Si hay un estilo que ha cogido auge, al menos en nuestro estado, dentro del rock y del metal, es lo que se denomina post-rock o post-metal, lo que podría resumirse, de manera muy simplista, como una manera de llevar el rock o el metal progresivo por una senda más amplia e incorporando, por un lado, sonidos de otros estilos y al mismo tiempo, de manera general, anulando la voz.
El auge de este estilo en nuestro territorio se debe a la labor de bandas tan diferentes como Jardín de la Croix, Ciconia o Toundra, pero que han ido creando un pequeño o gran círculo de seguidores, y, a partir de ellos, han ido surgiendo muchas bandas de mucha calidad.
Esta noche visitaba el Escenario Santander la gente de Toundra, quizás la banda más conocida de este estilo, y que, en este mundo tan mediatizado por los estilos más comerciales, ha conseguido que sus discos se cuelen en la lista de los discos más vendidos, ya sea con este proyecto o con Exquirla, junto al Niño de Elche; para completar el cartel teníamos a una de las mejores bandas que tenemos en nuestra tierra, como son la gente de Medussa, cuyo nombre, como dato curioso, apareció en letras diminutas en el cartel original, aunque más adelante fuese corregido.
La presencia de gente era, en parte, una incógnita, aunque ya hemos sido conscientes de la gran afluencias de gente a los conciertos de Medussa, con lo que, a poco que se animase la gente que sigue a la banda, más los que fueran exclusivamente por Toundra, tendríamos una buena entrada; aunque todo es mejorable, y yo creo que los protagonistas merecían más asistentes, al final no estuvo mal la cantidad de gente presente.
Los encargados de abrir la velada fueron los locales Medussa, que, con máxima puntualidad, comenzarían un concierto en donde siguen presentando su tercer disco “La palabra ha muerto”, publicado hace unos meses, siendo el primer tema que ejecutaron “Ethos, Pathos, Logos”, la canción que abre dicha obra, un tema que arranca de manera lenta, para luego coger más fuerza y contar con una importante presencia de la batería de Javi Arias.
Siguieron desmenuzando su actual disco con “Quirales”, con ese comienzo relativamente relajado pero en el que van asomando partes mucho más potentes, que acaban aflorando, acompañado de esos enigmáticos sonidos de guitarras, para luego ir relajando el ambiente, todo ello magistralmente ejecutado por Fernando y Jova a las guitarras, Fonso al bajo y el citado Javi a la batería.
Medussa
Mucho más guitarrero, cercano al heavy metal si se me apura, es el comienzo de “Era discordia”, con los inevitables tonos rojos de las luces presidiendo el escenario, mientras la banda ejecutaba una pieza con muchos cambios de sonido, a la vez que hacían gestos a los presentes de que gritase y animasen, alargando su potente final, en uno de los temas que más me gustaron de su actuación, que ya es mucho decir.
Con algún cambio de instrumento, llegó el momento de recordar su anterior “100 millones de años”, de hace un par de años, con el tema que le abría, llamado “Distopía”, con esa locución que la da inicio, para adentrarnos en ese hipnótico tema, con muchos cambios de ritmo y que en la parte final vuelve a hacer que su batería se luzca con ese sonido de batería tan marcado, mientras el tema se va decelerando. Realmente genial tanto la canción como estos maravillas músicos.
Siguiendo con su anterior disco, llegó el momento de “Carbono”, pieza que fue enlazada con la anterior y que va cogiendo mucha fuerza e intensidad a partir de un comienzo más relajado, siendo otra fabulosa canción, para, tras un nuevo cambio de instrumentos, interpretar “Pasto de los cuervos”, también de su disco del 2016, con ese comienzo tan cañero, que tras una serie de matices que engrandecen la canción, acaba casi como había comenzado, con mucha potencia y agresividad.
Y, por desgracia, se avecinaba el final, pero para acabar nos quedaba un plato fuerte como es “Continentes”, la pieza más extensa de su actual disco, una autentica maravilla, donde vamos desde un comienzo relajado y tranquilo, cogiendo potencia y velocidad, hasta llegar a una segunda parte de la canción más cañera, con un amago de final que va bajando la intensidad del tema, para luego coger más fuerza hasta llegar a ese clima final, con la que acabó no solo el tema sino el concierto.
Y así, tras 55 minutos, finalizó la actuación de unos Medussa, a los que tenía ganas de ver en escenario grande, porque son una banda con unas cualidades magnificas, que ya lo habían demostrado en salas más pequeñas y que con los medios adecuados como esta noche, demostraron lo grandes que son.
La verdad es que pusieron el listón muy alto, a base de una propuesta musical que gana muchísimo en directo, demostrando que cada vez están más asentados y que tienen un futuro muy esperanzador.
Y, tras el cambio de rigor, nos esperaban Toundra, con un enorme telón presidiendo el escenario, que se iba iluminando mientras iba sonando una intro, que dio paso a “Strelka”, de su anterior disco “IV” del 2015, un tema que comienza tranquilo, para ir cogiendo velocidad poco a poco, con su bajista Alberto haciéndose cargo también de los teclados, como haría durante toda la noche, mientras Esteban, uno de sus guitarras, se acercaba a las vallas buscando el calor de los seguidores.
