Madrid es una de las plazas más complicadas para cualquier banda. La capital ofrece una oferta de conciertos descomunal que hace que el público se divida entre la multitud de salas, bares y locales que programan música en directo, haciendo que sea especialmente difícil conseguir una buena entrada. Por eso resulta meritorio que Corazones Eléctricos congregaran a más de un centenar de fans en la Sala El Sol el pasado sábado en su primera visita a la ciudad.

Corazones Eléctricos es el proyecto que Pau Monteagudo, cantante de Uzzuhaïa, inició en 2015 tras la disolución de la banda valenciana, una de las mejores que ha dado el Rock en la Historia de este país. Quiso entonces continuar en el mundo de la música formando un trío con Kako Navarro al bajo y Miguel Giner a la batería. El año pasado publicaron su primer disco que ahora están presentando en directo en una gira por nuestro país.

Los encargados de calentar motores fueron Gallos con su rock n’roll festivo y desenfadado. Tocaron siete temas con los que no sólo consiguieron poner a bailar a los presentes, sino que muchos de ellos demostraron saberse al dedillo las letras de las canciones. Con el público impaciente tras el pertinente parón, llegó el turno de  Corazones Eléctricos.

Arrancaron con “Intentando Respirar” y “Kamikazes” y fue inevitable acordarse inmediatamente de Uzzhuaïa, no sólo por la voz (eso es evidente), si no por las melodías de los temas. Ése es el único punto en común con la antigua formación de Pau, ya suenan diametralmente diferentes. Mucho menos rockeros, Corazones Eléctricos optan por sonidos menos estridentes, moviéndose entre el indie y el pop rock, aunque sin mostrar un estilo definido. El concierto osciló entre medios tiempos melancólicos como “Volver a empezar” o “El Coleccionista de Fronteras”, los coqueteos con el country de “Océanos de Flores”, el rock enérgico de “Cama de Faquir” y las melodías indies de “Todo Me Recuerda A Ti”. Un poco de mucho y mucho de nada que dejó el concierto, estilísticamente hablando, en tierra de nadie.

Como había pasado con Gallos, la mayor parte de los asistentes se mostraron como auténticos fans de los valencianos, coreando los estribillos y celebrando el inicio de los temas más conocidos. Al tener un solo disco, Corazones Eléctricos tuvieron que incluir alguna versión para completar el show, y optaron por clásicazos como “Ziggy Stardust” de Bowie o Helter Skelter de los Beattles, aunque hay que reconocer que el formato trío se quedó un poco pobre para interpretar himnos de semejante calibre. Tras tocar los bises sin bajarse del escenario, se despidieron de una sala que les arropó con cariño en su primera visita.

Está claro que Pau Monteagudo quiere desmarcarse de su etapa anterior. La música de Corazones Eléctricos discurre por caminos más populares y comerciales, aptos para un público más amplio y muy diferente al que adoraba a su antigua banda. Cuestión de gustos.