Una duda existencial flotaba en nuestras cabezas desde primeras horas de la tarde ¿Sería capaz Ozzy Osbourne de lavar la pobre imagen ofrecida en la anterior edición del Azkena Rock y recuperar nuestra confianza lastimada o por el contrario evidenciaría nuevamente una alarmante baja forma física?. No obstante, antes de llegar a dicho meollo de la cuestión, no debíamos de pasar por alto las actuaciones que le precedían puesto que si por algo se ha caracterizado siempre el Azkena es la de ofrecer año tras año una programación musical de nivel equilibrado y muy alto, además siempre se da el caso de que alguna banda protagoniza la sorpresa agradable del día

Por si no hubiéramos tenido bastante con el calor del día anterior, el viernes arrancaban los conciertos bajo un sol todavía más abrasador, propio de los meses de verano, menos mal que este año los conciertos comenzaban más tarde lo habitual, a partir de las 18:15 y era mucho más llevadero. Aún así muchos fueron los valientes que se atrevieron a desafiar esas altas temperaturas participando en los primeros conciertos del día. Nosotros preferimos guardar fuerzas y emprender la aventura con Pontus Snibb, el trío sueco liderado por el guitarrista y vocalista de Bonafide, que no se dedicaron a perder el tiempo sino a ganarse al público con un impecable sonido, mucha clase y al mejor estilo AC/DC, clásicos riffs herencia del hard-rock de comienzos de los años 70 ejecutados con convicción y corazón, favoreciendo a que el público mantuviera la atención y acabase como auténticos posesos ovacionando su jovial energía y magistral dominio del escenario. 

Con esas tan buenas vibraciones nos fuimos deprisa a ver a una de las bandas más prometedoras de Euskadi, nos referimos a los irunenses Lisabo, cuya asombrosa capacidad 
cerebral en aunar sonoridades salvajes y fuerte dosis de math rock instrumental-experimental, les coloca definitivamente en la estela de grupos como Fugazi o sus coterráneos Lif y Dut. Sonidos absolutamente progresivos y caóticos, unidos a una puesta en escena intensa, desconcertante y de gran fuerza interpretativa. Si ya era bien singular su pauta de emplear dos baterías, la incursión de otro bajista, sumada a la cada vez mayor solidez de sus guitarristas fomenta un tremendo crecimiento musical sostenido en la combinación instrumental de sonoridades bien dispares.

Tal vez había muchos que pensaban que a la banda escocesa Gun le quedaba igual dos telediarios a causa de la marcha de Toby Jepson (Fastway, ex Little Angels) pero después de ver el show ofrecido en Gasteiz, en el que se dejaron el alma, sonando increíblemente poderosos, estimo que muchos habrán cambiado rápidamente de opinión y es que salieron con todas de la ley, a revalidar que están hechos para tocar en grandes festivales, sonando en momentos excesivamente rockeros y con el carisma preciso para salir victoriosos de un concierto así.

Si bien Dante Gizzi, quien ha vuelto a hacerse cargo de las voces, dejando otra vez aparcada su faceta de bajista, no estuvo cómodo del todo, sintiendo la falta de oxigeno en determinados momentos, aparte de exteriorizar una mediocre desenvoltura sobre el escenario, aún así nos aplastó con una lección de elegancia vocal en la ejecución mayormente de los temas nuevos “Last Train”, “Break The Silence” o “Butcher Man” , mientras el resto de la banda iba dejando detalles que daban fe que de técnica van tan sobrados como de sentimiento.

Con viejos clásicos como Better Days, “Steal Your Fire" y “Shame On You” nos hicieron viajar a las estrellas y tocar un pedacito de cielo, haciendo gala de aquella energía vintage que los aupó al éxito en la década de los noventa. ¡Deberían volver a estar en lo más alto de la escena de rock alternativo europeo!

