Y EN MADRID SE HABLÓ EUSKERA UNA VEZ MÁS

Cuando llegó el día se notaban los nervios entre los asistentes al concierto, la larga cola para entrar ya hacía presagiar que lo que iba a ocurrir dentro de La Riviera no iba a ser algo normal y corriente. Con un tercer “Sold Out” seguido en Madrid, Berri Txarrak volvía a la capital para demostrar por qué están donde están.

El pasado 14 de abril volvieron a hacer historia con un concierto de casi 2 horas y media donde lo dieron todo, hicieron lo que mejor saben y el público no les defraudó. Después de los conciertos de Barcelona y Bilbao donde también agotaron entradas, los ánimos estaban muy arriba y no sabíamos con lo que el grupo navarro nos iba a sorprender.

Con un poco de retraso y con el público impaciente por empezar a escuchar los primeros acordes, Gorka, David y Galder aparecieron en el escenario arrancando con Dardararen bat, canción de su último disco Infrasoinuak (2017), con el que la banda sigue demostrando la calidad de su música y letras. Tras seguir desgranando su último trabajo, un problema con las luces hizo que se quedasen casi a oscuras en el escenario, pero no fue impedimento para que ellos siguiesen tocando haciendo las delicias de todos los que estábamos presentes.

Mantuvieron la conexión con el público en todo momento, sonaron canciones de su anterior disco, Denbora da polígrafo bakarra (2014) y temas míticos de siempre, gracias a los cuales todos los asistentes revivíamos momentos en los que la música de Berri Txarrak ha formado parte de nuestras vidas.

Oihu, Libre, Ikasten, Ikusi Arte, Denak ez du balio, todas y cada una de las que sonaron hicieron que el público saltase, cantase y demostrase que este grupo se merece estar en lo alto. Incluso hubo algún momento de canción lenta con Aditu Bihurtuak, donde tuvieron la colaboración de Marilia, pero eso no hizo que el ritmo bajase, todavía quedaba mucho por delante. Tocando un tema tan mítico como Sols el poble salva al poble dejaron el listón muy alto e incluso se atrevieron con una versión del Pet Sematary de los Ramones, que el público cantó con ellos a coro.

Desde el primer minuto hasta el último la energía no decayó y el grupo dejó claro que van a seguir dando mucha guerra y esperamos impacientes a que vuelvan a Madrid, porque seguro que algo más grande les espera.

Una vez más en Madrid se habló euskera gracias a Berri Txarrak, un grupo que ha demostrado que, gracias al esfuerzo y al trabajo, se pueden romper fronteras. Para una bilbaína afincada en Madrid desde hace más de 12 años es un orgullo ver cómo un grupo vasco triunfa allá donde va sin importar el idioma el que se hable, importando solo el idioma de la música.