El sábado 14 de abril Thirty Seconds to Mars volvió a pisar Bilbao, desde aquel gran concierto en el festival BBK Live de 2011. Esta vez la cita era en la sala Cubec del Bilbao Exhibition Centre a las 21:30, donde se congregaron fans de todas las edades para disfrutar de la banda californiana.

Las expectativas eran muy altas debido a los grandes temas que el grupo ha ido creando desde su primer disco y a las exitosas y premiadas giras en directo; aunque esta vez va a ser difícil olvidar la sensación agridulce y decepcionante del concierto. Como ferviente seguidor del grupo que soy, uno de mis favoritos, me cuesta admitirlo pero, más que un concierto, podría decirse que ha sido un espectáculo audio-visual. A pesar de que el escenario, pantallas LED, y juego de luces era muy original y trabajado, a los que nos gusta el rock y ver a las bandas con todos los componentes sobre el escenario nos faltó algo más que el guitarrista.

La ausencia en esta gira de Tomo Milicevic a la guitarra (sustituido por sonido pregrabado), y el hecho de que el teclado y bajo quedasen relegados casi en el foso, tras el escenario, dieron aún más protagonista al vocalista y líder de la banda, Jared Leto, que en ningún momento del concierto se enfundó una guitarra. Por suerte, su hermano Shanon, tocó la batería con esa potencia que todos estábamos esperando.

No todo van a ser puntos negativos…el despliegue y energía de Jared en el escenario hicieron de las suyas en los fans más jóvenes que estaban deseosos de subir al escenario con su ídolo (como es habitual en todos sus conciertos). Hacer partícipes a los asistentes es uno de los puntos fuertes de esta banda, bailando y cantando como si formasen parte de los coros que se pueden escuchar en sus canciones.

A medida que iban entrando los seguidores, se encontraban con una “caja” en el centro del recinto, que permitía colocarse en tres de sus lados, permitiendo acercarse más al escenario y tener una visión completa del espectáculo tanto central como lateral, (punto a favor). La caja de pandora comenzó a elevarse y desplegarse cuando empezaba a sonar su primer tema, “Up In The Air”, convirtiéndose en unas gigantescas pantallas LED móviles que formando un llamativo juego de luces. Y entonces apareció él, Jared, encapuchado bajo un poncho rojo metalizado, y a su espalda, su hermano a la batería.

A pesar del giro musical de su reciente y último disco, más electrónico y comercial, del que sólo tocaron tres temas ("Walk On Water", "Dangerous Night" y "Rescue Me"), en su repertorio tenía que sonar, y sonaron "The Kill", "Hurricane", "This Is War"  y "Search And Destroy", con su sonido más potente y al que nos tenían acostumbrados.

Para completar el espectáculo, no faltó una versión de sencillo "Stay" de Rihanna, gigantescos globos rebotando por el público, los cuales tardaron varias canciones en desaparecer… Y como siempre, Jared fue eligiendo personalmente a un gran número de fans ilusionados hasta las trancas, y que subieron al escenario hasta llenar los laterales y flipar con el momento.

Como colofón final: el escenario repleto de seguidores, cañonazos de confeti y sonando por los bafles el que es para mí el mejor tema de la banda, "Closer To The Edge".

Sinceramente, me hubiese gustado escribir esta crónica con otras impresiones y otro sabor de boca…pero a veces pasan estas cosas, y nos quedamos con las ganas.