Una huida por aires sureños, es lo que esperábamos de Rich Robinson, líder de los Black Crowes, un show basado en los sonidos más puros de la América profunda pero cuál fue nuestra sorpresa de presenciar un set de pasajes relajados, que si bien empezó sonando de una intensidad emocional y una belleza fuera de serie, terminó cansando por sus cadencias lentas y ritmos demasiados pausados. Sin embargo, a pesar de no encontrarse quizás en su hábitat natural, sus acertadas versiones a Velvet Underground (“Oh Sweet Nuthin”) y Neil Young (“Cinnamon Girl”) conmovieron al respetable.

- Gone Away
- It’s Not Easy
- Station Man
- Lost And Found
- Standing on the Surface
- Light of the Sunset Moon
- Oh Sweet Nuthin’ (Velvet Underground cover)
- What Is Home
- Yesterday I Say You
- Cinnamon Girl (Neil Young cover)

Aunque les duela a muchos está más que comprobado que el festival se ha abierto a nuevos sonidos, al universo heavy e incluso a sonoridades más duras, como esas de “patadas en la entrepierna” y si no es así que pintaba un grupo tan contundente como Black Label Society en el cartel. Uno de esos grupos que cuando ves en directo te dejan totalmente perturbado por su fuerza, garra y metal corrosivo, vamos por sus cojones. Zakk Wylde, el líder indiscutible del grupo, es todo un ejemplo a seguir, un músico completo y muy talentoso, uno de esos músicos miden las victorias por triunfalismos individualistas, de esos capaces de pegarse un solo demencial de diez minutos y quedarse tan pancho, a pesar de que gran parte del público se lo reproche seguidamente por concebirlo fuera de lugar o hacerse destacar por encima del resto de sus compañeros, saliendo a escena ataviado con una cabellera de plumas indias a interpretar con una absoluta ampulosidad una demencial ”Crazy Horse”.

Ofrecieron un repertorio letal para romper tímpanos, repasando gran parte de sus últimas obras, dando una menor importancia a su último disco ”The Song Remains Not The Same”, como si fueran un virus maligno que destruye todo lo que se le pone por medio y provocar el caos con certeros ataques de clarividencia como Overloud”, “Parade of The Dead”, “Godspeed Hell Bound”, “Concrete Jungle” o “Stillborn”, para dejar descompuesto y extasiado a sus torturadas victimas. Creo que a ninguno de los asistentes se le olvidará la imagen final de Zakk Wylde, golpeándose el pecho con los puños cerrados al estilo King Kong, plenamente convencido de su imparable superioridad.

- Crazy Horse
- Funeral Bell
- Bleed for Me
- Suicide Messiah
- Overlord
- Parade of the Dead
- Fire it Up
- Guitar Solo
- Godspeed Hell Bound
- Concrete Jungle
- Stillborn

Se palpaba una enorme inquietud en el ambiente a escasos minutos de que el príncipe de la oscuridad hiciera acto de presencia, la duda sobre su estado de forma inquietaba especialmente.
Asimismo era inevitable no acordarse del fiasco tan monumental que supuso su actuación del año pasado o el infortunio de habernos quedado con la miel en los labios de los inigualables Black Sabbath. Unas emotivas imágenes repasando la trayectoria de Ozzy y parte de Black Sabbath nos hacían entrever que esta vez veríamos una versión mejorada de lo ofrecido en el 2011.

No obstante, los primeros compases “Bark At The Moon” y “Mr Crowley” transcurrieron con más pena que gloria, metiéndonos el miedo en el cuerpo, el madman desorientado, cantando sin demasiada convicción y por si fuera poco, encima ni veíamos un mínimo atisbo de mejora de lo exhibido hacía 12 meses. Menos mal, que la cosa no pasó a mayores y el veterano músico se contagio emocionalmente del sentimiento de simpatía y admiración de sus seguidores y como si hubiese revalidado su viejo pacto con el diablo, sacó parte de su hombría, atronando como en sus mejores tiempos, en los siguientes temas “Suicide Solution”, “I Don´t Know” y “Shot In The Dark” y con tanta ilusión como un niño con zapatos nuevos, regando al personal con su famosa manguera de espuma y sus habituales cubos de agua.

