Llevaban meses anunciándolo. La gira "Copacabana" tenía que llegar a su fin, con su respectiva consecuencia: que Izal no regresara a un escenario español hasta 2018. Pero no todo podía ser malo. Su marcha temporal, supone que un nuevo disco viene en camino. Así fue como el día 25 del mes más corto del año, se dio por finalizado el tour de la banda madrileña en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Casi dos meses los llevaban acompañando por los lugares más recónditos de España. Puntuales, a las 21.10 horas, Modelo de Respuesta Polar saltó al escenario.

Pocos "Momentos similares" se van a vivir en la vida, incluso aunque vayas con "Dos amigos" o más. "La Juventud y el tiempo" abundaban en el WizNik Center. Igual que el ansia de bailar, por parte de quien se "Crece" en cada concierto al que va. Y es que con todo "El cariño" puesto sobre el escenario, los chicos de Modelo de Respuesta Polar, consiguieron "Que no se apague" la llama de la fiesta. Ese día no dejaba de ser una celebración, una batalla más de la que salir airoso. Con "La guerra y las faltas" ganadas, los valencianos pusieron punto y final a su media hora de espectáculo, para dejar paso a Izal.

Aún hubo que esperar. Pero que las 16.000 personas del público cantaran "LN Granada" de Supersubmarina, una vez ésta sonó, fue la señal. Las luces apagadas dieron paso a la verdadera "Despedida". Eso sí, dejando la tristeza atrás y saciando todo el "Hambre".

A tientas, nos hicieron recorrer todos esos "Agujeros de gusano", por los que pasamos dando mil "Palos de ciego". Pero no importaba, porque para eso estaba Jorge Drexler: para salvarnos. Y para mostrarnos aquella "Piedra invisible" con la que no parábamos de chocar. Sobraron las presentaciones. Aunque Mikel Izal no dudó en hacerlas. De Drexler dijo que era totalmente opuesto a todas aquellas "Personas tóxicas", que muchas veces nos rodean, sin ni siquiera darnos cuenta.

Faltó tiempo ese día. Tanto, que si ese 25 de febrero hubiera tenido "28 horas", no nos habríamos dado ni cuenta. Porque uno nunca se aburre de observar con detenimiento, cualquier muestra de "Arte moderno". Y es que el arte moderno que desprendió Izal, dejó paso a un auténtico "Ruido blanco" (tema que estará incluido en el próximo álbum), que rompieron al unísono todos "Los seres que me llenan". Unos 16.000 seres fantásticos que, con sus voces al compás de la de Mikel Izal, generaron una "Pequeña gran revolución".

Lo mejor del espectáculo estaba por venir. Porque todavía no habían aparecido, entre "Oro y humo", Monika y Keita para tocar el "taiko". Revolucionaron de arriba abajo, todo "Tu continente", con el único fin de que llegáramos a una única conclusión: "Conclusión en Do para ukelele". Así que, con todo más que claro, nos embarcamos en un viaje "Hacia el Norte", para tratar todo tipo de "Asuntos delicados". Por suerte, para quitar hierro al asunto, estaba "La mujer de verde". Y Alberto Jiménez y Álvaro Navarro, de Miss Caffeína. Gracias al universo, a lo largo del concierto, perdimos cualquier tipo de "Pánico práctico". Porque sí, porque "el miedo es una carga inútil, que no sirve para nada y nos paraliza".

El final parecía acercarse, con "Epílogo III". Pero antes, teníamos que viajar hasta el paraíso "Copacabana". Fue justo entonces cuando las luces se apagaron, pero la gente pedía más. Entre el público, pequeñas linternas iluminaron de nuevo el Palacio de los Deportes. "¡Qué bien!", Izal regresa al escenario, para crear "Magia y efectos especiales". Y para poner punto y final hasta 2018, con "El baile" más grande del que jamás hayamos sido testigos.