La banda malagueña Icarus Crash nos presenta su cuarto disco oficial, tras más de 16 años de trayectoria y haber recibido diferentes reconocimientos como el de mejor videoclip auto producido del programa "En Construcción" de La2 TVE en el año 2009 o el de mejor banda de Pop-Rock 2010 en el certamen andaluz Málaga Crea Rock.
Esta banda, que abraza diferentes ramas dentro del pop y del rock sin aparentemente ponerse limites, está integrada en la actualidad por Antonio Crash, a la guitarra y voz, Juanky Smith a la voz y guitarra, Carlos al bajo y los más recientes incorporaciones de Nicolas A. Huguenin a la batería y Shude Shadadpuri al teclado, aunque éste último no tomó parte de la grabación del disco.
Desde luego lo que más llama la atención a primera vista, además de la portada y el diseño llevado a cabo por Juan Carlo Fernández (Juan-K) ex batería de la banda pero que también ha colaborado en la percusión de algunos temas, es el formato en que se presenta este disco, ya que estamos ante un digipack-USB, una forma más ágil de escuchar la música y es que te lo puedes llevar contigo a todas partes. Es probable que esto sea el futuro de la música.
El disco ha sido grabado en los Estudios Ática de Málaga durante el 2017, producido por la propia banda junto a Sergio Muela, siendo la primera parte de este disco masterizada en Nueva York por Joe Laporta, mientras que la segunda parte lo fue en Buenos Aires por Andrés Mayo.
Y es que, como acabáis de leer, estamos ante un disco que se divide en dos partes: una primera parte más guitarrera llamada "Vacaciones en Titán", que consta de 13 temas, y una segunda más relajada y que aparece como disco extra, llamada "Atasco en Saturno".
Si algo he de decir del disco es que, pese a contar con 23 temas, no se hace para nada largo gracias a la variedad estilística y a la calidad de las piezas que nos encontramos una vez nos ponemos a escuchar el disco que se inicia con "Tres contra dos", una canción con un ritmo contagioso pero, lejos de ser un tema comercial, aporta muchos matices interesantes, tanto en los dibujos de guitarra y bajo, como en el uso de sintetizadores sin abusar de ellos. Buena canción para iniciar.
La siguiente canción es la más que interesante "Eloy", con un ritmo más acelerado, pero con un sonido más desenfadado y unos coros muy pegadizos, siendo una pieza muy bailable y quedona, con una voz principal a la que han sacado mucho juego.
El comienzo de "Polvo de estrellas" me recuerdo ligeramente a una canción de Ilegales, pero la canción luego va por otros derroteros más guitarreros que la canción precedente y con de nuevo los teclados dando un punto al tema, que cuenta con partes muy contundentes y donde, una vez más, es destacable los recursos vocales de su cantante.
El comienzo de "Celofán" ya nos da pistas de que estamos antes un tema tranquilo, con un aire muy pop, pero buscando en todo momento aportar más matices, lo que hace del tema una canción de esas en las que hay que estar atento a todos los detalles, algo muy habitual en la banda, acabando de manera más guitarrera.
En "La quinta dimensión" nos encontramos con un tema más guitarrero, cercano a los sonidos más populares de la década pasada, con mucha contundencia e intensidad en la música y un estribillo que está muy logrado. Sensacionales las guitarras.
También de manera relajada comienza "Sapitisan Desare", una pieza en la que encontramos locuciones en ingles, siendo un tema lento y breve que da paso a "La Cueva", un tema que parece querer adentrarnos en una senda más cercana al post rock, aunque luego coge un cariz más próximo al pop contundente, siendo una pieza muy pegadiza, con un estribillo muy constante y con un final más animado.
Nos encontramos con la canción que da nombre al disco, "El invierno solo dura una semana" (se nota que no son de Cantabria jeje), con un comienzo tranquilo, en el que los instrumentos van entrando de manera escalonada, con una presencia inicial de los sintonizadores, que luego dan paso a un mayor presencia de las guitarras, que suena con mucha fuerza.
Seguimos avanzando el disco con "Bello punto azul", un tema que tiene un aire más alegre y que cuenta con la presencia de Juan-K a la percusión, configurando una pieza muy pegadiza y muy cercana al pop más accesible, pero con ese toque personal de la banda.
