24/11/2009 
Mikel GarcÃa 
Kafe Antzokia, Bilbao, Bizkaia
No suele darse muy a menudo que una banda internacional vuelva a visitar nuestro país, en menos de seis meses, creo que se podría contar con los dedos de una mano aquellas que lo han efectuado, al menos una vez. El pasado martes 24 de noviembre, las suecas Crucified Barbara daban este privilegio a sus incondicionales vascos, arrancando oficialmente su gira española en el Kafe Antzoki (Bilbao), la cual posteriormente tuvo escalas en Madrid, Valencia y Barcelona. Esta tercera visita se concebía como un gran acontecimiento de hard rock ardoroso y electrizante. Una suculenta oportunidad para los que no pudieron asistir a su corta actuación en el Kobetasonik, por el mes de junio, dado que se llevo cabo a unas horas bastantes tempraneras, o más bien lo contrario, un agasajo dirigido principalmente a los que se quedaron con ganas de repetir, tras la buena imagen dejada por este cuarteto femenino. En si, no se trataba de una nueva revalida, sino más bien de una presentación más exhaustiva de su último trabajo de estudio “Til Death Do Us Party”. Un segundo disco con el que han dado un gran salto adelante, tanto cuantitativo como cualitativo, llamando la atención de la prensa musical internacional, quienes se han rendido a sus pies, lisonjeando su meritoria labor, la osadía en arriesgarse a combinar y mezclar en sus composiciones, diversos estilos, el heavy metal clásico con el glam metal y rock´n´roll. Un cóctel explosivo de potencia y precisión, ejecutado con una inyección letal de entusiasmo y energía renovada. |
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En esta gira europea se hacen acompañar de sus compatriotas, Bonafide. Un interesante combo que practica un hard rock añejo, con claras influencias a una de las mejores bandas de dicho estilo, estoy hablando nada más y menos que de los australianos AC/DC. Ante unas 250 personas más o menos, bastantes, puesto que era martes, este cuarteto sueco supo enloquecer, en base a momentos, de verdad, muy alucinantes y de un absoluto dominio, a un público rudo de convencer, como es el vasco, catalogado desde hace tiempo de frío y exigente. Desde el comienzo quedó de manifiesto que la esencia que destila el grupo es muy fuerte, logran trasmitir un enloquecedor sentimiento y exteriorizar una extraordinaria disposición, una excelente desenvoltura sobre el escenario, en la que no faltaron muestras de virtuosismo. A pesar de solo tener dos discos a sus espaldas, se revelan con la suficientemente profesionalidad, sabedores que en un directo se exige algo más que una absoluto dominio de los instrumentos. Dicho y hecho, sin descuidar un sonido muy labrado, arrancaron enganchando a la gente con temas de su reciente trabajo “Something Is Dripping”, como fue el caso de “No Doubt About It”, en el que ya pusieron todas las cartas sobre la mesa, exhibiendo gran potencial y grandeza, añadiendo a esa perfecta combinación de técnica, un derroche físico estentóreo. |
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Su rock´n´roll desprende alto voltaje y es ejecutado con aplomo, sin perder rítmica ni solidez en ningún instante. La labor de Pontus Snibb, cantante y guitarrista, es abrumadora, sabe como combinar potencia y modulación y hacer sentir a los demás que lo que toca es puro hard rock, sin trampa ni cartón. El resto de la banda lleva su cometido de una manera también excepcional, no desluciendo para nada la labor de su líder y gran alma del grupo. Miakel Fassberg le cubre las espaldas en todo momento a los coros y a las cuerdas y Sticky Bomb marca el ritmo con pasión y elegancia, pero sin hacerlo con una pegada espectacular. Hubo ciertos momentos de comunión con el público, inmerso en el denso sonido que impregnaba la sala, especialmente en temas, tales como “Dirt Bound”, Dog” y “Hard Livin´Man”, cortes pegadizos, llenos de magníficos punteos. Tanto derroche de energía debía acabar como marca los cánones, con un entusiasmo generalizado y una frenética ovación por parte público, por lo que Pontus se embarcó en la difícil tarea de bullirse entre la multitud, mientras no cesaba de sacar esos estrepitosos sonidos de su guitarra, en “Straight Shooters”. Al final lo lograron, fueron despedidos como los grandes, con una ovación de primera ¡40 minutos impresionantes! |
