Noche de viernes, la pequeña sala Costello en el corazón de Madrid se preparaba para una noche de “escenario principal”.
La novedosa formación Fantini se veía las caras con la pubescencia y la soberanía escénica de Repion, ambas formaciones comparten mismo enclave de nacimiento montañes, además de poder compartir, dada su idoneidad, el prime time de cualquier gran festival.
Los primeros en liza Fantini cargados con los aperos de la psicodelia nos trasladaron a otra dimensión desde “Balín”, pasando por “Tu cueva” hasta su “Destino Woodstock”. Carlos y Manu (Acompañados por Chema Quintanal al dorso de un soberbio bajo) galopaban a medio camino entre el rock del `69 y Twin Peaks debido a pasajes como “Laura Palmer´s Theme” y su “Psico”, tremendamente acertado por causa de su elenco de efectos y percusiones pregrabadas. Concluyen la noche con “Laserquest” la cual arrancaría esos aplausos tan merecidos de esta insólita formación, llamada a ser el los Tame Impala estatales, dado que andamos escasos de estos mimados ritmos de Folk psicodélico.
Fantini
Segundo plato santanderino: Repion. Esa mezcla de contundencia de Berri Txarrax con la melodía de Makovski. Ese grupo, perteneciente a la generación de los `90, que tomo el glorioso camino musical de los `70, absorbiendo lo mejor de cada década, para hoy por hoy, plasmarlo en el escenario.
Absolutamente embriagador escuchar en directo canciones como “Efecto 2000”, “Ciclogénesis”, “La divina señal” entre otras. El power trio tan efectivo como solvente, sorteando las trabas accidentales del directo (Cuerdas rotas, batería incapaz de soportar tanta sacudida) Ell@s pueden con todo.
Llegados al “Año de mierda” cada componente ya había rotado por todos los instrumentos por lo menos una vez, demostrando el oficio que tiene Repion, cuando pocos sabíamos que lo mejor estaba por llegar: “De zombies” y “Querubín” posiblemente el mejor final de la escena rock-pop alternativo estatal.
Gran noche la de aquel día de Enero, que en nada será la de cualquier noche de Escenario Principal.