Amigos y amigas de eventos lúdico-festivos basados en conciertos varios, también llamados Festis; sean bienvenidos a este primer capítulo (y puede que último) del “Manual del buen Festi”

Analizando los archivos históricos y los proyectos de investigación al respecto denotamos que en los últimos años la afluencia de festis han crecido considerablemente, pero de manera desigual a lo largo del año natural, y son muy pocos los que se desarrollan en invierno. La motivación es uno de los factores que mueve al homo festis, habitante natural de estos eventos, para hacer largos recorridos, pasar hambre (sed nunca), dormir en condiciones de campo de refugiados y sobrevivir a apocalípticas resacas. El homo festis ha desarrollado una adicción que le provoca que cada X fines de semana haga lo impensable por disfrutar de uno o varios día de festejos.

¿Quien dijo miedo al frío y las inclemencias? Nos acercamos a Ayora (Valencia) para estudiar el Gazpatxo Rock 2018, que tras su XIII edición se ha convertido en el clásico de estas fechas (tampoco hay muchos para elegir). Por lo que podríamos considerar a la organización del Gazpatxo Rock una ONG que ayuda a aplacar nuestro mono de festis en estas duras épocas de sequía. Un ola por la gente del Gaxpatxo!

Pero un buen festi no ha de ser solo conciertos, es fundamental alimentar el alma con otras actividades. En esta ocasión (y como suele ser habitual en este festi) en la población del interior valenciano comenzaba la jornada con la Xaranga Siempre Así que acompañaba y daba a paso a la ya tradicional gazpachada ayorina, una exquisita mezcla de verduras, carnes varias y torta que casi que justificaba todo el viaje y sufrimientos. Joder que bueno estaba.

Y la hora de la siesta comienza el jaleo. No son muchos homo festis los que suelen entrar a los primeros conciertos. En esta ocasión el pistoletazo de salida lo daban Huntza, joven banda de folk en euskera que está teniendo una gran aceptación en el público gracias al boca-oreja (también denominado palique festivalero).

Añada a su clásica formación de bateria, bajo y guitarra un violín, triki y pandero, y mujeres sobre el escenario. Da gusto que surjan nuevas bandas en las que también tengan hueco las chicas. Temas muy bailables (aunque no entiendas ni papa de vasco), y sobre todo alegría y felicidad para inaugurar el festi. Existe una norma no escrita de que todo grupo novel debe tener alguna versión en su repertorio, en su caso fueron “flying free” y “wake me up”, disco folk euskaldun, oso ondo oiga!.

Aunque le pongas tu festi la palabra ROCK al final no significa que el estilo musical de los conciertos haya de ser exclusivamente el rock. Todo buen festival sabe que la mezcla da sabor, y además junta buena tribu. Crestas, rastas, melenas, repeinados, gente con gorra (hasta para dormir) y hasta calvos formaban la fauna cuando salieron al escenarios los poetas del neoliberalismo, los portaestandarte del espíritu emprendedor, el azote del impuesto de sucesiones, Sons Of Aguirre. Divertidos, irónicos, y con una legión de coristas cada vez más grande. Rap de combate que le pone un poco de sal y pimienta al festi, pero en esta ocasión pasaron sin pena ni Gloria.

Fuertes venían a continuación Funkiwis, funky funky del bueno, que no termina de despegar; vientos y flow que son capaces de  hacer temblar hasta las caderas del más soso, pero qué (opinión del redactor) están aún infravalorados.

En la jungla festivalera convive otra especie depredadora, el homo segurata. Su proyecto vital consiste en evitar que se entre con bebida o algún elemento peligroso dentro del recinto de conciertos. Pero en esta ocasión se pasarón de celo; flautas (del redactor) bolis, pintalabios, etc… Estos sujetos también tocan en los festis; jamás me han cacheado tan a fondo, y se agradece el cariño, pero para próxima ediciones estaría bien volver al homo segurata clásico sosete.

