La gira “Puro Teatros” de los madrileños Pereza que les está llevando a recorrer decenas de teatros de toda España y cuyo arranque tuvo lugar en Buenos Aires (Argentina), hizo su escala en el palacio Euskalduna de Bilbao, de la mano de Movistar, acaparando el interés de numeroso público, dada su peculiaridad. En esta nueva gira Rubén y Leiva han querido romper esquemas y mostrarnos una imagen totalmente renovada y desconocida hasta ahora, unos shows más intimistas y de una calidad sonora impecable.
Una transformación que denota madurez, se mire por donde se mire, un radical cambio de planteamiento que ha sorprendido a sus seguidores, puesto que han aparcando su actitud chulesca y sarcástica, con el fin de ofrecer un espectáculo a la altura de los grandes artistas, cuidando al máximo todos los detalles, tanto la puesta en escena como el sonido. Además, su último disco, “Aviones”, sexto en su carrera, reafirma aún más este cambio de rumbo. Un trabajo fascinante en el que se han atrevido a indagar en otras vertientes, muestra de ello, son esos tintes medios acústicos con sonidos folk y country, en base a la utilización de instrumentos que nunca habían utilizado, tales como el banjo, ukelele o mandolina.
Como los cortes de este disco son mucho más cadenciosos, han preferido que se degusten en un ambiente propicio, en teatros y palacios de congresos, para que así el público permanezca más distendido, en una atmósfera sosegada, sin perder detalle de la grandeza del show, en el que solo tienen cabida las canciones que siguen esos parámetros de armoniosidad, adaptadas para la ocasión.
Muy a punto estuvo de agotarse el aforo, continuando esa racha triunfante que están teniendo en la mayoría de las ciudades. Madrid y Santiago han sido dos claros ejemplos de ese rotundo éxito, con un cartel de “entradas agotadas”.
Ambiente
Al tratarse de una gira Movistar, la función de telonero recayó en uno del susodicho sello, en este caso la banda madrileña 84, una formación joven y debutante que hacía un mes y medio habían actuado en la capital vizcaína, llevándose una desagradable desilusión por las escasas 40 personas que a ella asistieron. Esta vez, contaban con la oportunidad idónea de borrar ese mal recuerdo y demostrar en todo su esplendor, ante un mayor número de público, el calificativo bien ganado, de banda emergente más fresca, actualmente en la escena de pop rock nacional.
Aunque es cierto que la mayoría del público desconocía la propuesta, desde muy pronto la peña se atrevió hacer palmas y dar ese calor necesario para conducirles fácilmente a un satisfactorio desenlace. Ante tan cálida respuesta, los músicos se pusieron en faena con toda pasión con el fin de corresponder ese sensacional recibimiento, tocando los temas con una asombrosa naturalidad y profesionalidad.
Apadrinados nada menos que por Alejo Stivel, productor nacional con carisma y miembro de Tequila, han tenido la suerte de cuajar en un momento bastante crucial dentro la industria musical, en una época de recesión económica e inestabilidad en las compañías musicales. ¡Una osada hazaña!. Solamente 3 años como grupo, los últimos 6 meses de continuo éxito ascendente, tras la salida de su primer disco, ”El Burdel De Las Sirenas”. Han conseguido emitir por las radiofórmulas o televisiones singles tan buenos y frescos como, “Flor De Primavera”, o aquel lejano primer homónimo single, “El Burdel De Las Sirenas”.
Ofrecieron un show de media horita escasa, que supo a poco y en la que Jaime, Bon y Beris fueron compartiendo protagonismo a las voces e interpretando con nitidez y precisión algunos temas de su disco de debut. Arrancaron con “Que Quieres Ser” para seguir dejando destellos de clase en “La Ventana De María”, “El Burdel De Las Sirenas” y “Flor De Primavera”. Supieron darse cuenta desde el primer momento que gran sector del público estaba con ellos, particularidad que se beneficiaron y les llevo a brillar con luz propia.
84
Por fin llegó la hora de que los madrileños Pereza se pusieran el mono de trabajo y demostrasen que la comercialidad no va con ellos.
Uno aún sigue preguntándose como una banda como ésta, haciendo siempre lo que les ha dado la absoluta gana, ha acabado siendo un referente del pop rock comercial de nuestro país. En fin, son cosas que nunca entenderé, pero si uno va buscando lo típico, en sus conciertos se va a llevar una grandísima sorpresa.
