COLABORACIONES
 Crónica
 
Viñarock 2.011 - Parte I
  29/04/2011     
  Sara Muñoz y Karlos García     
  Karlos García
  Recinto, Villarrobledo, Albacete
  
www.insonoro.com

Como el año pasado, la crónica del Viña tiene dos autores, por un lado Karlos García que todos los años se apunta a esta excitante aventura, y por otro a Sara Muñoz, “reciente” fichaje que en el festival recibió su bautismo como crónica festivalera insonora. Empezamos por Sara, a ver que nos cuenta:

Un año más, una nueva edición del Viña Rock, exactamente la número 16. Era difícil superar la edición pasada y las previsiones no iban muy a su favor. Con una afluencia menor que otros años que, dicen, ronda los 30.000 asistentes, un cartel más flojo que otros años, según la opinión general (a mi me pareció peor cartel el de 2009), los malos tiempos económicos que todos estamos sufriendo y, porque no decirlo, la previsión meteorológica, nada favorable, han afectado gravemente al festival.

Aún así, desde la organización se sienten satisfechos de los resultados conseguidos, y yo he de decir que a pesar de todo lo que he dicho antes, he disfrutado otra vez de tres días de música con grandes grupos y del buen ambiente del que considero uno de los mejores festivales de la península, si no el mejor. Siempre hay cosas por mejorar pero en general la organización, seguridad, indicaciones, puntualidad, etc., fueron correctas.

Como hemos tomado por costumbre, el viaje preferimos hacerlo el jueves, acampar cerca del recinto y evitar el madrugón. Después del animado viaje, siempre en buena compañía, y con las pilas recién cargadas para lo que nos esperaba los días siguientes nos plantábamos por fin en Villarrobledo, y así a eso de las 3 de la madrugada ya acomodados solo nos quedaba esperar la llegada del día para ponernos en marcha. Bien es cierto que hay gente que empieza la fiesta una noche antes, ya nos tocó aguantar las primeras raves que, a pesar de no haber mucha gente acampando el jueves, ya estaban allí.

  
Ambiente
 

Viernes por la mañana esperábamos despertarnos con el ruido de coches, piquetas y el alboroto que genera montar tantas tiendas pero no fue así, poca gente en la zona de camping, bastante menos que otros años, y el cielo amenazante y gris, aunque de momento no había caído ni una gota. Echamos la mañana en los bares del pueblo siempre tan hospitalarios, y al fin nos acercamos al recinto a eso de las 5 de la tarde. Hasta esa hora la lluvia nos había respetado, pero apenas un minuto antes de llegar se puso a llover. Nos tocaba estrenar chubasquero pero no nos importó demasiado, nos sobraban ganas.

Hay que destacar que las pulseras de este año eran recicladas de años anteriores, las de prensa eran de 2010 y las generales eran de 2009. Gente cercana a la organización nos comentó que tuvieron problemas con el envío de las pulseras nuevas, la organización no ha dicho nada al respecto pero fue un tema bastante criticado. Se notaban recortes por todos lados, menos baños portátiles, una barra menos en la zona de los escenarios principales, un solo mostrador para cambiar monedas, de peor calidad que las de otros años, menos personal de seguridad en los fosos y accesos…

Pero ahora centrémonos en lo importante, la música. Con todo el ajetreo de las pulseras, la lluvia y demás no llegamos a ver a los dos primeros grupos, “Mil Demonios” y “Hide” que tocaban unos escasos 25 minutos.

  
Ambiente
 

A las 17:30 en el escenario Villarrobledo hacían su aparición los valencianos Sujeto K, coloridos como acostumbran, lucharon contra el clima y el temprano turno que les había tocado animando el ambiente con una buena selección de sus dos discos de estudio, entre los cuales están temas tan potentes como “Desenphreno Forte” y “Dale Color”.

Derrochando un sonido con mucha fuerza, los vestidos de naranja, amarillo, azul y verde, continuaron con “N.S.Q.M.D. (no sé que me das)”, creando fiesta con temas guasones como “Domingueros” y la que a mí más me gusta, “Larrigui”, cargada de optimismo. También nos regalaron una versión de “Mala Vida” de Mano Negra, adaptada a su estilo, que me gustó bastante.

