Volvemos a la carga con la crónica de la segunda jornada del Resurrection Fest, el día en el que tocaría Rammstein como plato fuerte, con una única actuación en la península.

Tras levantarnos en la zona de Covas en la acampada gratuita y tras sufrir una noche agitada con gritos y personas que se pasan la noche hablando, nos duchamos, sin colas de por medio y regeneramos energías, fue una ducha reconfortante, ideal para sobrellevar el día que teníamos por delante.

Un desayuno por el casco viejo de Viveiro y encontrarnos con amigos y empezar el tapeo mañanero, una de las mejores cosas que puedes hacer al medio día y vivir en primera persona el ambiente que se respira por este pueblo gallego.

Acudimos al festival pasadas las cuatro de la tarde, para reencontrarnos con los valencianos Killus, abriendo una jornada en el escenario principal poniendo a botar al respetable, una banda que repetía en el festival tras su comparecencia hace un año, en la fiesta de presentación situada en la Ritual Stage.

Con un disco nuevo bajo el brazo, “Untrazombies”, han conseguido subir un escalón en su carrera, ahora son más conocidos y son una de las bandas que irrumpen con fuerza en festivales de tal tonelaje, su metal industrial influenciado a lo Rob Zombie o Ministry, gusta bastante y engancha gracias a su espectáculo visual con esas caras pintadas con las que aparecen a escena. Un concierto en el que mostraron su mejor cara, lo dieron todo y subieron la temperatura, demostrando que, si se trabaja bien en el local de ensayo, los resultados salen a relucir en los directos.

Teeching continuaban en el segundo de los escenarios, el Chaos Stage, al caerse la primera de las bandas que tenía que actuar en la carpa y no acudió al festival, los franceses The Inspector Cluzo. Oportunidad de ver sonidos crudos y grindcore en el festival, un género que poco a poco está volviendo a resurgir con bandas tan competentes como Teeching. Un toma y daca de aguerrida muestra, con canciones rápidas, riffs afilados y registros agresivos, moviendo las primeras filas y perfeccionando dos carreras con unos circe spit potentes.

Northlane fue todo un descubrimiento, una nube sonora de melodías con partes más agresivas, un tipo de banda cercana a Architects o While She Sleeps, con temas cargados de emociones y crudeza en sus instrumentos, un buen momento para descubrir este tipo de música, emo core o metal core, que crece como la espuma.

Encarando una tarde noche salvaje y combativa, nos topamos de frente con los asturianos Legacy of Brutality, sonido puro y primitivo death metal, unos huesos duros de roer con una propuesta rápida que hizo que el público no parase, incluso montaron un Wall of Death que llegó casi hasta la mesa de sonido, se quedó a pocos centímetros de logro. Una muestra de que las bandas nacionales siguen imparables, y tambalean los cimientos de los grupos internacionales que más peso tenían en el Resurrection. Es más, LoB ya han tocado en el Wacken Open Air, ahí queda eso.

Annihilator, otro peso pesado del trash metal mundial, de la talla de Testament, Overkill o Exodus, que llegaban por primera vez al festival para presentar su último disco de estudio “Suicide Society”. Lamentablemente no coincidimos mucho con ellos, en ese instante la organización nos citaba en la sala de prensa para firmar los contratos fotográficos con Rammstein, y si no lo hacíamos, nos quedábamos si hacer fotos a los alemanes. Seguramente los temas “King of The Kill” o “Alison Hell” sonaron como nunca a esas horas del festival, con su carismático líder, Jeff Waters, divertido, con esas caras y esos gestos llegando a rozar el ridículo, pero no, él es así, Jeff y sus locuras.

Tras cuatro años de ausencia, volvían al Resu los Vita Imana, un hervidero de buen metal y bocanada de percusión en toda regla, en sus filas pudimos ver a un David Ramos de Skunk DF supliendo una de las bajas de la tarde, en total, fue una actuación que sirvió para presentarnos algunos temas nuevos de su último álbum de estudio “El M4L”.

Oportunidad apetecible de volverles a ver ya que, por la zona de Bilbao, donde vivimos, sus visitan son anuales, pronto volverán para actuar en la presente edición del Halloween Metal Fest de Bermeo, junto a Crisix y Killus.

Tras varios temas, el escenario fue invadido por personajes de Star Wars, con un escuadrón de niños pertenecientes al Resukids más los correspondientes monitores, esta era una de las actividades que tenían programadas, luego visitaron los camerinos y otras partes del escenario, una experiencia que seguramente la banda madrileña no olvidará en la vida.

Vita Imana Triunfaron, si tenéis oportunidad de verles en directo, ya sabéis, no defraudarán y os pondrán los nuevos temas en bandeja.

