Hacía muchísimo tiempo que no me reía tanto, y es que después de ver al Reno Renardo salí de la sala Heaven como si hubiese rejuvenecido 10 años. Suelen decir que con el paso de los años cada vez nos reímos menos, una auténtica lástima ya que vamos perdiendo una de las pocas cosas que son gratis y que nos hacen estar más contentos y ser más felices.

A pesar de haberme recomendado a este grupo unas cuantas personas y aunque sabía que tenían todos sus discos en descarga directa en la web, iba completamente a ciegas al concierto, sin haber escuchado más que “Subnormix” esa misma tarde, pero eso sí con unas ganas tremendas de pasarlo bien y de dejarme llevar. Como suelen decir la intención es lo que cuenta.

Me confundió un poco el ambiente tan heterogéneo que había formado para ver a esta banda, gente de todas las edades y de todas las faunas y tribus urbanas posibles, mucha juventud y mucha expectación creada, con las primeras filas ocupadas desde bastante antes de que empezara el concierto.

El reno en persona salió al escenario para comenzar a dar paso a una banda que consiguió caldear el ambiente desde el primer tema. Además le pudimos ver unas cuantas ocasiones sobre el escenario y nos encantó su particular forma de bailar.

Yo como no tenía ninguna idea de qué tipo de música hacían, que bien podía ser punk o rock o lo que fuera, cuando vi subirse al escenario al señor Mikel Torralba empecé a sentir miedo. Una enorme presencia que luego confirmó mis más temibles presagios cuando le vi cómo rasgaba las seis cuerdas, ¡madre mía!.

Me llevé una sorpresa tremenda porque ya sabía que me iba a reír y a pasar un buen rato, pero como se suele decir no solo de pan vive el hombre, y me dejaron con los ojos como platos, y es que no solo son divertidos sino que encima simple y llanamente tocan de la hostia. Así que además de tener letras que consiguen conectar con tus más bajos instintos y pensamientos, sí con esos que pocos se atreven a comentar, esas cosas que nadie dice pero que a todos nos pasan… además de eso te regalan los oídos con una música buena y trabajada.

Con todo ello, me quedé encantada y no puedo más que gritar a los cuatro vientos hasta desgañitarme la garganta: “¡¡Tenéis que ir a ver a El Reno Renardo!!”. Luego la gente me dice, “sí… esos se parecen a tal o a pascual”. Evidentemente comparten con muchos grandes grupos el gusto por la ironía pero van mucho más allá como ya he comentado por la música que practican, así que opino que tienen una seña de identidad propia y una nota de distinción bastante característica.

Con el espectáculo que montaron aquella noche no es de extrañar que allí hubiese más de 200 personas viéndoles, bueno lo raro es que no hubiese más, pero claro meter esa gente hoy por hoy en Cantabria es todo un éxito.

En poco más de una hora y media nos dejaron algo más de una quincena de canciones, empezando por “Cipote ancho” y finalizando por “Crecí en los ochenta”. Entre medias pasamos un rato estupendo, el público no paraba de pedir otra y otra, entonando las canciones de rabo a cabo, perdón de cabo a rabo, desde los primeros acordes como si no hubiese un mañana, y no les dejaban tiempo ni para respirar. Aunque si mal no recuerdo, después de rescatar de la memoria la época ochentera, se marcaron de regalo una canción que no habían escuchado ni los más acérrimos seguidores.

Los temas que a mí más me gustaron por su socarronería fueron el segundo “Señoras”, ¡ese gran espécimen viviente!, el que habla de la insufrible desesperación que padecemos cuando peta el pc, “Ctrl + Alt + Supr”, y el descojono generalizado ya vino con la desternillante y feroz crítica en “Espera farru que me quito”.

El momento del calentón generalizado y de arrimar cebolleta llegó con “El bogavante”, luego ya nos dieron una estupenda lección de maestría con “Tu hamster” y después se me acabó de desencajar la mandíbula de reírme con “Subnormix”, y sobre todo con la parte en la que hablan del patio de la cárcel.

Para ir finalizando nos llegó la lección de inglés, y acabamos hablando como un gentleman de Manchester, que sí, que sí, que “Chicken es pollo”, y ya para acabar de rematar la faena nos trajeron muy buenos recuerdos con “Crecí en los ochenta”.

La actuación de El Reno Renardo me encantó y repetiré seguro si tengo la oportunidad.