¿Puede una banda con un solo álbum venir cuatro veces a Madrid el mismo año y llenar las cuatro veces? La respuesta a esta pregunta tiene nombre propio: Linaje. Esta formación que presentó su ópera prima en la Rockville el último día de febrero de este año no ha parado de colgar carteles de “no hay entradas” desde entonces. ¿El secreto de su éxito? Un rock fresco, desenfadado y sincero envuelto en un carisma que ni se compra ni se aprende; simplemente se tiene o no se tiene. Y Aarón, Cuiri, Asier, Aimar y Alain lo tienen.

Con este carisma y su LP editado por El Dromedario Records a principios de 2025, se presentaron en la madrileña sala Changó el pasado 3 de octubre dispuestos a ofrecer su mejor versión a su ya incondicional público y, ya de paso, enamorar a quienes los vieran por primera vez.

La fórmula es aparentemente sencilla: ir desgranando uno a uno los temas que componen el disco (o la mayaría de ellos) y además hacerlo ignorando casi por completo el set list originalmente planteado, complicando así enormemente la labor de redacción de aquellas personas que tuvieran ecomendado escribir una crónica.

Y eso fue exactamente lo que hicieron, empezando con “Ay, Morena Mía” que ya permite entrever cierta influencia flamenca y un carácter desenfadado y sincero en la composición de los temas, interpretados además por unos músicos que sienten visiblemente lo que están tocando y que ni pueden ni quieren disimular lo a gusto que se encuentran sobre el escenario.

El guion no difería mucho, al menos sobre el papel, del resto de conciertos de esta gira, aunque de una forma o de otra nunca es lo mismo, no hay dos conciertos iguales… a veces ni siquiera parecidos. La ejecución de los temas es tan íntima y visceral que hace que sean únicas, alejándose de la tendencia actual de muchas bandas a tenerlo todo estrictamente programado.

Así pudimos sentirlo con “Desataron a los Perros” o “Querida Libertad”, de la misma manera que con las dos versiones incluidas en el repertorio, una del “Todos Mirando” de Barricada y otra, cómo no, del clásico atemporal de Los Suaves “Malas Noticias”, para la que contaron con la incombustible voz de Doxa, el señor Txema Benítez, inmediatamente antes de poder disfrutar del saxo de Oier en “A Remojo”.

Y allí nos encontrábamos los centenares de personas que abarrotábamos aquella noche la sala, con el corazón en la mano y rendidos a cinco músicos que se habían propuesto arrancarnos el alma y lo estaban consiguiendo… y sólo íbamos por la mitad del show.

Fue más o menos en este momento cuando Aarón mantuvo una breve llamada telefónica con Alén Ayerdi para, a continuación, informar en primicia que en abril de 2026 cerrarán la actual gira en La Riviera y que las entradas ya estaban disponibles.

Tras un breve descanso afrontamos el tramo final con una deliciosa interpretación de “Aún Me Duele” con Óscar al violín; una reivindicación del euskera a través de “Askatu ezazu ilea”; el habitual duelo de percusión entre Aarón y Asier (que, a nuestro juicio, volvió a ganar Asier, aunque su contrincante se acerca cada vez más). Contrincante que ha convertido en costumbre bajar, al menos una vez, del escenario para perderse entre su público haciendo que éste enloquezca, como pasó durante “Nunca Quise tu Esqueleto”, canción con la que cerraron el show y se despidieron de Madrid prometiendo volver pronto.

Quien os escribe ya ha marcado la próxima fecha en rojo y os recomienda encarecidamente hacer lo mismo.