Ramoncín regreso a Euskadi tras muchos años de ausencia, y nosotros por fin nos quitamos esa espinita que teníamos clavada desde nuestra adolescencia porque nunca le habíamos visto en directo, unos años de espera en los que hemos ido escuchando su música y adquiriendo en vinilo sus primeros discos, y es que todo seguidor del rock nacional ha tenido que escuchar alguna que otra vez “Al Límite en Vivo y Salvaje”, un trabajo en directo que fue la columna vertebral de este concierto junto con el último disco de estudio “Cuando el Diablo Canta” del año 2011.

El centenario frontón Astelena de Eibar acogió la visita de Ramoncín creando una noche mágica y especial, llena de recuerdos y celebraciones ya que el día anterior el artista madrileño cumplió 61 años, y que antes de terminar el show recibió por parte de varios seguidores una gran tarta. Más de 400 personas arroparon al madrileño y a su banda, transmitiéndoles un cariño especial al resaltar su faceta musical ante otras que todos conocemos.

Ramoncín nunca ha estado solo, su público siempre le ha apoyado en sus malos momentos, como el último en el que esperó sentencia pacientemente para luego callar las malas lenguas, y ahora, lo único que queremos en su música, que su lista de conciertos crezca y que pronto llegue un nuevo disco de estudio, porque temas nuevos seguro que se guarda en la recámara.

32 años han pasado desde su primera visita a la capital armera de Eibar según comentó al inicio del concierto, un lugar especial donde los haya, reviviendo la magia de los años 80, que en esa década llenaba pabellones. Una cita donde la mayoría superábamos los treinta e incluso cuarenta años, todos juntos para cantar los himnos del extenso catálogo de Ramoncín.

Puntualidad británica, por delante teníamos dos horas y cuarenta minutos de Ramoncín, que cogió posiciones al grito de “bat bi, hiru, lau”... dando salida a “Putney Bridge” mientras el público se venía abajo explosionando y deseosos de más, un arranque que continuó con “¡Déjame!” y “El Loco de la Calle Larga”, haciendo un himpas para las primera palabras de la noche, “Gabon Denori, Eskerrik Asko”, recordando que hace más de treinta años estuvo por la zona, e invitando al público que estaba en las gradas a que bajase y se acercara más al escenario.

Continuó con “La Chica de la Puerta 16”, hablándonos de la violencia de género, un tema luchador que a día de hoy lamentablemente está de actualidad, al acabar aparecieron los sonidos del violín que acompañaron a los primeros temas de su último disco en estudio llamado “Cuando el Diablo Canta” mediante “10 segundos”, también con teclados, lógicamente guitarras y la armónica, dando continuidad al asunto en “La Punta de la Aguja”, canción que nos pone los pelos de punta al escuchar la voz de Ramoncín que permanece intacta tras el paso de los años, un medio tiempo emocional que bajaba de intensidad el concierto, un tema con alma dedicado al público femenino situado en las primeras filas, en especial a Susana y a alguna chicha más, mientras recordaba pequeñas historias.

El concierto se levantó con “Estamos Desesperados” y “La Puta Suerte”, llegando a una primera hora de actuación que pasó sin danos cuenta, respecto a “La Puta Suerte”, indicar que es otro de los temas de su último trabajo en la que aprovechó para regalar su armónica al público más cercano, alimentando el buen rollo que reinó durante toda la noche, con esas historias de los barrios periféricos de Madrid que nos contaba, y de sus bares, como el Ducal, vivencias dentro de él estando con amigos y primos.

También hubo un hueco para el blues con “Blues para un Camello” y para la fiesta escrita con mayúsculas con “Canciones Desnudas”, otro de sus buenos himnos. Entrando de nuevo en un ritmo sosegado con medios tiempos, “Reina de la Noche” de aquel trabajo llamado “Arañando la Ciudad”, o “Hola Muñeca”, con esos tonos chulescos que bien demostró en “Barriobajero”, otro guiño al blues rock.

Seguíamos con las presentaciones de los nuevos temas, por ahí apareció “Felisín el Vacilón”, un personaje de la noche característico en todo pueblo o ciudad, un ritmo alegre que guio a la banda a su primera salida del escenario, pero antes, Ramón sentado en las escaleras que subían al escenario, cantó “Como un Susurro”, rodeado de féminas, continuando con “Rock & Roll Dudua” y “La Cita”.

Dos bloques de bises de tres canciones, con esos temas que tenían que llegar de una forma u otra, como “Forjas y Aceros”, canción muy enraizada en Euskadi con aquellas calles ardiendo mientras los mandatarios y poderosos destruían puestos de trabajos como los de los Astilleros de la zona de Bilbao. En ese instante empezaron a cantarle el cumpleaños feliz, claro está, en euskera, mientras dos personas le obsequiaban con una tarda, todo una sorpresa sin duda... y para finalizar este primer bloque de bises, “Sangre y Lágrimas”, y “Miedo a Soñar”.

De nuevo regresaron al escenario para volcarse por completo con su público, un “Ángel de Cuero” apareció a escena, luego “Al Límite” para terminar con el gran himno “Hormigón, Mujeres y Alcohol”, llevándose el aplauso final de todo el respetable.

Ramoncín brilló con luz propia, tiene un repertorio repleto de tesoros, donde la sangre de barrio, la noche y la reivindicación están presentes. ¡Gracias por esta gran noche!!!