No siempre los parámetros de calidad se rigen por la vehenencia en demostrar absoluto dominio o técnica, hay veces que es mejor una lección magistral de sentimiento y personalidad para ganarse el respeto de los más incrédulos. Esto es básicamente lo que pudimos presenciar el otro día, una formación trasmitiendo mucho sentimiento, emoción y dulzura e interpretando los temas con una delicadeza abrumadora, respetando esos esquemas de sonido muy sobrios.
A eso de las 22:00 de la noche se apagaron las luces e hicieron acto de presencia los músicos sobre un escenario, adornado con alfombras y numerosas lámparas rojas, llamando la atención una gigantesca que colgaba en medio del techo, que sirvió de preámbulo, como si de una mecha se tratase, que al encenderla dio comienzo a la velada. El primero en ponerse en su sitio fue Rober, a la batería; seguidos de Luismi, a cargo de las percusiones; Manolo Mejías, al bajo y César Pop, a las teclas y órgano Hammond.
Ni dos segundos tardaron en salir los cabezas visibles, Rubén y Leiva, quienes conmocionaron de inmediato a las jovenzuelas situadas en las primeras filas del majestuoso palacio, que les recibieron como era debido, con gritos y algún que otro piropo. Además de éstos hay que mencionar el gran papel que desempeña un músico adicional, estamos hablando de Tuli, viejo integrante de la banda en los orígenes, que abandonó la misma para abrirse camino tocando el saxo, y que ha vuelto para poner su granito de arena, adornando los temas con instrumentos de viento.
Pereza
Procedieron con la plácida “Leones”, para dar inicio a la velada, un corte de su reciente trabajo, que me maravilló por su riqueza en matices y agudeza en la realización, seguida de cuatro viejos clásicos sin apenas mediar palabra, “Como Lo Tienes Tú”, “Animales”, “Yo Nací Para Esta En Un Conjunto” y “Estrella Polar”. En el transcurso de esta última desgraciadamente se fue el sonido de los amplificadores, quedando totalmente deslucida, ocasionando el enfado del público, por la tardanza de los técnicos en subsanarlo. No sería la única vez, posteriormente volvió a ocurrir, siendo atajado con una mayor eficiencia.
De buenas a primeras el arranque había resultado bastante chocante, primero un ambiente totalmente intimista y después , algo más intenso, con más chispa y energía, siendo meramente puntual ya que de inmediato volvieron a esas tonalidades acústicas, con una tanda de temas más sosegados, la preciosa “4 y 26”, “Amelie” que en el disco cuenta con la colaboración de Andrés Calamaro, ”Windsor”; y “Madrid”.
“Violento Amor”, el primer single de “Aviones”, fue uno de los momentos culminantes de la noche, respaldada con los cánticos de cientos de seguidores. Como sucedió más tarde con “Lady Madrid”, temas ya perfectamente mascados por todos en gran parte por haber sido radiados hasta la saciedad.
La primera referencia de “Aproximaciones” se estableció con la esperada “Beatles” en la que recurrieron a un fragmento de “We Can Work It Out” (Beatles), que decidieron introducir al haber visto un DVD de Paul McCarney horas antes en la furgoneta.
Pasado ya más de la mitad del concierto comenzaron a descargar algunos de sus temas más conocidos “Margot”, “Por mi tripa”, “Todo” y “Aproximación”, sin duda, momentos de mayor apogeo y perfecta comunión con el público, a quien le resultaba difícil permanecer sentado en sus butacas. Ese comportamiento cívico y cortes poco iba a durar, en los bises la inmensa mayoría estalló de júbilo, alzándose de sus asientos para dar palmas e infundir plena satisfacción. No era para menos, ya que la intensidad de ese instante era fogorosa, en gran parte porque los músicos aparecieron ataviados como bandidos para atacar con “Señor Kioskero”, previa interpretación cómica de Tuli y para después despedirse con “Superjunkies”, bordaba a la mil maravillas.
Antes de todo ésto, la banda nos regalo un par de preciosidades, “Pirata” en la que Leiva desata pasión a la mandolina y una versión mucho más melosa del “Pienso En Aquella Tarde” en la que las maravillosas voces de los dos protagonistas hicieron que casi tocásemos el cielo con las manos.
Dos horas y cinco, vibrantes, en el que uno se queda totalmente embelesado y sin palabras. Pereza son unos artistas como la copa de un pino, con esta gira lo demuestran con firmeza y rotundidad.