Tras varios años de ausencia, la noche del sábado 3 de noviembre Tierra Santa volvió a Vitoria-Gasteiz para presentar tanto los temas de "Quinto elemento", su último álbum de estudio, como de "Gilman Fest 2018", un disco doble de directo grabado durante la participación de los riojanos en el festival venezolano Gillmanfest de este mismo año. Yo, que no soy muy amigo de las bandas de versiones y que prefiero los grupos que se comen la cabeza realizando temas propios, hubiera apostado por una banda con composiciones propios aquella noche. Una banda novel para acompañar a unos músicos veteranos como los de Tierra Santa me habría encantado, pero tras presenciar el completo directo de los seis músicos que se encargaron de abrir la velada, no me queda otra que reconocerles su talento y saber hacer sobre la tarima. |
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Innervoice ofreció al público gasteiztarra una completa descarga de temas clásicos. Versiones de los 80 y 90 de bandas como Bon Jovi, Deep Purple, Doro, Iron Maiden o Europe hicieron las delicias de un público que fue llegando a la Jimmy Jazz a cuenta gotas y que no dudo en reconocer con aplausos el potencial de los músicos. Itziar (voz), Juan y Marcos (guitarras), Filippo (bajo), Pilar (teclados) y Víctor (batería) son los seis músicos que forman esta banda que a su paso por Vitoria-Gasteiz hizo vibrar al público con un repertorio colmado por éxitos de bandas representativas del género y por una potencia sobre el escenario digna de mención. Innervoice lo forman músicos con pasado en bandas míticas de la escena riojana y su talento a los instrumentos quedo patente en Vitoria-Gasteiz. Nos llamó especialmente la atención la fuerza a la voz de su vocalista Itziar. Un tema de los alemanes Helloween sirvió para poner fin a este recorrido por grandes canciones del Heavy Metal y dar paso al directo de Tierra Santa. |
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Después de casi 15 años, los riojanos Tierra Santa volvieron a pisar la capital de Euskadi para dar un esperado show, enmarcado en su actual gira “El quinto elemento tour”. Han cambiado unas cuantas cosas desde entonces: Algunos cambios de formación, parones temporales, cuatro discos nuevos, giras latinoamericanas, y sobretodo, un potente resurgir del quinteto en esta última etapa. Había ganas. Aquella noche, en la sala Jimmy Jazz, se registraba un aforo más que aceptable. De hecho era considerablemente mayor al de la última visita de esta gran banda de metal nacional, en lo que hace tres lustros era la desaparecida sala “Kinvara” de Vitoria-Gasteiz. El show arrancó sin mucha ceremonia, con los primeros acordes del tema “Quinto Elemento”, que sirvió como calentamiento. El público comenzó a responder desde el primer minuto, dando claras muestras del ansia acumulada por volver a disfrutar de, la que fue sin duda, una de las grandes bandas de metal nacional de principios de siglo. Cayeron más temas del nuevo disco, como “Cain” o “Donde morirán los malditos”, pero los temas míticos de toda la vida comenzaron a caer pronto: Juana de Arco, Tierras de leyenda, indomable, Sangre de reyes, Pegaso… Nos las sabíamos todas. los parroquianos, algo más maduros de lo que nos gustaría reconocer, crecimos con estos temas. Ángel tuvo mucha ayuda durante toda la velada, por parte de unas cuantas gargantas que no dudaron en desgañitarse en cada tema. Y vaya si lo disfrutamos. |
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Se les ve bien, pero sobretodo, se les intuye “sólidos”. Han formado un buen equipo, y suenan mejor que antaño. Por Ángel, además, parecen no pasar los años. Parece que hubiera hecho un pacto con alguna de las deidades a las que dedica sus canciones, ya que tanto en imagen como en voz, ganas y potencia, sigue impecable. Dan Díez y el resto del equipo, de matrícula. Sonido compactado, bien ensayado, sin margen de error. Simplemente perfecto. La parte final del bolo fue la más emotiva. Legendario y, por supuesto, la canción del pirata, fueron el cierre perfecto para la fiesta. Siempre es curiosa imagen, la de decenas de “heavys” gritando a los cuatros vientos, los versos que José de Espronceda tuvo a bien componer hace casi doscientos años. Casi nada. No obstante, otros grandes temas precedieron al cierre, que no podemos obviar: Alas de fuego, La momia, revolución, fuego en el paraíso, Moby Dick, y El bastón del diablo. Por ese orden. En definitiva, un gran placer comprobar el magnífico estado de forma en el que se encuentra estre gran estandarte de nuestro Heavy nacional. Y que dure, por muchos años. Y si se me permite, citaré al susodicho escritor del romanticismo, en esta pequeña estrofa que parece casar como anillo al dedo, en el momento de actual de Tierra Santa. “¡Sentenciado estoy a muerte! |
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