¡Bendita noche!

No hay que abrir mucho los ojos para cercionarse que en la actualidad el metal nacional goza de buena salud, variedad de estilos y una calidad mas que considerable, sin embargo, no está siendo del todo suficiente como para lograr una respuesta contundente del público. Siempre me viene a la cabeza la misma pregunta, una y otra vez, ¿Qué es lo que provoca tal descrédito? Parece como si estaría sometido a un hechizo de magia negra en su contra, una mancha difícil de borrar que sigue esparciéndose por la mentalidad cerrada e incredulidad testaruda de ciertas personas que siguen criticándolo y sin conocimiento alguno.

Es obvio que lo que necesita el metal de este país es que sea escuchado antes de ser evaluado, aparte de un mayor apoyo de los medios masivos como radios, periódicos...

Es admirable que en estos tiempos tan duros de recesión en los que vivimos siga habiendo gente totalmente comprometida e involucrada en echar un clave a la nueva generación de bandas, las cuales, por si solas, nunca lograrían ser accesibles a todo el mundo, al no disponer de demasiados recursos económicos para afrontar una impecable promoción.

A la mítica discográfica independiente Fragment Records se la podría considerar como uno de los mejores modelos de actuación, referido por supuesto a lo que debería ceñirse principalmente una compañía de discos, apoyar a los que intentan abrirse paso, cargados de buena energía y sonidos propios, en vez de valorar la posible rentabilidad de su fichaje.

Por ello quiero elogiar su absoluto ofrecimiento e implicación, una pretensión cristalina de que las bandas llamadas underground progresen en su desarrollo. Un ligero amortiguador de ayuda e impulso. Aunque su acción va más allá de dar a conocer un producto, una tremenda involucración, hasta tal punto de atreverse a organizar eventos musicales.

Uno de ellos, el que tuvimos la suerte de asistir el 15 de enero en el Centro de Creación Musical de Burgos (Hangar), la segunda edición del Hangar Metal Fest, que contó con la presencia de los portugueses The Spiteful, un quinteto que practica un metal agresivo pero sin llegar a ser del todo extremo, y dos futuras promesas del rock nacional, los madrileños Automotive y los Burgaleses Sexma.

Es reconfortante contemplar como los madrileños Automotive van mejorando como compositores y músicos. Se nota que se toman sus actuaciones, sean del tipo que sean, convencidos de su veracidad y pulsados por un concepto brillante de lo que debe ser un espectáculo, una serie de reacciones consecutivas en cascada, de tal forma que a partir de cada una de ellas se genera las restantes. Una experiencia visual totalmente irresistible y enriquecedora reducido a tres elementos vitalidad, fuerza y rabia, en forma de canciones tremendamente emotivas y temperamentales.

No me deja de sorprender su capacidad de renovación, sobre todo a la hora de concretar toda su fortaleza y ilusión en una compenetración inquebrantable y un sonido consistente y directo.

Eduardo De Nicolás posee una excelente voz y se muestra como un competente letrista, cuidando la melodía y buscando incesantemente una atmósfera brumosa e ideal donde poder liberar toda la energía y potencia, de forma cohesionada con sus sentimientos y emociones.

Aunque todavía no sean sumamente conocidos para el núcleo de aficionados españoles, pronto extenderán sus raíces por un territorio más amplio, si siguen regalando actuaciones como la de esa noche, la primera en esas tierras.

El brío que imprimen en la ejecución de los temas se contagia con una facilidad especial. El comienzo no pudo ser más trepidante dando cancha a temas de su última facturación “Renacer”, “Fragilidad” y “Mi Revolución”, ritmos con subidas y bajadas de intensidad y pasional interpretación. Se mantuvo el embrujo seductor con “Palabras” acrecentado aún mas si cabe por la espasmódica “Dober Man” y la no menos fugaz “Huellas”. Su inteligente disposición, una vitalidad expresiva y limpia musicalidad revela un alza constante de cierta superioridad.

La buena cosecha de su último plástico siguió acaparando protagonismo gracias a “Interpretación”, uno de los atrevidos experimentos sonoros y una inspiradísima “Mi Revolución” que desencadenó un agitar corporal más salvaje, mientras que su revisión a “Las Líneas Que Lees” con “Nada Se Fue” y “En Cada Gesto” que curiosamente fue interpretada en eléctrico y no como habitualmente la estaban llevando a cabo (una versión más melódica y sencilla, Edu cantando a capela y con sonidos de piano) marcaron la diferencia. Automotive han sabido encontrar un punto intermedio entre rock y metal en ascendente linea evolutiva, lo que les puede hacer llegar a mucha gente, algo que no hace más que reafirmarse ante su capacidad de crear canciones redondas. ¡Una proeza de ser diferentes!

