¡Manantial de profundo sentir!

Como bien acaece con aquellos objetos que guardan un significado especial en nuestras vidas, cuyo mero hecho de contemplarlos o tocarlos, nos traen a la mente a alguno de nuestros seres queridos o un entrañable momento vivido, hay canciones que nos marcan y dejan realmente huella, penetrando en lo más hondo de nuestro ser para desatarnos un manantial de emociones que parecen nunca tener fin, un proceso de quebrantamiento y restauración del alma, de pleno carácter depurativo.

Si la música atesora en ocasiones ese don, de transportarnos a un fortalecido estado espiritual, hacernos olvidar nuestras inseguridades e invitar a soñar, es gracias en parte al talento de ciertos músicos de hacernos comprender, por medio de sus emocionales y profundas canciones, que la melancolía, la tristeza o la soledad no es siempre algo horrendo o temible, que también tiene su lado positivo. Los madrileños Moebio son de esos músicos que conciben la música como un bello vehículo de transmisión de los sentimientos puros y profundos del alma, expresando sin temor alguno la debilidad y fragilidad del ser humano e instando a transformar nuestros estados anímicos de apatía en otros más equilibrados, a fin de que podamos encontrar con más agilidad la senda de la vida en esos momentos de decaimiento emocional y no permanezcamos caminando en exceso entre espinas.

Un rock místico y desgarrador que debajo de su deliciosas formas, contiene tesoros efímeros de nuestro propio ser y vida, mensajes sinceros para aprender a superar el miedo a volar, a luchar por un amor o hacer frente a las dificultades que se nos presentan día a día. Sentimientos que solo se pueden entender sintiéndolos

Los zaragozanos Cube partían con la desventaja de ser la banda menos conocida de la velada, un handicap que no hizo nada de mella puesto que enfervorizaron al escaso público asistente con un sinfín de enloquecedores desgarros melancólicos que amurallaban a una ambivalencia de esencias, sonidos lóbregos y melodías amenazantes, bañando a cada canción de unos tintes esotéricos y atrevidos, todo ello férreamente cohesionado. El escaso tiempo que tenían asignado fue más que suficiente para captar todo el potencial que aglutinan,  el endurecimiento que imprimen en directo a cortes como “Metamorfosis”, “Habitar en el Infierno” es digno de elogiar, los aires oscuros que las acompañan en el disco se tornan en ira ante un público que acoge su descarga con curiosidad. Prácticamente no dieron tregua un segundo, queriendo dejar constancia una prueba irrefutable de gusto exquisito por la creación de atmósferas de auténtica desesperanza o turbadoras, recogiendo con los brazos abiertos el magnífico legado dejado por los inigualables Héroes del Silencio o Las Novias.

Tampoco se anduvieron por la ramas los bermeotarrak  Sealed Room que plantaron cara en base a un óptimo planteamiento, la desaparición de cualquier frontera, pasando constantemente de temas con visos post-rockeros a otros muchos más melódicos y experimentales, consiguiendo un efecto plácido,  parecido a estar dando vueltas al lado de la luna, sin la necesidad de tener que tomarte alguna sustancia ilegal.

Su concierto fue un subir y bajar por medio de cortes como “De Pie”, “No Hay Perdón”, “Dibujando” o “Rocas”), como si estuviéramos en un océano de dunas, confundiendo lo que era realidad y espejismo, pero haciéndonos disfrutar de cada segundo. No son tan progresivos como Tool, ni tan abstractos como Mogwai, ni tan redondos como Soundgarden, ni tan esquizofrénicos como Skizoo pero su poderoso brío rítmico y espléndida versatilidad de sonidos y texturas tiene la magia de ir contagiándote y atrapándote poco a poco.

¡Lo sabía! Todo lo divino que encuentras en el último disco de Moebio en “Geometría del Alma” se ve reflejado con creces en su directo, músicos canalizando todas sus emociones en un lenguaje de puro rock , una sensibilidad de tinta fresca y fecunda riqueza expositiva nacida de una versatilidad a nivel sonoro y de un sorprendente cromatismo estilista resultado de mezclar mil injertos, fundidos con inteligencia y sublimados por una cambiante belleza ignota en nuestro país; salvaguardo la honestidad por encima de todo. Recursos todos ellos a favor de una complicidad exclusiva con el público, bien realzada a través de la encantadora y elegante fuerza interpretativa de toda la banda y abanderada ésta por un apasionado vocalista (Hector Gerónimo) y competente letrista, que cuida con su excelente voz la melodía, buscando incesantemente una atmósfera en donde liberar toda su encanto personal y pasión  de forma cohesionada con sus sentimientos y emociones.

La primera fase de su espiritual recital pivotó alrededor de su primer disco, desplegando una luminiscencia de sonido que rozaba la calidad digital. Así, fueron cayendo “Abismo”, “Aeterna”, “Invencible”, “La Búsqueda” ritmos con subidas y bajadas de intensidad y fogosa interpretación que iban dejando caer una noble declaración de principios y adentrándonos en una reservada melancolía esperanzadora, superación personal como gran lección de vida, huir de la necesidad de bloqueo para no vivir, “Siempre quedará un resquicio en donde agarrarnos para seguir adelante cuando creamos que todo ya está perdido”.

Un mar de calma inmensa, vitalidad expresiva, limpia musicalidad e interesantes líricas que impulsado por una calidez y pericia musical, nada parecía quedar fuera de lugar o rozar un modelo de curvas inexactas. “Metáfora”, “En La Piel”, ”Espérame” Y “Sin Miedo” definieron perfectamente la dirección a la que nos dirigíamos, hacia un abrir de par en par nuestro corazón, sentir la riqueza de uno mismo y experimentar un universo de sensaciones.

Un obligado receso melódico con “S.O.S” servía posteriormente para que los músicos escalarán con mayor viveza y por encima de sus propias grabaciones de estudio, en particular Hector brillando con luz propia en una inspirada interpretación de melancolía vital en “Geometría Del Alma” y “Hotel Madrid”, un sentir conscientemente del momento, una materialización de toda su ilusión, felicidad de sentirse bien consigo mismo y espíritu romántico de todo un colectivo que mira hacia delante, amurallando la sensacional amplitud de sus registros vocales y maneras de despertar cierta admiración por su fortaleza, decisión y su capacidad de convertir sus sueños en realidad. Uno de los pensamientos del novelista Paulo Coelho versaba en que cada ser humano tiene, dentro de sí, algo mucho más importante que él mismo, su don y los madrileños Moebio lo han descubierto, construir atmósferas pasionales de precisión milimétrica y difícil escapatoria.

- Abismo
- Aeterna/Invencible
- Desierto
- Revolver
- La Búsqueda
- Metáfora
- Vuelve A Mi
- En La Piel
- Esperame
- Sin Miedo
- S.O.S
- Geometría Del Alma
- Hotel Madrid