Y aunque algunos tuvimos que refugiarnos en las carpas, hubo buena parte del público muy fiel, que a pesar de la abundante lluvia se quedó en las primeras filas. Con “Resujetokate” pusieron a saltar a todos cuantos se acercaron y dieron todo lo que estaba en su mano. Buen comienzo del festival musicalmente hablando.

  
Sujeto K
 

Las 18:30, llegaba el turno de los otros dos escenarios, en el Naranja estaban El Desván del Duende y en el Metalika recibíamos a No Children. Como a ambos grupos, sin ser una de mis “prioridades“, quería verlos, me pase un rato por cada escenario.

Los chicos (y chica) de El Desván del Duende son seis, originarios de Badajoz, obreros de la rumba se denominan, llevan el buen rollo por bandera, será por eso que consiguieron, a pesar de la lluvia, que no tenía pinta de cesar, algo más de público que los anteriores. Sonaron su temas más conocidos, “Los días son aburridos”, “A volar”, “Trece” o “Macetas de colores”, que fue elegida para la candidatura Cáceres 2016.

Combinan funky, reggae y todo lo que les apetece con la rumba, que es su punto fuerte. Y en esa divertida fusión de estilos que llevan, versionaron temas tan peculiares como “Un velero llamado libertad”, de Jose Luis Perales y “Sin ella” y “Volare” de los Gipsy Kings. Curioso, sin duda, pero efectivo, la gente te lo pasó en grande.

Y mientras tanto en el Metalika, los mallorquines No Children presentaban su nuevo disco “Souls on fire”, sonido punk y temas tanto en inglés como en castellano, “Quien soy yo”, “Days of war”, “The great ascent” y hasta un tema inédito, “Integridad”. Demostraron en el escenario seguridad,  confianza y que no son flor de un día, que saben lo que hacen. No en vano, llevan en activo desde 1999, experiencia no les falta. Mucha gente seguía en las carpas pero siempre hay valientes a quien la lluvia no puede frenar.

  
No Children
 

Y a las 19:30, unos de los más esperados, Lendakaris Muertos en el escenario Villarrobledo. Aquí no importó la lluvia (que seguía…) porque la que lían estos cuatro siempre una auténtica fiesta. Así que llenaron casi una hora de los ya conocidos por todos “Fuimos ikastoleros”, “El último Txakurra”, “Detector de gilipolleces” y “Horóscopo”, por nombrar algunas con las que comenzaron.

Pero lo mejor estaba por venir, el siempre hiperactivo Aitor se bajó del escenario al sonido de “Besos gaztetxeros”, donde alborotó las primeras filas para después pasearse entre el público hasta escaparse en solitario del bullicio con “Héroes de la clase obrera” en dirección a una de las barras. Se subió a una de ellas y desde allí, cachi de cerveza en mano, fue llevado por los aires de manos del público hasta una valla de la carpa, mientras tanto cantaba “Policía si” formando un numeroso grupo de gente a su alrededor que iban acompañándolo en sus movimientos, y fue de vuelta al escenario con “Drogopropulsado”.

En su habitual derroche de energía aún siguió subiéndose por los altavoces y recorriendo el escenario de un lado a otro, “Centro comercial”, la camiseta de la selección en “Gora España”, el momento “Oso panda” donde nunca falta gente pintada o disfrazada, difícil nombrar todos los temas, algunos más fueron “Hotel familiar”, siempre irónicos estos de Pamplona, y las ácidas “Eta, deja alguna discoteca” y “Veteranos de la kale borroka” para finalizar el espectáculo. Nos reímos mucho y se nos hizo corto. Sin duda, triunfaron una vez más.

  
Lendakaris Muertos
 

Llegaba el turno de Hamlet en el Metalika, que coincidía con Sargento García en el escenario Naranja, aunque me decanté por ver a los primeros. Yo nunca he sido muy metalera pero poco a poco me voy acercando al lado oscuro, y la verdad, creo que estuve acertada. Vimos muy buen concierto disfrutando de grandes temas como “Irracional”, “Dementes cobardes” y “Antes y después” que aún guardan la fuerza con la que los conocimos, y que como suele pasar, en directo suenan mucho más potentes.

Su trayectoria les avala y les aporta firmeza más que suficiente para actuar sin ningún tipo de presión, sintiéndose cómodos y dando todo lo que tienen, continuaron interpretando otros tantos de sus numerosos éxitos, “Tortura visión“, “Egoísmo”, “Denuncia a Dios” y “Jodido facha” fueron algunos títulos con los que pudimos deleitarnos.