Architects, otros que repetían en el festival, volvían a cuadrar una de las mejores actuaciones del día, mostrando su mejor cara tras el fallecimiento de Ton Searle, uno de sus jóvenes guitarristas, sustituido actualmente por Josh  Middeleton, voz y guitarra de Sylosis, grupo que también pasó por el festival gallego. Estrenaron varias canciones de su álbum “All Our Gods Have Abandoned Us”, y realmente nos encantó, era la primera vez que les veíamos, y es que este festi es único para descubrir bandas. Si siguen así, harán muchos fans y pronto, realizarán una gira por sala donde se comerán los escenarios españoles con patatas, sino, tiempo al tiempo.

Rápidamente pasamos a la carpa en una de las pocas excusiones que hicimos allí ese día, nos reencontramos con un grupo de culto, del mejor hardcore actual, Terror, una actuación que estará entre las quinielas del público, impresionante. Les vimos con algunos cambios en su formación, el cantante tiene más peso, y el grandullón Scott Vogel ha vuelto para engrandecer el sonido de la banda.

Concierto activo, tanto arriba como abajo, a esas horas la carpa estaba llena hasta la bandera, además contaron con tres colaboraciones, la más importante la del cantante de Agnostic Front, que ya estaba en Viveiro el día antes.

Enter Shikari, apuesta alternativa y electrónica del festival, no llegaron a cuajar, pero si comparamos su actuación con la que hicieron en el 2010, ganaron enteros, un sonido más electrónico y de post hardcore aguerrido que tenían en sus comienzos, pero quizás les vienen mejor otro tipo de eventos como el FIB, Bilbao BBK Live y el Mad Cool Festival. Nos aburrieron en exceso, estaba anocheciendo y a esas horas queríamos caña.

Llegaba el plato fuerte de la noche, Rammstein, una pena perderse a Lost Society por temas de horario, pero los alemanes mandan, por delante tendríamos un gran espectáculo digno de una fecha como esta, única actuación en nuestro país, una gran producción que compite de tú a tú con lo que montan KISS o Alice Cooper. Pero nada nuevo si les has visto ya cinco veces, tanto en pabellones como en otros festivales, pero dejaron claro que su metal industrial sigue comandando el mercado mundial, y es difícil cuando cantan en alemán.

Concierto de una hora y cuarenta y cinco minutos, apareciendo con luminosos trajes y artilugios varios, lanzando llamaradas de fuego y humo, intercalándolas con las primeras canciones que fueron “Reise, Reise”, ”Seemann” o “Ich Tu Dir Weh”. Su espectáculo iba subiendo enteros, momentazo el que protagonizó su cantante, Till Lindemann, cuando atrapó a su teclista y lo metió en una bañera que se elevó a través de una plataforma, luego le tiraron líquido inflamable y ardió sin compasión mientras sonaba “Mein Herz Brennt”.

Los guitarristas tuvieron mayor protagonismo cuando se colocaron en la cabeza un artilugio que les facilitaba lanzar fuego por la boca o por sus instrumentos, unas llamas de más de metro y medio, sinceramente, sin palabras.

Ya en la recta final, aparecieron los clásicos, “Links 2-3-4” ,“Du Hust” o “Striped”, cover de Depeche Mode que han sabido llevarla a su terreno, poniendo a todo el público a botar sin parar, llegando a otro momento de la noche, cuando Till lanzo una flecha hacia la mesa de sonido que volvió al escenario para explotar en llamaradas de fuego, al igual que su traje de alas, que le suspendió por el escenario, volviendo para afrontar la tanda de bises.

Tocaron tres más, “Sonne”, “Amerika” y “Engel”, estos último cantaron en castellano “Te Quiero Puta” con la incursión de trompetas, para finalizar esta historia más festival que nunca.

Y tras los alemanes, última banda de la noche que vimos, los míticos Napalm Death con sus sonidos grindcore característicos, una actuación frenética, violenta y rápida, que nos dejó algunas palabras en castellano por parte de su cantante Mark Barney como “somos Napalm Death desde Birmingham”, también intentó presentar algunos temas esforzándose un poco más, pero al final pedía el cambio al inglés pidiendo disculpas por ello. En sus filas sigue militando el carismático bajista Shame Embury, uno de los miembros de Brujería, capaz de no pasar desapercibido por ese pelo ondulado y rizado.

Con más de 35 años en la escena, la banda presentó su último álbum de estudio, “Apex Predator”, cuyo tema que le da título fue el escogido para abrir su actuación, metiéndonos de lleno en sus himnos colosales, tales como “The Kill”, “Deceiber” o “Nazi Punks Fuck Off”, cover de los Dead Kenedys que han hecho suya desde sus inicios.

Otra jornada más que terminamos en las colas para coger el autobús, pero iban más rápidas que el día anterior, esta vez sólo esperamos quince minutos.