COLABORACIONES
 Rumiación
 
El espejismo de un Talent Show
  09/01/2014     
  Maika Barbero
Fin de temporada ¿Y ahora que?
www.insonoro.com
 
 

En la última década, todos hemos visto alguna vez imágenes de distintos programas televisivos con formato musical. Todo empezó con la primera edición de OT hasta llegar al último, La Voz, del que formé parte en la pasada edición. Mi interés por este tipo de concursos siempre ha sido poco. Nunca he creido que ningún jurado, sea o no de expertos, pueda valorar en pocas audiciones si se tiene o no capacidad para dedicarse a la música. A pesar de eso, quizá por insistencia o porque vi algo diferente en este formato, me animaron a probar suerte. Una mecánica distinta, con música real y no de karaoke, y donde en teoría la imagen poco importaba, acabaron de convencerme. Y no sólo entré: para mi sorpresa llegué al final.

 Analizaron mi repertorio y me asignaron el primer tema de audiciones y les salió bien la jugada (y a mí también). En la siguiente fase, otra balada esta vez de banda sonora, contra un rival fuerte y complicado. Lo hice todo lo bien que pude, confiando siempre en arrancar bien la primera frase para que el resto salga solo. Mi coach se quedó conmigo y “directa a los directos”. Empecé con una de mis preferencias, para colarme luego dos temas más que probablemente yo nunca hubiera escogido. Y llegados a la semifinal, me di cuenta de algo que no esperaba. A pesar de que accedieron a que cantara algo de mi grupo favorito en la final (ya habían asignado la canción que yo quería), tuve que escuchar que ciertas canciones no eran “televisivas”. Aquello no era un concurso musical, era un concurso de televisión y los “talents” éramos una pieza más de ese engranaje.

 Sólo por ser finalista, teníamos un single como premio y el ganador absoluto un álbum. Dos días de pasar por diferentes platós después de la gala final y todo el mundo a casa. Sin una llamada o simple orientación de qué hacer o qué iba a pasar a partir de ese momento. En enero me citan para hablar sobre ese primer single. Después de varias conversaciones sobre qué tipo de single sacar (versión/inédito) y de tener claro que sería en español y en vista de que mis opciones de hacer algo en inglés no eran viables, mi coach decide echarme una mano en la composición del tema. El single saldría en marzo con la promesa de que si tenía éxito, habría un álbum completo. Y mientras, intentando buscar bolos para poder subsistir ya que durante varios meses, mis ingresos habían sido nulos (tuve que dejar mi trabajo de animación en cuanto aparecí en televisión y no se nos permitió actuar mientras siguiéramos en el programa).

 El 12 de marzo salió a la venta en plataformas digitales acompañado de un lyric video. Ese mismo día, sin promoción alguna, se coloca en el nº 2 de la lista general de Itunes y el video recibe más de 30000 visitas en pocas horas. Esos primeros días fui feliz, mientras esperaba la promoción que me prometieron... y que nunca llegó. Un par de apariciones televisivas en la cadena y escasas menciones en prensa y pequeñas radios. Sin esa promoción, el single salió de la lista general de Itunes (aunque sólo con una semana le bastó para entrar en el 27 de la lista de Promusicae). Jamás sonó en ninguna de las radios “grandes”, aunque en la radio pública de Andalucía estuviera cuatro meses en lista por votación popular y en casi todas las radios locales y autonómicas del país.
 
Mientras, seguía versionando a los grandes por diferentes puntos de España debido al tirón del programa. Alguien que siempre ha confiado en mis posibilidades, me presentó a un compositor para que sacara lo que llevo dentro, ese “rock pastel” como a mí me gusta llamarlo, mezclado con toques de U2/Coldplay y que nada tiene que ver con la etiqueta que me pusieron y que nunca logré entender: “rockera/heavy”.

 Pasaban las semanas y nadie llamaba. En junio conseguí una reunión para saber cuándo tenía libertad discográfica. A finales de ese mismo mes. Reunión inmediata con mi equipo y deciden implicarse conmigo en la autoproducción del álbum. En agosto teníamos los temas, miraron toda la burocracia necesaria, y después de muchas trabas, el 25 de octubre salió en plataformas digitales. Más de 2000 correos y notas de prensa y escasa repercusión en los medios. Todas esas radios y prensa que querían entrevistarte durante el concurso, ahora cierran sus puertas. Los pocos seguidores de verdad respondieron a la venta.

 En este momento, estamos preparando una gira de presentación por pequeñas salas para dar a conocer “No Return”, confiando en ir paso a paso, aunque seamos pocos y sabiendo que posiblemente haya que cancelar eventos por falta de venta de entradas. Seguiremos trabajando por un proyecto que a mi entender vale la pena pero que no sonará en la radiofórmula, destinada a un grupo reducido de “grandes” artistas o que simplemente entiende de números en un talón o de estadísticas.

 De toda la gente que conocí en La Voz ya no queda nadie, absolutamente nadie, excepto algún que otro concursante que se ha convertido en amigo. Todas las promesas de ayuda y bonitas palabras quedaron encerradas en esa caja que se enciende y se apaga con un mando a distancia.  Al César lo que es del César: gracias a ellos me conocieron millones de personas (aunque mi imagen también les haya proporcionado beneficios). La otra cara de la moneda es la realidad: el rock en cualquiera de sus vertientes, incluido el idioma, sigue sin reconocerse en España. Y lo que más tristeza me da: quizá formé parte de un “reality show” y no de un “talent show”. Que quede clara una cosa: mi vida y mi trabajo no es parte de un reality.

Soy cantante y seguiré luchando por ello.  

 
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