Pasamos ahora a "Como un denominador", una canción más guitarrera, que contrasta con la anterior, aunque la presencia de sintetizadores es importante durante buena parte de la canción, que es más rockera que el resto del disco, pero con ese toque especial de la banda, donde cada instrumentos cuadra a la perfección y nada está de relleno.
La siguiente canción es "El monstruo final", con un divertido y contagioso sonido de gutara y con unos coros muy bien trabajados, en un tema que parece querer ser como una demostración de lo que la banda puede mostrarnos, siendo una gran canción, quizás de los que más me ha gustado del disco y que queda coronada con un gran solo de guitarra hacia el final del tema.
Unas guitarras acústicas nos adentran en "Napalm", de nuevo con la presencia de Juan-K a la percusión, siendo una pieza bastante tranquila e intimista que va acelerándose por partes, mostrándonos esa combinación entre frescura y relajación que nos trasmite el tema.
Y para acabar esta primera parte, nos encontramos con "Kuno contra los Kaijus Kilaakianos", que es una pieza muy tranquila, con sonidos de trozos de locuciones, y un estribillo muy constante, sirviendo de epilogo a este maravillosa primera parte del disco.
La segunda parte del disco se inicia con "Atila Kasac", una breve pieza donde las guitarras acústicas son las principales, aportando una sonoridades muy agradables y que parecen recuperarse en "Vida cartesiana", una bella pieza, con un sonido muy alegre, trasmitiendo buenas vibraciones y positivismo.
Nos llevan ahora a "El viaje", una pieza tranquila y relajada que nos vuelve a mostrar la cara más sosegada de la banda, con unas guitarras acústicas que arropan a su vocalista que tiene mucho protagonismo, en una pieza que cuenta con muchos efectos que enriquecen la canción.
La siguiente pieza, "Yamya y Kenke", es un tema muy animada que en cierta forma nos recuerda al pop rock de los 90, siendo una pieza muy pegadiza y de las que se te quedan grabadas por esa energía que nos trasmite. Quizás la mejor canción de esta segunda parte o al menos la que más me ha gustado.
Un cariz distinto tiene "Infinitos, que es una dulce pieza tranquila, con las voces dando mucha clase y mucho estilo a una pieza muy calmada de esas que te relajan y te hacen centrarte en todos los matices de la misma.
También muy calmada comienza "Juzga la reina", una canción muy tranquila pero donde son los teclados los que llevan el peso, dando al tema un tinte más futurista, por decirlo de alguna manera, pero siempre sin salirse del sonido propio de la banda.
En el siguiente tema, "Esperanza", nos volvemos a encontrar con la presencia de Juan-K a la percusión, así como a Gema Cuellar, que aporta su voz en una canción muy relajada pero muy intimista y donde la voz femenina dota de magia a esta pieza, con una bella guitarra acústica muy presente.
También tranquilidad nos tramite "Puzzle", una pieza muy dulce y que es un ejemplo del intimismo que la banda nos quiere acercar en esta segunda parte del disco, con un estribillo muy sencillo pero muy efectivo y que se queda grabada en nuestra cabeza. Vamos acercándonos al final del disco con "Psicoeloy" que es de alguna manera la continuación del tema "Eloy", con un cariz más pausado y relajado pero de alguna manera manteniendo el espíritu de dicho tema.
Acabamos el disco con "Chocoplanet De Melfior", una pieza que se inicia con un aire futurista y donde diferentes locuciones nos introducen en un tema donde los teclados arropan las voces que repiten un estribillo, mientras la canción va perdiéndose en el infinito.
Muy buen trabajo de Icarus Crash, con una parte más guitarrera y animada, y una segunda parte más intimista y relajada, pero en ambos casos dejándonos piezas de enorme calidad, unas más para bailar y otras quizás para escuchar con más calma y relajación, unas para disfrutar en un concierto y otras para saborearlas a solas.
Es de agradecer que, en estos tiempos donde la gente suele editar productos de usar y tirar, bandas como Icarus Crash se centren en hacer un disco largo, pero no pesado y mimando todos los detalles, desde la presentación exterior hasta el contenido del USB.
Sin duda este disco debería suponer un espaldarazo en la trayectoria de la banda y es que la valentía, dedicación y el tesón de la banda, así como su calidad, deberían de ser recompensados.
20/06/2018 
Txutxy Cano 
