ¿quién
no va a mostrar entusiasmo con los temas que te ofrecen?.
Tocaron todos los himnos
de su disco, si no recuerdo mal. Me da un poco de vergüenza
decir esto, pero parece increíble que el cantante
tenga esa voz que tiene. No sé, te lo esperas más
de tíos que miden casi dos metros...
Que el cantante fuera alto
o bajo era lo de menos... Lo importante es que los temas
se marcan a fuego en tu mente cuando los oyes “in
live”, así que hoy, mañana,
y siempre, cuando deje la mente en blanco sé que
se me escapará alguna estrofa de “Los calzones”,
“Si mi sol”,
“Canciones de papel” o “Taka
taka”...
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Albertucho
se subió, con su larga bufanda que le llegaba hasta
los pies, a cantar un tema con ellos, pero no os voy a
engañar, sinceramente, no me acuerdo de cuál
era. Después se despidieron no sin antes presentar
a toda la formación.
Luego le tocó el
turno a éste, imaginaros cómo le recibió
el público. Es todo un artista que casi
no requiere ni presentación, para mí es
un genio musical, porque cuando escuchas sus temas te
contagian una alegría especial, te atraen de una
manera distinta a como lo hacen otros muchos músicos...
El poeta nos brindó
las canciones que ya conocemos como “Descuida”,
“Mi conciencia”, “Vivir viviendo”,
“Basura en la que nacen flores”, “Frío”,
“El pisito”, “Mi voz”, “Matanza
de almas”, “Mi estrella” y “El
ángel de la guarda” (con la que cerraron);
perteneciendo todas a su primera creación “Que
se callen los profetas”.
Aparte de todos estos, también
disfrutamos de un adelanto de su nuevo trabajo, con composiciones
que en directo no suenan nada mal. Visto lo visto, la
espera hasta Febrero se hará eterna. De éste
nos deleitaron con “La persiana”,
“Triana”, “Pelos
de gato”, “El país de los televisores”
(que me llamó mucho la atención) o “No
existe el viento”.
Y además, por si
esto fuera poco, nos ofrecieron una versión de
los míticos Barricada.
Es una de esas formaciones
que en directo ganan un montón, le imprimen más
ritmo y aceleración a los temas, con la voz te
quedas flipadísima, no te cansas ni un momento,
en fin, ¿qué más se puede pedir?...
También sé
que salió el cantante de Dr Sapo con ellos pero
del tema ni idea. Me tendré que empezar a llevar
una libreta porque ando fatal de memoria.
Para finalizar también
se presentaron todos, a los que, por supuesto, aplaudimos
fervorosamente, de la misma manera que a los anteriores.
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Cerraban Los Reconoces. Ardua
tarea, porque los demás habían puesto el
listón muy alto, pero estábamos seguros
de que saldrían airosos y nos dejarían muy
satisfechos.
La pregunta era clara y
la respuesta también, ¿cómo no les
íbamos a reconocer?... Es casi imposible no quedarse
en la memoria con esa voz tan peculiar, con esos coros,
con esa maestría, con esa maña que se dan,
tanto fuera como dentro de los escenarios, con ese derroche
de energía...
Tocaron muchos de sus temas,
entre los que destaco “No
creo nada”, “Miel”, “En
balde”, “La caja tonta”,
“La risa” (durante la cual se presentó
la formación), “Cráneos privilegiados”,
“Contratiempos inertes”...
Todo esto para después cerrar con la archiconocida
“Me lo guiso como puedo”, convertida ya en
toda una manera de presentación del buen hacer
de Los Reconoces.
Su actuación me pareció
impecable y excelente, lo reconozco, lograron culminar
una noche perfecta de la mejor forma posible.
Y después de tres
horas increíbles nos marchamos a casa más
contentos que unas pascuas.
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