Aunque seguía incurriendo en ciertas salidas de tonos, la intensidad emotiva que derrochó junto a su antiguo compañero de fatiga Geezer Butler a la hora de repasar algunos temas de su época dorada en Black Sabbath, “Iron Man”, “War Pigs”, “N.I.B”, en la que sumo también Zakk Wylde (Black Label Society), decantó la balanza hacia el lado adecuado, un concierto digno de una leyenda.

Conforme iban cayendo clásicos como “Fairies Wear Boots”, “Crazy Train” en la que Ozzy se atrevió a mostrar su culo, nuestra emoción iba en aumento, un entusiasmo mayor y acabar cantando como auténticos posesos el himno de bautismo para muchos “Paranoid”. No quiero terminar este pequeño resumen sin elogiar el papel correctísimo para mi del jovenzuelo Gus G, así como de un espectacular Tommy Clufetos que nos dejo atónitos con su demoníaco solo de batería, ambos conscientes de que tienen que respaldar en todo lo posible a Ozzy, ya que a menudo las carencias de sus limitados recursos le juegan malas pasadas. ¡Se acabaron los fantasmas, afectuoso reencuentro!

- Mr. Crowley
- Suicide Solution
- I Don't Know
- Shot in the Dark
- Rat Salad (Black Sabbath)
- Iron Man (Black Sabbath)
- War Pigs (Black Sabbath)
- N.I.B. (Black Sabbath)
- Fairies Wear Boots (Black Sabbath)
- Crazy Train
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- Paranoid

Por el contrario The Mars Volta provocaron exagerados bostezos por sus pesadas y atmósferas plomizas, de ritmos cambiantes y sonidos experimentales. Un show demasiado egocéntrico y endeble como para sobrevivir entre tantas guitarras rabiosas como estábamos viendo en el festival, así que pasaron bastante desapercibidos en consecuencia. Uno de esos recitales en los que los músicos tocan para satisfacerse a sí mismo, única y exclusivamente; un plato delicioso para aquellos entendidos en la materia.

Por lo menos fueron consecuentes al estimar que quizás no pegaban mucho en un festival así, pidiendo perdón al termino de su actuación, a aquellos que  siguen sin entender su extravagante e inusual música.

El fin de fiesta estaba a punto de llegar, y los responsables de cerrar la segunda jornada fueron los canadienses Danko Jones, sin duda alguna, una elección perfecta para mantener festivo hasta el último momento. Con el buen rollo de siempre y carisma de siempre el cantante y guitarrista de la banda del mismo nombre puso la carpa patas arriba con su tormenta guitarrera, clima de alegría y buenas vibraciones, rock duro, pequeñas bromas (Vocalizar su nombre en castellano) que sacaron la sonrisa de la amplia mayoría y recordando a grandes maestros como el inolvidable Ronnie James Dio o marcándose en la mitad de su show un fragmento del “Breaking The Low” (Judas Priest), para mantener al público entregado y agitado cuando ya apenas quedaban energías en los cuerpos del exhausto público.

Además no creo que ni el más salvaje rockero se quedará impasible ante la demostración de grandeza en cortes como “I Think Bad Thoughts”, “Full Of Regret”, “Had Enough” o “Cadillac” que iban dejando en el ambiente una atmósfera impoluta de concordia musical. Nos dieron lo que queríamos, una descarga energética de altos vuelos, poniendo la traca final a un gran día musical.

- Sticky Situation
- Forget My Name
- First Date
- I Think Bad Thoughts
- Mango Kid
- Full Of Regret
- Caramel City
- Code Of The Road
- Play The Blues
- Invisible
- Lovercall
- Had Enough
- Cadillac
- Mountain