El vertiginoso ritmo con el que aparecen nuevas interesantes formaciones provoca que a menudo podamos pasar por alto a grupos que se toman las cosas más en serio, que transforman sus buenas ideas, en trabajadas lineas vocales y destacables melodías, lo suficientemente distorsionadas para estallar todo ello en demoledores y contagiosos estribillos.

Me ha pasado ésto con los burgaleses Sexma, he tardado algo de tiempo en descubrirles, pero una vez haberles escuchado y tenido el privilegio de asistir a un par de conciertos, he de reconocer que me estaba perdiendo a una de las grandes promesas.

Su postura decidida de combinar intensidad y dramatismo emocional proporciona reflejos de vitalidad a unas melodías que pese a estar marcadas por viejas recetas, te dejan una sensación de estar escuchando algo consistente y genuinamente original, como si la rabia comenzase a quemarte, corriendo por las venas.

Es increíble que pese a ese punto de melancolía y halo de esperanza suenen arrebatadores en materia de texturas sonoras, sugestivos e interesantes detalles dentro de un potente planteamiento instrumental. Tal como esperaba, el concierto fue todo un espectáculo, con un potentisimo juego de luces y una audiencia entregada desde el principio.

Su vocalista Igor Lope mostró en todo momento tener una gran complicidad con el respetable, estuvo simpático, ameno y cordial, llevándoselo de calle y hasta fue recompensado con un regalito que le tiró un seguidor, unos calzoncillos blancos con el nombre de la banda que tuvo el reparo de probárserlos.  ¡Yo tampoco me hubiera atrevido!

Tampoco era tan difícil salir por la puerta grande, jugando en casa. El estar arropado de amigos es siempre un buen aliciente de confianza y seguridad. A esto hay que sumarle un repertorio muy bien escogido y equilibrado, atreviéndose a adelantar algunas de sus nuevas composiciones (“Azul”, “Crucificados” y “En Pie”), con lo que ello conlleva, un riesgo mayor de cometer fallos.

Señalar que los nuevos resultados convencen y les sitúan ante una buen punto de partida para una autentica revolución, perfecta conjugación en el aspecto vocal y una elevada postura desorbitada para desligarse de las evidentes influencias de algunas formaciones punteras del estilo.

Lo que me resulta llamativo de la banda es que goza de una buena salud comercial, me refiero en el aspecto que salen airosos en la tarea de tener buen balance entre la aceptación de los críticos y del público.

Como he dicho anteriormente los temas de su primer disco “Ciudad De Dite” discurren por terrenos conocidos, los que se atrevieron a cruzar en su tiempo Sôber pero ejecutados en directo con una naturalidad y potencia pasmosa, como fue el caso de “Esencia”, “No Mires Atrás”, en la que contaron con la ayuda del hermano de batería (Eloy), quien se atrevió a cantar los estribillos que en el disco fueron registrados por el inigualable Carlos Escobedo y “Quien No Te Merece” en la que el cantante de D13 (Rulo) imprimió una fuerza interpretativa contundente y eficaz. Todos ellos con una gran carga emocional,  Igor dando todo de si, cruzando fronteras y transmitiendo toda su rabia con una intensidad al límite mismo de romper la voz.

Para terminar el frenético “Lucharé”, un tema respaldado por una base musical potente y energética y unos estribillos sencillos de degustar y corear, no faltando el toque de humor de uno de sus guitarristas, que a pesar de no encontrarse al ciento por ciento tuvo el talante de colocarse una peluca de lo más fashion.

La potente base musical de este quinteto augura un crecimiento inmediato cara el futuro. ¡Espero no equivocarme!

Incomprensiblemente los portugueses The Spiteful no generaron tanta expectación como se esperaba a pesar de que su propuesta era la más agresiva y desconcertante por esa mezcla de momentos deslumbrantes con pasajes cercanos al metalcore y al trash metal.

Personalmente poseen un directo descomunal, desprendiendo agresividad y liberando rabia contenida, sin embargo me dejaron con un sabor indiferente, en la medida que mantienen una  persistente linealidad musical, sin demasiados avances de modernidad y es que tampoco por decirlo de una manera honesta me dieron una sensación de pasárselo de muerte, escupiendo sus demonios en forma de composiciones asesinas “Method Of Fire”, “Black Tongue”...

De todas formas tienen muy buenas intenciones, por lo que habrá que darles un voto de confianza, puesto que de calidad, solvencia como músicos y proyección de futuro van que sobrados.