COLABORACIONES
 Reseña
 
Jose Antonio Garcia y El Hombre Garabato "Cuatro tiros por cabeza"
  23/10/2014     
  Rafa P. Pérez
 
Es la primera vez que compro un disco antes de que este se grabe. Ha sido fácil conociendo a los artistas, y tan temerario como jugar a la ruleta rusa con una pistola de agua. Este disco, al alimón entre José Antonio García y el Hombre Garabato, rescata del olvido la fórmula de disco compartido. Recuerdo cuando compre uno así, al fiftyfifty, entre Los Rebeldes y Los Ilegales a finales de los ochenta. No ha sido esa la única novedad, como habréis podido imaginar, el disco ha salido adelante por medio del mecenazgo o crowfouinding.
 
Así, por una cara, encontraremos cuatro temas defendidos, con la pasión que le caracteriza, por El Pitos. La voz que resonará en mi cabeza, hasta mi último día, cuando vengan a ella recuerdos de 091 (y arriban todos los días). En una de estas cuatro canciones vemos la firma de José Ignacio Lapido, No Puedo Prometerte Nada Más. Un tema en su línea compositora, un rock con sello propio, con unas letras rebozadas en poesía. Lo más cerca en nuestros días de Los Cero, y tal vez, lo máximo a lo que podemos aspirar los nostálgicos. Otro de los temas está firmado por Antonio Arias, Lagartija Nick y ex 091, poniendo más leña, si cabe, a esa morriña. También cuentan con la aportación de Eric, de Los Planetas, entre otros.

Las colaboraciones hablan por sí solas de la sintonía entre músicos de una misma ciudad, donde la música es un sexto sentido. Las cuatro canciones son directas, de ahí el título del disco, y van desde la combativa y comprometida, Julio del 36 (bonustrack en el formato CD), hasta la más alegre Nubes de Colores. En cada una de ellas queda impresa el alma del granadino, dando lo mejor de sí, que no es poco, y dejando la marca de raza de quien vive para eso, aunque eso no le dé para vivir. Su afinada garganta nos deja infinidad de guiños, y un pasaporte para sacarle lustre a todos los estados de ánimo.
 
La magia de las cosas nos sirve para explicar que, para encender la conexión generacional, solo es necesario cambiar de cara el disco. Y allí, en este elegante vinilo blanco, aparece El Hombre Garabato en perfecta sintonía, aun con la diferencia de edades y circunstancias. En sus cuatro canciones siguen demostrando que lo suyo no es flor de un día. Brillantes canciones con luz propia como El Desastre o De Tripas Corazón, donde siguen ahondando en ese rock indie, con guitarras contundentes, ritmos lapa y harmoniosos coros vocales.
 
Sin duda es un disco con dos caras A, como la moneda del tramposo. A mi juicio sería un grave error no hacerse con él. Se puede adquirir en vinilo, en CD y descarga digital. La mezcla perfecta de los ochenta y nuestros días. Disco compartido como los de antes y crowfounding. La unión de dos épocas para formar un hito en el tiempo.
 
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