¡Dedicación exigente y entrega sacrificada!
Una de las tantas frases del escritor y dramaturgo brasileño, Paulo Coelho, sugiere luchar por lo que se cree, ya que cuánto más nos aproximemos a nuestros sueños, más se va convirtiendo la leyenda personal en la verdadera razón de vivir. Batallar desde el convencimiento, desde el amor y dedicarnos por completo al más alto ejercicio de nuestras facultades, para no vivir de acuerdo a los ideales de otros, guiarnos por el sentido del decoro, concretando nuestra aspiraciones y averiguando lo que realmente queremos ser, a fin de construir una mejor versión de nosotros mismos.
A fuerza de girar y visitar estudios de grabación con cierta asiduidad, en poco tiempo las Crucified Barbara se han convertido en una de las formaciones escandinavas que mejor ha sabido impregnarse del sonido ochentero de los barrios londinenses, áspero, sucio y rocoso, de las arraigadas raíces del heavy metal más clásico y del genuino sabor del sleaze Rock y si todo ello no fueran credenciales más que suficientes, anexionándolo bajo un prisma cristalino de querer morir rockeras y no verse nunca obligadas a vivir como esclavas del capitalismo, privadas de su completa libertad de elegir.
De buenas a primeras tal fauna con ansia rockera no podía ser moco de pavo, más aún, si su merecida popularidad ha sido conquistada a base de una bravura sobre los escenarios y a costa de asumir plenamente aquello de que un recital sustentado pura y únicamente por la calidad intrínseca de los temas puede quedarse algo cojo y una especie de rutina poco pasional constituyente de una postura en que la banda queda relegada a un plano solamente correcto.
Con la velocidad del rayo se merendaron un repertorio generoso, agotando, en menos de una hora, todas sus municiones de ametralladora, recurriendo constantemente a la bifurcación de sus fornidas guitarras en furiosos interludios guitarreros que nunca dieron síntomas de futilidad o poca definición, sino de estar estupendamente adheridos, a través de un solemne sustento realzador, una solida y espectacular sincronización en las tareas vocales e impresionante fortaleza en los coros. Cerrabas los ojos y te parecía escuchar juntos a Mötley Crüe, Motörhead, W.A.S.P. o Accept fundiéndose juntos contra viento y marea, en suculentas raciones de caña “The Crucifer”, “Play Me Hard” o el actual sencillo “Rock Me Like The Devil”, de una fuerza innata que impulsaba al espectador a desinhibirse y reaccionar como siempre se debería ante este tipo de octanaje sonoro, aguerridas sonoridades confeccionados mediante tres líneas de actuación entrelazadas, un torbellino que te absorbía hacia el epicentro de un carrusel de sensaciones intensas y placenteras, unos argumentos dignos de matrícula de honor. |
Enseguida quedó patente lo compacto de la banda, con momentos de gran vitalidad, poderoso brío rítmico y un sinfín de poses rockeras en melodías atestadas de guitarras vigorosas, buenas vibraciones y complicidad , por citar alguna “Into The Fire”, “Jennyfer”, “Rock’n’Roll Bachelor”, “Losing The Game”, en las que hubo compadreo tanto por parte de la vocalista Mia como Klara Force, atreviéndose esta última a hacer sus primeros pinitos con el idioma vasco, “Eskerrik Asko”, invitando a todos a hacer el brindis más grande del mundo.
El intercambio de energía entre público y banda era cada vez más intenso, un clímax que iba subiendo a ritmos frenéticos debido al desparpajo de las cuatro suecas, en especial de Mia Coldheart que en ocasiones se dejaba llevar por lo que estaba sintiendo, pasión y emoción de vivir la vida peligrosamente, aprovechando al máximo cada hora, cada día y cada época de la misma. Lo que nos quedaba aún era un reto contra nuestras propias energías; primero “In Distorsion We TTrust”, voces resonando con su cruzada salvadora del hard rock más aguerrido y macarra y logrando posteriormente que los correspondientes bises “Everything We Need” y “Sex Action” se convirtiesen en algo así como un “Para lo que me queda de convento, me cago dentro”, invitando a los presentes a participar de la fiesta rockera, remarcando aún más toda la amplia riqueza musical de una banda fecunda en intenciones, capaz de ganarse al espectador en cualquiera de sus apetencias, ya sean clásicas o modernas.
Cuanto menos, nadie podrá negarlas que creen en lo que hacen y como bien dice la escritora francesa Valerie Tasso no hay mejor manera para hacer que algo sea cierto que creer que es cierto. ¡Convencen!
- The Crucifer
- Play Me Hard
- Rock Me Like The Devil
- Pain And Pleasure
- Shut Your Mouth
- Rules And Bones
- Into The Fire
- Jennyfer
- Rock’N’Roll Bachelor
- Losing The Game
- In Distortion We Trust
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- Everything We Need
- Sex action |