Y qué sería de un festi sin Boikot?. Tras décadas de carretera los madrileños siguen petandolo. Luces, confeti y fuegos se unen a sus repertorios clásicos. Geniales como siempre repartiendo placer musical en el momento de mayor afluencia del festi. Para no ofender a nadie y que se me entienda: A mi me gustan mucho los macarrones con tomate, pero comer todos los días macarrones con tomate cansa. - Mira una estrella fugaz!, pide un deseo - Un disco nuevo de Boikot (como los de la ruta del che a poder ser).

Acercándonos al ecuador del festi, y para que no falte de casi na’, un poco de reggae de la mano de Green Valley, haciéndose hueco en los festis multiestilisticos con sus cánticos a la felicidad muy apreciados por los millenials.

Continuamos para bingo con el cabezón de cartel, El Drogas y sus 3 secuaces. La mejor calidad de todo el sábado. Multitud de temas clásicos de Barricada alternados con las composiciones de otros proyectos del Sr. Villareal, paseito entre el público incluido y cover para cuadrar el circulo: Frio de Alarma, no pudo estar mejor elegida con la que estaba cayendo fuera de la carpa.

Seguimos con el rock, mezclaito con buen Punk, desde alava Kaótiko. Poco habituales de estas zonas, ofrecieron un buen repaso a toda su carrera. Hablar de punk-rock estatal en el 2018 es hacerlo de este quinteto, y todavía les queda mucho y bueno que dar.

Bajamos pulsaciones y nos inunda el buenrollo de volver a tener entre nosotros a Trashtucada, que después de un breve parón vuelven con nuevo disco debajo del brazo. Aunque con problemas técnicos iniciales, que no pueden faltar en cualquier festi que se precie, nos regalaron placer y camaradería entre la familia festivalera.

No solo de líquidos vive el homo festis, por lo que viene genial disponer de una gran variedad de puestos de comida, merchan, y movimientos sociales en el entorno del festi.  Y el punto morado, cada vez más común en los festis, debería ser obligatorio en este tipo de ambientes, mucho más necesario que los verdes. Minupunto para el Gazpatxo Rock.

El trapichero ya está aquí! Narco in da’ house. Con su nuevo disco Espichufrenia trajeron aires frescos, nuevo y bueno material para que uno no se canse de verlos. El éxito no consiste en hacer un par de temas buenos y vivir de ellos toda la vida musical, el éxito es seguir sacando buenos trabajos y refrescar el set list. Y estos putos cabrones sevillanos (les insulto porque ellos hacen lo mismo) dan sentido a ir a tantos festis. El mejor concierto de la noche para mi humilde opinión. Ya empiezan a flojear las fuerzas y esto parece, más que un festi, una convención de la Once, demasiado ciego junto.

Vamos cerrando la paraeta tirando de nostalgia, Josetxu Piperrak & The River Rck Band. Siempre hay que meter algo clásico en un festi, algo que atrae a los “viejos rockeros”, los que se quedan atrás y visten ropas vintages, y que a la vez es conocido y cantado por la chavaleria.

Entre concierto y concierto siempre queda un rato para charlar, ir a desaguar, o prevenir la deshidratación. Pero además los buenos festis ponen dj’s que animan el cotarro para que el ritmo no pare. La idea es buena, aunque la selección de los/las djs no es siempre acertada. Quizás no era el sitio ni la hora adecuada para escuchar trap, Chenoa, Manolo Escobar y hasta el “a las barricadas” en versión techno. Ejem, para mejorar.

El homo festis tiene la costumbre de acabar su jornada de supervivencia escuchando ritmos industriales, metálicos y techno. Habitualmente en los alrededores del lugar de ceremonia, molestando a un sector que queremos dormir. Por ello nada mejor que acabar el festi con música que reúna esas condiciones: Prozak Soup, o como seguir innovando en el siglo XXI. Voces gluturales, scrachs de vinilos, metal, electrónica y un no parar de menearse en todas las dirección. Buen fin de fiesta, y de festi. Amor al ruido. Hasta el próximo capítulo corazones.