Que gozada acudir a un concierto cerca de casa, sin necesidad de pegarse la correspondiente kilometrada, la cual en la mayoría de las veces resulta pesada y cansina, pero es lo que tiene vivir en la mitad de Euskadi, en un pueblo alejado, casi por igual, de las tres capitales vascas. Esta vez me sentía como un autentico privilegiado, solamente tenía que recorrer un kilómetro y medio y ya estaba en la Sala Hiru (Arrasate). Una sala que en la actualidad es llevada por la peña de Des-Kontrol (Una de las banda más conocidas de arrasate) y que cuenta con una programación de conciertos para marzo, abril y mayo de auténtico lujo, por adelantar alguno Hamlet, Distorsion.
Esa noche descargaban unos viejos conocidos míos, los madrileños Mamá Ladilla, quienes aún continúan presentado, por toda la península, su trabajo “Autorretrete”, su sexto álbum, el cual ya tiene casi 4 años de vida. En esa ocasión no quisieron ser arropados por ninguna banda de la zona, por lo que quizás fuera, sin duda alguna, un planteamiento de los más erróneo, como quedó constancia en la pobre asistencia, una veintena de personas proporcionaban un ambiente de lo más desolador, que apenás ni se caldeó .
Un injusto y tremendo varapalo para una legendaria y genuina formación, que goza de un estatus reconocido, como para haber llenado la sala. Hubiera sido un buen escarmiento para aquellos grupos que se lo tienen bastante subido pero no para un combo tan humilde como éste, así son las cosas.
Creo que el haber fijado dos fechas tan seguidas en tierras vascas fue el claro detonante de este duro fracaso, puesto que si se hubieran decantado por solo una, aunque fuera en ese lugar, muchos de sus seguidores vizcaínos, que son muchos, los cuales esperan con mucha expectación su visita este viernes ( 12 de marzo) en la sala Bilborock, no les hubiera quedado más remedio que viajar hasta esa localidad. Pero dejemos de buscar excusas, lo que hay que darse cuenta, de una vez por todas, es que el sector musical está en crisis y que culpa de ello, somos nosotros, en gran parte, no acudiendo a los conciertos ni comprando discos.
Mama Ladilla
Yo soy de los que piensa que no debemos dar la espalda a las bandas nacionales, que por lo menos debemos de acudir, una vez al mes, a un concierto porque sino la cultura musical de este país va a empezar su decrecimiento, es una verdadera pena con el nivel tan elevado que hay.
Tenía la intuición, casi la seguridad, aunque fuéramos pocos, de que no nos iban a defraudarnos, que su grado de profesionalidad era tal que no se dejarían llevar por ese tipo de imprevisto y la verdad es que fue como un concierto familiar, entre amigos como si estarían ofreciendo un concierto secreto, una presentación de un disco para medios o amigos allegados.
La velada se convirtió desde la inicial “Surfin´Papa” en una tremenda sacudida que enamora y desconcierta a partes iguales, un rock absolutamente disparatado e irónico no pasaba desapercibido y cuajaba exitosamente entre la pobre multitud, que poco a poco fue reconociendo con tímidos aplausos, el ingenio e imaginación a la hora de componer esas letras totalmente socarronas y surrealistas ; y la complejidad de sus canciones, en donde iban dejando destellos de virtuosismo, con riffs diabólicos y asombrosos fragmentos instrumentales.
Siguieron con “Defectuoso”, “Flípalo”, “Ven”, melodías magníficas para calentar el ambiente, en las que la improvisación era fabulosa, demostrando ser unos artistas de primera clase, mezclando cambios de ritmo aceleradamente, a simple vista, de una manera natural y sencilla, aunque ya me gustaría ver a más de uno intentarlo, seguramente se frustrarían en el intento.
Con “Sancho Panza Del Rock”, “Janfri Güein”, “Loli Lee” comenzaron a sumergirse cada vez más en el sonido psicodélico que caracteriza a la banda, estructuras musicales pegadizas y con unas letras como para partirse la caja.
Llegábamos a una fase en donde la banda ya estaba mucho más cómoda y a todo trapo. Juan Abarca, la cabeza pensante de la banda, ya comenzaba a desvariar, presentando los temas con su habitual humor y mofándose de todo lo que le rodea, avergonzándose de la vida que le toca vivir cada día, en “Me Avergüenzo”.
Mama Ladilla
Si uno ha tenido la oportunidad de contemplar un directo de Mamá Ladilla, sabe que son como unas fieras desatadas, fuerza desbocada y una entrega de locura, impulsando a los presentes a que se muevan y se dejen llevar, sin ningún tipo de reparo.
“En La Polla De Mi Jefe” fue uno de los momentos de la noche, una canción que según la presentó Juan se trataba de un tema que hacía tiempo que no la tocaban y que ha sido rescatado para esta nueva gira. ¡Un buen detalle!
Aunque el público no era el de las mejores noches, el trío no se cansaba de transmitir buenas sensaciones, además se miraban entre ellos, se daban paso, emanaban respeto, disfrutaban en “Devórate Otra Hez”, su versión gamberra del “Devorame Otra Vez”, “Obcequeitor” y “Cosas Que Joden”, en la que sinceró, refiriéndose a que no tenía muy bien sus cuerdas vocales.
“Tengo las cuerdas atrofiadas como el coño de la duquesa de Alba”. ¡Que artista!
Seguíamos en trance, mirándonos entre nosotros incrédulos del derroche físico y tremenda lucidez de sus protagonistas. “Sucedió en Beckelar”, “Ya Tardas, Bastardo” cayeron antes del orgasmo sonoro de una de sus mejores composiciones “Mi Nave Mix”, en la que no nos concedieron ni un instante de relajación.
Otro gran momento fue con “Cunilingus Post Mortem”, con un Juan de gran entretenedor, porque si algo destaca, es su facilidad para hacer que hasta un muerto cante junto a él, por lo menos el estribillo. Una fantástica adaptación de “Ay, Que Dolor” de Los Chunguitos, “Ay, Que Doló” servía para dar por concluido temporalmente el tornado sonoro, ya que no podían macharse sin interpretar por lo menos, una espera “Chanquete Ha Muerto”, una despliegue de burla y rechazo a aquel personaje ficticio de la serie Verano Azul, interpretado por Antonio Ferrandis, con todo tipo de improperios “Puto Barbudo de la Dorada, tenía un huerto en forma de una...”. Aunque antes de ello, encarrilaron esa recta final con otro par de temas, “Ataca”, la canción emblema de su primer disco “Arzobispofobia”, la que sirvió de estandarte, suponiendo el primer escalón de su ascenso y “Fiesta” un himno para una perfecta comunión, cosa que no sucedió en toda la noche. ¡De nadie es la culpa!
Esperemos que su visita por Bilbao, este viernes (12 de marzo) se salde, con otra mejor cara, ganas desde luego no les faltan. ¡Estaremos para contarlo!