Un año más, y van 21, la gente de Noche de Rock siguen al pie del cañón haciendo que el Rock  llegue a las ondas cántabras y ahora, gracias a la tecnología, a todo el mundo. Lógicamente, durante este tiempo las han tenido de todos los colores y seguro que tienen anécdotas para parar un tren.

Para ello, decidieron compartir su aniversario como tiene que ser: con música en directo; en esta ocasión, y como suele ser habitual, contaron con la presencia de una banda cántabra, en este caso los magníficos Medussa, y una banda de fuera, los gallegos Malkeda.

Sin duda, intentaron buscar un cartel variado y heterogéneo pero que resultase interesante para los seguidores ávidos de bandas con calidad y no muy habituales por estos lares, como es marca de la casa. 

Al llegar al Black Bird, el ideal lugar donde se acogía el evento, pudimos darnos cuenta de que había una buena presencia de público y es que tanto en cartel como el organizador se lo merecían. No fue un lleno, ni mucho menos, pero si lo suficiente para que hubiera un buen ambiente.

Con buen criterio, se decidió que empezasen Malkeda, ya que muchos de los presentes iban a ver a Medussa y los gallegos aun no son muy conocidos por aquí.

Con una  muy buena presencia escénica desde el principio, el quinteto arrancó con “El cuerdo”, una canción muy intensa y cañera, recogida en su anterior disco, “Un día sin ayer” del 2012. Tras ésta, llegó la primera referencia a su actual “Cumulonimbo”, ya de hace un par de años, con la canción “Artificial”, que dedicaron a todos los que son como el titulo indica.

Llamaba positivamente la atención el juego de luces, que nos dejaba bonitos efectos, pero estábamos allí para escuchar música y nos dieron una doble dosis de su anterior disco con la potente canción que le da título, “Un día sin ayer” que fue seguida, como en el disco, por “No seré yo”.

Como nos dijeron, era la primera vez que en sus 15 años de trayectoria venían a Cantabria y, por ello, quisieron dar gracias a la gente de Noche de Rock por contar con ellos, aprovechando para presentar “Cumulonimbo”, canción que da nombre a su actual referencia. Una nueva vuelta a su anterior disco nos llevó a “Principio sin final”, que gusto mucho, para retroceder a su primer disco, “Momentos impuntuales”, de hace 9 años, con “Intimidad”, con el cantante haciendo esfuerzos para ganarse a un público aun muy frio.

Una de las constantes que estaba teniendo la actuación era el problema con el micro del guitarra, que le estaba impidiendo hacer los coros, pero que a partir de “Egoísmo en mí”, de su anterior trabajo, fue solucionado. Tras animarnos a cantar y beber, siguieron con “Sombras”, la canción que abre su actual disco y, durante la cual, desearon otros 21 años más al menos para Noche de Rock. Nos sumamos al deseo.

Tras un amago de interpretar el mítico “Smells like teen spirit” de Nirvana, tocaron “Revolución”, de su anterior trabajo, para despedirse con “Moco”, de su primera referencia. Sin embargo, aun hubo tiempo para una más y, tras agradecernos nuestra presencia y de nuevo a Oskar el haber contado con ellos, se despidieron con “El leñador” de su actual disco, una canción que gusto mucho.

Pese a que la gente estuvo buena parte del concierto a la expectativa, se llevaron una intensa ovación y es que los gallegos supieron aprovechar su menos de una hora de actuación, dando un concierto muy bueno.

Esperamos verlos por aquí muy pronto y que la gente los conozca un poco más, lo cual haría aun más intensos el concierto, que si lo fue desde arriba pero no tanto desde abajo.

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Tras un cambio muy rápido, llegaba el turno de los Medussa, pero antes era el turno de anunciar el concierto conjunto que Noche de Rock e Insonoro van a montar: el 30 de junio y en el mismo Black Bird, Frontline y Hate In Veins.

Medussa fueron los encargados de cerrar la velada; una banda a la que vi presentando su actual disco y que, sin embargo, luego no pude volver a ver aunque las referencias de los conciertos que habían dado eran inmejorables, por lo que tenía muchas ganas de verlos.  

Como ya todos sabéis, es un proyecto de Post Rock instrumental de gente veterana de la escena cántabra  y por tanto de innegable calidad y maestría, como nos dejaron ver ya desde la intro con la que empezaron, que fue seguida por la impresionante “Tierra quemada”, que, aunque empieza muy tranquila, hacia la mitad explosiona y se convierte en una canción con mucha fuerza y un autentico temazo.

Al igual que el anterior tema, “Distopia” está presente en su actual trabajo “100 millones de años”, editado a principios del pasado 2016, siendo éste un tema que va poco a poco creciendo, hasta llegar a un impresionante final con unas baterías atronadoras.

Nos presentaron un tema nuevo, sin título aun, y que cuenta con una buena presencia de partes melódicas, siendo una canción más accesible dentro de los registros musicales de la banda.
Una de las canciones más potentes de su actual trabajo es “Pasto de los cuervos”, que comienza muy cañera para no perder esa esencia durante toda la canción, siendo quizás una de mis preferidas e ideal para mover la cabeza en los conciertos.

Con la gente disfrutando con su actuación y la banda demostrando que es de lo mejor que tenemos en Cantabria, llegó el turno de “Zero” de su anterior “Ocho” de hace 3 años, que fue precedida de una intro, haciendo que la canción ganase en intensidad en relación a el disco.

Volviendo a su actual obra, era el turno de “Carbono”, un autentico temazo, de una gran elaboración y donde los presentes nos dejamos llevar por los sonidos que encierra, admirando la enorme calidad de estos músicos.

Para el final nos dejaron “Virga”, con esos sonidos funkys del principio, para volverse más y más intensa y dejando tanto la canción como el concierto en todo lo alto, con los músicos despidiéndose y saludándonos.

Medussa, una vez más, me dejaron sin palabras, ya que tienen una calidad impresionante y con un saber hacer fuera de todas dudas y es que, cuando hay buenos mimbres se hacen buenos cestos, como se suele decir. Si todavía no los has visto, no se a que esperas, si te gusta el buen rock.

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Y así, con el sabor de dos grandes conciertos, abandonamos la Black Bird, brindando por Noche de Rock, porque nos sigan trayendo conciertos tan buenos como estos y descubriendo bandas que si no sería muy difícil que llegasen a Cantabria.

¡¡Por otros 21!!