Aquella noche nos esperaba el Black Bird con una buena dosis de música (como siempre) para alegrarnos el alma y el día. Los culpables de ello serían los locales Menos Lobos y los asturianos Desorden.

En cierto modo debo reconocer que teníamos ganas de ir al bolo, pero creo que si nos hubiesen contado antes el espectáculo que íbamos a ver éstas se habrían multiplicado por mil. Uno siempre tiene ganas de música en directo, pero al salir de la sala cualquier expectativa posible había quedado ampliamente superada. Y el sentimiento del público fue unánime: ¡joder lo que nos habríamos perdido si nos hubiésemos quedado en el sofá!.

Los encargados de comenzar a caldear el ambiente fueron los cántabros Menos Lobos. Un grupo relativamente joven y que consiguió demostrar lo suficiente sobre las tablas como para que el recuerdo de una banda emergente y que se va abriendo camino cambiase por completo. Por supuesto siempre hemos sido conscientes de que tenían bastante potencial, pero ahora esa palabra queda cambiada y se torna en proyección. El potencial ha dado paso a un disco y a unas formas donde han logrado dejar más claro que el agua que han sabido dar forma y plasmar todo lo que éramos capaces de intuir.

Esa noche vimos a unos Menos Lobos que se van haciendo mayores en las formas y en su música, a pesar de que sigan contando con  una juventud envidiable. Tal vez la mezcla de ambas cosas sea lo que más gratamente sorprenda y enganche. Han ganado contundencia en sus composiciones y en sus ritmos, destacando su actuación por la palabra energía.

Vimos a una banda compacta, que se divertía sobre el escenario y que nos presentó una propuesta sólida y muy atractiva. La nueva colección de canciones de Menos Lobos lleva por título “La suerte está echada”, algo sugerente ya que se nota a la legua que han puesto toda la carne en el asador y estoy segura de que van a recoger más pronto que tarde los frutos de este buen trabajo.

Así que como es obvio en la presentación de este primer disco basaron casi todo su repertorio en estos nuevos temas, entre los que destacan “Sin retorno” (videoclip disponible en esta noticia), “Esclavos de la noche”, “Tocando el cielo” o “La fiesta”. Mientras esperamos a tenerlo en formato físico la banda ha puesto su escucha a disposición de todos en su canal de Soundcloud.

Y tampoco faltaron el homenaje a los míticos Barricada con “Písale” y el recuerdo a un estandarte de la banda, una de esas canciones que comenzaron a marcar su camino y que no fue ni nada más ni nada menos que “Caperucita”.

Menos Lobos consiguieron dejarnos esa noche con los ojos más abiertos que después de habernos tomado un café solo. Y por supuesto con el enorme orgullo de contar con bandas tan sobresalientes y prometedoras en nuestra tierruca.

Y si los cántabros estaban presentando nuevo trabajo, los asturianos no iban a ser menos. Así que Desorden pisaban aquella noche las tablas del Black Bird para dejarnos atónitos con la vida que cobran los temas de su “Bendita dinamita” en directo.

Aquella era una noche especial porque Colinas, el quinto miembro de la banda desde que tenemos memoria, se bajaba del barco para navegar por otros mares o para evitar que le siga dando el mal de tierra cada lunes. Quién sabe, la vida del marinero es muy sacrificada y a veces uno necesita pasar unos meses con los pies en el firme asfalto. Sea como fuere los Desorden quisieron homenajearle vistiendo camisetas con fotos de momentos vividos, supongo que gloriosos y memorables.

¿Y qué vamos a comentar del concierto de Desorden?. Pues que fue una auténtica descarga de rock que nos hizo vibrar y pensar en que veíamos demasiadas pocas veces en directo a los asturianos. Al ver el espectáculo que montan y la colección de canciones enormes que tienen, a uno le da algo de rabia que aunque tengan ya un cierto reconocimiento, estén en esa parte de la lista de grupos que parece que a pesar de contar con sobrada calidad necesitan un pistoletazo de salida, un momento de fuegos artificiales en el que brillen con luz propia y callen la boca de los necios.

Pero los que allí estábamos éramos más que conscientes de que la palabra Desorden implica una y mil cosas, tengan el reconocimiento que tengan, y reitero que me parece que cuentan con menos del que se merecen. Tal vez como ya comenté al reseñar “Bendita dinamita” parece que es el momento perfecto para reafirmar lo inevitable. Y es que aquella noche en la sala mientras sonaban nuevos retazos de su caos tan bellamente conjuntado, disfrutamos como niños con zapatos nuevos al son de “Cada día”, “Fiera”, "Pido ayuda”, “El tonto del cuento”,  “Mis entrañas” y “Loco”.

Así que hicieron un buen repaso de su nueva propuesta, pero tampoco se quisieron olvidar de clásicos incluidos en “Las cosas en su sitio” como “4 eskinitas”, “Cada día”, “Si algo sale mal” o “Mis pocos aciertos”.

En aquellos momentos en los que uno recuerda canciones que se le han clavado dentro del alma hace unos cuantos años es como si descubriese un oasis en medio del desierto. Y cuando ya te has rendido irremediablemente a los brazos de Desorden logran sorprenderte con joyas más clásicas y como bien dirían los entendidos para desterrar la “Soledad” no hay como dejarse mecer por los ritmos de la buena música, algo que se puede hacer sin o “Con motivos”, con muchos motivos diría yo. Hay ocasiones como esta en las que lo mejor es vivir el momento, hay conciertos como el que de aquella noche en los que “Sobran las palabras”.

En resumen, una gran actuación tanto de Menos Lobos como de Desorden. Una chispa más para encender la mecha de la bomba que late en nuestros corazones, y que nos impulsa irremediablemente a devorar discos y conciertos como si supiésemos que mañana no tuviésemos un plato caliente con el que llenar la barriga.