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Poco hubo que esperar para que las guapísimas Crucified Barbara hicieran acto de presencia sobre el escenario, con una puesta en escena exquisita y milimétrica. En primer lugar Ida Evileye (bajista), Nicki Wicked (Batería) y Klara Force (Guitarrista), quienes de espaldas al público, esperaron la salida de su compañera Mia Coldheart (Cantante y guitarrista), la gran artífice y la que lleva el mayor peso de la banda, para arremeter con dureza, el primer corte de la noche “Killer On His Kness”, que discurrió con algunos problemas de sonido, pero con la rabia y energía desbordante suficiente para que el apoyo del público fuera total y durará incluso hasta el final de su actuación. A veces la intención no basta para salir victorioso. Una lección que tienen muy bien aprendida estas suecas, que aparte de poner una impecable predisposición, dieron una lección magistral de como uno debe dar el callo sobre un escenario, sin darnos apenás tregua entre tema y tema. En “Play Me Hard”, un recuerdo a su primer disco “In Distorsion We Trust”, destaparon el tarro de las esencias, evidenciando su poderío sonoro e impecable compenetración. Mia se imbuía en su papel de frotman, con gran sentimiento, pero sin una precisa escénica arrolladora, dejando esa faceta a sus compañeras Klara e Ida, la primera acaparando la mirada de la gran mayoría por su belleza, mirada dulce y vistosos movimientos, y la segunda por su destreza y poses provocadores, atreviéndose en una de esas, a entregarle un botellín de cerveza a uno de sus admiradores, en símbolo de gratitud o descaro, según se interprete. |
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Ya con “Sex Action” todo el pescado estaba vendido y una frenética “Feels Like Death” sorprendió al respetable, en las primeras de cambio, con una brillante dosis de melodía y fuerza, virtudes que saben explotar al máximo. Nos fueron dejando patente en el transcurso de la actuación que no se decantan por ninguno de sus discos, puesto que fueron intercalando temas del primero con el segundo y así sucesivamente. De ese nuevo material, la encantadora “Jennyfer”, el actual single, “In Distortion We Trust”, que sonó más cañera, al contrario de “Motorfucker”, algo descafeinada, ya que quedaron bastantes deslucidos los riffs de guitarra, en gran parte porque la voz de Mia estaba demasiado fuerte para mi gusto, a pesar de ello no fue impedimento para ejecutarla con mucho frenesí. De todos modos, el mejor corte fue el galope controlado de “Blackened Bones” que se va haciendo más y más metalera, dejando al público exhausto y cansino de no haber parado de mover la cabeza ante tal dosis de intensidad y energía. |
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Con anterioridad rindieron tributo a uno de sus admirados grupos, como es el caso de Motorhead, con una acertada “Killed By Death”, que supuso una llama incendiaria, con todas las de la ley. Tener a estas suecas delante era como escuchar un motor revolucionado sin ganas de decelerar y así llegamos a los bises, tras una pobre ferviente suplica del público. La despedida y cierre fue emocionante, primero con “My Heart Is Black”, cuyo arranque fue algo pausado, con Mia interpretándola en un formato acústico, con guitarra en mano, para posteriormente, arropada con el resto de la banda, tocarla tal como suena en el disco y su entrañable himno “Rock´n´Roll Bachelor” en el que los niveles de adrenalina llegaron al rojo vivo. Aunque de por si fue un show bastante corto en duración, nadie salió defraudado de lo visto esa noche. Uno puede decir, sin miedo a equivocarse, ese tópico de que las chicas son guerreras, sino que se lo pregunten a los que alguna vez han visto en acción a este cuarteto sueco. Set list |
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