Entre amigos, con ganas e ilusión, y los decibelios más rabiosos que nunca. Así podríamos resumir lo acontecido en la gran sala Santana 27 de Bilbao, el pasado 21 de Abril, donde unos inmensos Stravaganzza volvieron a masticar las tablas del directo, con más hambre que nunca.

De un regreso por la puerta grande y otras efemérides

Había ganas. Tantas, que hasta una pequeña productora de reciente creación, Underpromotoras, hizo todo lo humanamente posible para traer al grupo de sus sueños a su propia ciudad. Con la ilusión de un niño en navidades, y mucha ayuda de los Madrileños, pasaron meses bombardeandonos en redes sociales y medios de comunicación, advirtiendo del gran concierto que íbamos a presenciar. No en balde, mereció la pena todo el esfuerzo, ya que una banda históricamente ninguneada como Stravaganzza, pudo finalmente aterrizar en la capital Vizcaína y ofrecer más de dos horas de su más sincera expresión artística.

Sin teloneros, arrancaba la noche con el trallazo atemporal “Dios”: Una excelente carta de presentación, que supuso el primer puñetazo en la mesa. En la actual gira, Leo se rodea de un puñado de músicos de alto calibre, con especial mención si se me permite tal osadía, para Beatriz Albert a los coros (Ebony Ark, Mónica naranjo, …) y Pepe Herrero como capitán del barco. Dos genios contemporáneos de nuestra escena musical, que deberían tener sendas estatuas honoríficas en la jodida gran vía de Madrid.

No hubo apenas tiempo para los descansos, a excepción del obligado antes de los bises. La sala no presentó, ni de lejos, un lleno absoluto. No obstante el calor de los asistentes les supo a gloria a los músicos, que vieron como muchas más cabezas de lo habitual se movieron al infernal ritmo de las composiciones. Ha llovido desde la última, y quizás por eso y porque la comprensión de la innovadora propuesta de Stravaganzza ha sido asimilada en este largo impass, la entrada fue más que satisfactoria.

El sonido, perfecto. Leo, inmensamente mejor que cuando aún peinaba acné. La batería gana enteros con Expósito a las baquetas, y el resto del combo resulta una maquinaria perfectamente engrasada. Y el puto set list, … impecable.

Lo que allí aconteció, allí se quedó

El setlist fue completo, sincero y brutal. Uno a uno la banda fue desgranando cortes de todos sus trabajos, los más representativos, los menos fáciles, los más directos...No faltó nada:

Dios
En Soledad me lamento
Mi Tempestad
Miedo
Desilusión
Pasión
Dolor
Nostalgia e Inmortal
Deja de llorar
Grande
Máscara de Seducción
Réquiem
Cuestión de Fe
Sin llamar
Un millón de sueños
Raíces
Hijo de la Luna
Eloise

Y colorín colorado, este cuento aún ni siquiera ha empezado

No va a ser fácil, pero nunca lo fue. La propuesta es arriesgada, y el público minoritario. Pero cuando las cosas se hacen bien, se nota. Stravaganzza es una de las criaturas más excepcionales que ha parido el metal nacional, y como tal debe reconocérsela.

Con el montaje actual (bailarinas, coros, violín y teclados, nueva guitarra,...) y el estado de forma de la banda, llegarán mucho más lejos que la última vez. Atención al nuevo disco, porque puede ser el bombazo del año, a años luz de los siguientes.

Y el que se lo vaya a perder, que recapacite, porque esto es de obligada presencia. He dicho.