La grandeza de un grupo no debe medirse nunca, aunque muchas veces se haga, por la cantidad de gente a la que llegue, porque hay muchos factores que juegan a favor o en contra. Hay bandas que son enormes y que cada uno en su ciudad tiene como oro en paño, como una joya que hay que guardar y cuidar. Todos conocemos cuáles son esos grupos en nuestras respectivas ciudades.
Aquí, en Cantabria, para mí esa banda es Los Perezosos. Grupo que practica un Rock & Roll honesto y sincero que llega al corazón, un grupo sin grandes artificios pero con un gran oficio, una banda que hace cosas sencillas (que no fáciles). Estas personas me han conquistado el alma con su música, sus canciones han estado presentes en momentos muy importantes de mi vida, y estoy segura de que cualquiera que los oiga caerá rendido a sus pies, a mí me tienen enamorada hasta los tuétanos. Ellos son imprescindibles como el comer a diario y necesarios como un abrazo en momentos de crisis o como un beso suave en la garganta.
Los Perezosos han vuelto a los escenarios para demostrar que están más en forma que nunca, ya nos habían avisado de ello las personas que fueron a verles en la época navideña en la Asociación Cultural Octubre de Torrelavega. Nosotros no pudimos acudir a esta cita, que sí a la primera, pero no era momento de hacerse una idea del regreso, personalmente creo que un primer concierto juega malas pasadas. Así que como suelen decir a la tercera va la vencida. Esta vez el evento era en nuestra casa, perdón que me lío, en la Sala Black Bird Club de Santander y con entrada libre.
Pues bien, la sala se abarrotó de personas que querían disfrutar del espectáculo de esta BANDA (sí, sí, con mayúsculas). El ambiente era simplemente mágico, algo difícil de describir con palabras porque no son éstas las que mejor detallan lo que es una actuación de Los Perezosos. Lo que mejor define lo que se vive en esos momentos son las señales del cuerpo, la piel de gallina, los pelos revueltos, los pies agitados y el corazón encogido.
Los momentos de mayor alboroto se vivieron con "Colgado del Rock`n`Roll" y "Cupido", dos de los grandes himnos de la banda cántabra. Pero también dieron bien la nota (en el buen sentido de la palabra) con "Elle est terrible", "Lágrimas de rabia", "La vida y la muerte", "Chispita", "Malo Nandín" o "Mucha medicina".
Los Perezosos lo han vuelto a hacer. Han vuelto a pasar como un huracán arrasándolo todo a su paso y como bien dice su canción no podemos vivir sin ellos (y no queremos).
Nos vemos en la próxima (¡¡gracias por estos momentos!!).