La banda madrileña viene presentando su disco “Vortex”, editado este mismo año, con temas como “Cobra” y ese comienzo tan intenso, que va cogiendo velocidad y potencia a medida que la canción va avanzando, con una gran ejecución de una banda que completan Macón a la guitarra y Alex a la batería y que demostraron ser una autentica apisonadora sobre las tablas.
Algo más tranquilo es el inicio de “Tuareg”, también de su actual referencia, que va ganando intensidad mientras la canción va avanzando, con una banda que se mostró en todo momento muy activa sobre el escenario, con momentos en que los guitarras se situaban frente a frente, como si de un simulado reto se tratase, y en otros momentos los tres miembros de la banda encaraban las primeras filas y buscando animar a un público muy entregado.
Una nueva visita a su anterior obra vino de la mano de “Kitsune”, un tema que se inicia con un sonido oscuro con una campana de fondo y de manera lenta, mientras las guitarras van ganando intensidad, dibujando unos bellos sonidos, con esa base rítmica sonando potente de fondo, dando a la pieza un cierto aire oriental.
Llegó el momento de recordar los primeros tiempos de la banda, con ese “Bizancio” de su “II” del 2010, que cuenta con una entrada de teclados, que nos va mostrando muchos matices, con un ritmo constante, pero ganando fuerza, hasta que la canción estalla y nos lleva a una parte muy intensa, en donde la extensión de la canción permite jugar con diferentes matices sonoros, consiguiendo un sonido realmente bello.
Sin dejar su segundo disco, se adentraron en “Zanzíbar”, con muchos sonidos realmente vistosos y una guitarra constante, demostrando que son muy buenos musicalmente todos, con constante interacción entre ellos, algo que agradaba mucho a un público que despidió dicha canción con muchos aplausos.
De vuelta a su actual trabajo, llegó el momento de “Kingston Falls”, un precioso tema que comienza con una entrada de teclado y una guitarra semi acústica, que realmente parce hablar, siendo un tema quizás algo más accesible, por así decirlo, pero con partes machaconas de batería y que acaba de golpe. Otro gran tema de la banda.
Toundra
Como en el disco que están presentando, a la anterior la siguió “Mojave”, con esa locución en inglés que la antecede y ese repiqueteo a la entrada, siendo una pieza muy tranquila, con muchos dibujos de guitarra y una batería programada, antes de que, de repente, gane en intensidad y contundencia, mientras buscaban la complicidad de la gente, siendo una pieza que, cuando parece que va a acabar, vuelve a recuperar vida, convirtiéndose en una de las piezas más logradas de toda la noche.
Pero el final de su concierto se acercaba con “Cielo negro (Black Sky)”, de su trabajo “III” del 2012, con esos efectivos guitarrazos, mientras los músicos se volvían locos sobre el escenario, saltando y demostrando sentirse muy cómodos, mientras seguían regalándonos su inmensa calidad musical, a una concurrencia muy entregada, que, cuando la banda abandonó las tablas, los despidió con una estruendosa ovación.
Afortunadamente, el cuarteto volvería a salir a la tablas, con un público que los reclamaba con más insistencia de la habitual, para interpretar ese “Magreb” de su tercera obra, con la gente tarareando la entrada de la canción en cuanto la reconocieron, siendo una pieza con mucha fuerza y elaboración, y con unas partes finales donde el bajo está muy marcado, aunque todo el grupo lo dio todo sobre las tablas.
Y la banda finiquitaría su maravillosa actuación con “Cruce Oeste”, la canción que también cierra su actual trabajo, una pieza que se inicia con unas guitarras potentes, para luego la canción volver más tranquila, con unos teclados que, sobre todo en la parte central, dotan a la canción de un tono más ambiental, hasta que la canción desemboca en un final muy explosivo.
Y así, tras casi hora y media de actuación, concluyó el concierto de uso Toundra que dieron uno de esos conciertos que no dejaron a nadie indiferente, demostrando que son muy buenos técnicamente y con mucha gente entregada, lo que, una vez más, demuestra el buen momento que atraviesa una banda, que está escribiendo su nombre entre los grandes del rock de nuestro estado; prueba de ello es que no paran de girar, no solo por España, sino que de forma abundante también lo hacen fuera de nuestras frontera y, a tenor de lo visto esta noche, no es de extrañar.
Y así, con el beneplácito casi unánime de los presentes a lo allí acontecido, abandoné el Escenario Santander, ante una prueba más que el post rock y el post metal pasan por un magnífico estado de forma, no sólo por la enorme calidad de sus músicos y de las propuestas de los mismos, sino, lo que es más difícil, por la buena acogida de un público que aprueba este estilo con fervor, como pudimos ver esta noche.
Quizás pudiésemos estar ante una de esas noches que dentro de unos años se diga eso de “yo estuve allí”.
28/09/2018 
Txutxy Cano 
Fernando Martínez
Escenario Santander, Santander, Cantabria
