Desde tiempos inmemorables, la noche se ha dividido en tres partes y cada una de ellas correspondía a las famosas horas canónicas.Los que no somos muy de rezar, el significado de Nocturnal lo atribuimos al periodo en el que una parte de la Tierra deja de recibir la luz solar. A día de hoy, Amaral lo hace suyo, poniéndoselo de nombre a su séptimo disco.

Curiosamente de buena mañana, la cita era en el Círculo de Bellas Artes de la transitada capital del estado, numerosos medios nos dimos cita acudiendo  a la llamada, dos eternos años, han pasado desde el ultimo “Hacia lo salvaje”, de esta banda, que nos ha deleitado y enseñado a partes iguales. Con lo cual, la asistencia era más que necesaria.

 La velada comenzaba con una breve anécdota entre la relación de Amaral y el Círculo, siendo aquí uno de los primeros concierto en la capital. Momento después, Tanto Juan como Eva, nos sumergía en la creación de este nuevo trabajo, el cual ha contado con la participación de amigos músicos conocidos, como; Toni Toledo y Ged Lynch a la batería, Chris Taylor al bajo, Tomás Virgós al piano, John Calvert y David Antony Brinkworth en las programaciones. Nus Cuevas ha contribuido con un arreglo de cuerdas y contando con la colaboración especial de Abraham Boba (León Benavente) en la “Ciudad maldita”. Tratando el proceso de trabajo en su estudio particular como algo artesanal, cuidando el más mínimo detalle, otorgando a esta nueva obra un cariz personal, una identidad genuina, que Amaral plasma en todo lo que hace.

Después de la introducción, pasó el turno de preguntas. Estas fueron variadas, bastante interesantes, las cuales nos daban más pistas de este nuevo trabajo, esta nueva partida, como  apuntan ellos, sobre el proceso de grabación, el cual ha sido un viaje de descubrimientos sonoros y aprendizaje que empezó en la anterior gira. Muchas de las canciones surgieron en distintas ciudades y países, con unos acordes de guitarra o unas frases escritas en un papel, que luego crecieron en el estudio. También el porqué de Nocturnal; dado la facilidad que les regala la noche y el desorden vital que provoca esta, siendo asilo de todas sus canciones. También hablo Eva sobre de la portada, de ese montajes de fotos, que ellas misma ha confeccionado, llevándolo a la práctica por los Hermanos Clever.

Preguntas sobe la gira, la cual está pendiente y según ellos apuntan, tendrá una mejor organización que la anterior. Sobre la puesta en escena, donde el diseño de la portada tendrá un lugar especial. Pregunta obligada, la confección de la lista de las canciones elegidas para los directos, las cuales se irán turnando, haciendo de cada concierto uno totalmente diferente. Ante la pregunta de las dimensiones de los sitios para tocar, la respuesta de Juan Aguirre fue clara, “Amaral cuida mucho el sonido llevándolo hasta el punto de lo obsesivo”. No faltaron preguntas que resaltaban la acogida del público ante la vuelta, punto fuerte de este dueto, el cual siempre ha sabido cuidar tanto a público como a prensa.  Así terminábamos el turno de palabra, para poder disfrutar de  “Llévame muy lejos” y “Nadie nos reconocerá”  interpretados en acústico, siendo broche de oro a la presentación formal de “Nocturnal”.

El cual cuenta con catorce canciones, de un sonido muy Amaral, como el primer corte Llévame muy lejos”  una entrada de caja, es el punto de inicio a la canción presentación del nuevo trabajo de Amaral, contando con esos guitarrazos en los comienzos del estribillo, muy de la casa, con una presencia de bajo que roza la distorsión, mensaje claro para los días que vivimos “Borra todos mis recuerdo de este país sin corazón” para casi seis minutos de duración, poco visto para un single. Después encontramos otra de las muchas curiosidades que encierran “Nocturnal”,  “Obertura” un corte instrumental, rozando la electrónica, sirviendo como antesala, con la misma línea melódica, a uno de las mejores cancines del disco  “Unas veces se gana otras se pierde”  con la sutileza del medio tiempo, la canción va ganando cada segundo, la línea melódica en la voz de Eva, empasta con los monosílabos que ejercen de puente entre estrofa y estribillo, concluyendo al más puro estilo canon, así como empieza, es como acaba.

Seguimos devorando este disco que ya en su tercer corte no deja dudas. La siguiente, la que le pone nombre, en “Nocturnal “ encontramos un tema oscuro, incluso en la voz de Eva, la cual transmite del color que se oiga, una muestra más de la formula maestra de la composición de Amaral, que si bien no es el secreto del refresco de Cola, a los maños les funciona a la  erfección.

Con un comienzo en clave Fado suena “La ciudad maldita” el sosegado principio contrasta con el cambio de ritmo anterior al segundo estribillo, la fuerza de la voz se encuadra a la perfección con la melodía del teclado de bueno de Abraham Boba, con una más que cuidada letra. Un arpegio ejerce de entrada a “Lo que nos mantiene unidos” aquí las guitarras del señor Aguirre toman protagonismo junto con ese bajo tan visceral, a punto de quebrarse, las segundas voces y sus efectos dan una fuerza muy a la altura del disco. En “500 vidas”  se monopoliza la idea de la reencarnación en cuanto a letra, la electrónica de sintetizadores y demás efecto a la guitarra dan un toque exótico al corte. Pasado el meridiano encontramos “Cazador”  tranquilos ningún animal ha sido maltratado, más lejos de ello, esto es un símil de la caza nocturna humana, la sutileza en la estrofa difiere con un estribillo duro, aquellos que cazáis quizás algún día seáis cazados.

El sonido acústico que tanto ha acompañado a Amaral, aparece claramente es los siguientes cortes, primero en “Nadie nos recordará” un giro a los comienzos del dúo zaragozano, de esos ritmos y sonidos tan particulares, de esas letras que nos encomienda a alguien que está por encima de las creencias, religiones y dogmas.

Y segunda reseña a ese sonido acústico, es “La niebla” otra referenciaa la oscura noche, melódica, con monosílabos que te hacen flotar. Uno de los temas más guitarreros es “Laberinto” continuos fraseos de las seis cuerdas, con una línea de bajo persistente, teniendo como hilo conductor del amor como tabla de salvación a un mundo cambiante. En el decreciente tramo final del disco encontramos “Chatarra” una canción para las largas, como su delay, tardes domingo de resaca.

Otro cambio de sonido del bajo y el enésimo efecto a la guitarra, dan buena cuenta que los pequeños detalles Amaral, los cuida, los mima, para impregnar su idiosincrasia a la hora de hacer música. A golpe de medio tiempo encontramos “En el tiempo equivocado”  un tema para volar, para gritar en silencio, el himno del disco, una oda a la gente, que como bien aparecen en los créditos, lucha por cambiar el sistema. Una referencia a la calle, a que la verdad y la solución están ahí fuera. Hemos nacido en el tiempo equivocado, aun así no cesaremos de luchar. Y por último un tema eléctrico en su mayoría, “Noche de cuchillos” una acción que dará de que hablar, dado que la propuesta de este sonido es cuanto menos curiosa, una muestra más de que Amaral experimenta, rompe con lo que escuchamos y guste o no, esto en mi pueblo lo llaman valentía.

Así lo podíamos definir, un disco Valiente, que ese escapa de lo típico, meditado y esmerado en música, coherente en letras, que van desde la intemporalidad de cualquier sitio, cualquier momento, hasta la reivindicación de un mundo más justo. Un disco, como ellos denominan; para los creyentes y los descreídos, todos unidos por un mismo corazón. Amaral ha vuelto y de qué manera.