Asistía en esta ocasión un público muy participativo conectando a la perfección con Molly, que aunque no fue tan arriesgado como Aitor de Lendakaris también bajo al fosó, se alzó en la valla de la primera fila, sosteniéndose como pudo, y se dio su particular baño de masas que animó aún más, si cabe, al generoso público que se había citado con ellos a esa hora de la tarde. Buen recital de metal el de los madrileños.

Desgraciadamente, y como ya ha pasado en otras ediciones, el sonido del escenario Metalika resulta pobre comparándolo con el escenario Naranja, que en ocasiones se colaba en este. Una pena, pero nos pasó varias veces a lo largo del festival.

  
Hamlet
 

La primera tregua meteorológica de la tarde/noche le dio fuerza a la actuación de Poncho K, que además no coincidía con nadie en ninguno de los escenarios principales. Y allí plantó su flaco cuerpo sin camiseta arropado por su banda, con quienes desgranó un repertorio sin apenas pausas entre tema y tema, y en el que no podían faltar algunos de los más conocidos, “Un perro como tú”, “Al loro”, “Borracho de la madrugá” o “Duermes”.

Pero el poeta sevillano también dejo un merecido hueco a las canciones de su último trabajo, “El tren de la perdición”, “Punki gitano” o “Manolito Caramierda”, imprescindible, que lleva un ritmo alegre pero un duro mensaje en su letra. Derroche de rock callejero en estado puro donde hay que destacar las colaboraciones de Luka Sinraza en “Estrépito” y de Vito (Sinkope) en “Pescaitos”, y a este último junto al propio Poncho parece que se les alargó bastante la fiesta, porque los vimos de buena mañana por las raves situadas cerca nuestro en la zona de camping.

Aún le quedaban balas, “Me das pena”, “Mentiras de sal”, y dejó para el final un momento de calma con “Una historia con las manos” aunque pisó después el acelerador en “Corrientes demolientes” para despedirse agradecido del abundante público. No había tiempo para más, en el Viña los horarios se cumplen escrupulosamente y ya era el turno de los siguientes.

Esta vez coincidían Albert Pla en el escenario Naranja y Warcry en el Metalika, en principio nos desdoblamos para no perdernos nada pero lo cierto es que al primero le prestamos poca atención, demasiado sosiego a esas horas no nos venía nada bien, pues eran casi las 11 de la noche de un día muy largo. Así que tras un rato de buena intención optamos por volvernos al escenario Metalika.

  
Poncho K
 

Karlos, que es un heavy encubierto, nos cuenta como fue la actuación de Warcry.

Warcry llevan unos años pletóricos, hace poco tiempo terminaron su gira “Revolución”, y ahora están inmersos en una nueva para presentar su más reciente disco “Alfa”, además en estos últimos meses han tocado por sudamérica y por lo visto triunfaron por México y Chile. “Alfa” lleva muy poco tiempo en el mercado, pero ratifica el buen estado de forma de estos asturianos. En todo este tiempo, la banda ha crecido considerablemente y es una formación imprescindible para las grandes citas de nuestro país.

Una gran afluencia de público apoyó la salida de Warcry al escenario, donde todos esperábamos al menos poder escuchar esos temas nuevos en directo, uno de ellos fue “Cobarde” que le unieron a la perfección con los mas consagrados como “El Guardián de Troya”, “Nuevo Mundo” o “Tu Mismo”, donde dejaron ese gran momento de guitarra a Pablo García, fue de lo más selecto de su hora de actuación.

Su cantante Victor García, animó al respetable desde principio a fin, recorriendo sin parar el escenario de un lado a otro. Es un gran comienzo que seguramente les haga volar aún mas alto.

  
Warcry
 

Y Sara, que la gusta más el rock, nos habla de la actuación del maestro Rosendo en el festival.

A las 12 de la noche llegó el más esperado del día, el plato fuerte de la noche, Rosendo, que consiguió el concierto con más afluencia de la jornada, y no es para menos. Buen sonido y un ánimo general que fue de menos a más, supongo que es porque se guardó lo mejor para el final y porque sus temas más recientes, menos populares, fueron de los primeros en sonar. Algunas de su último trabajo fueron “Ni gozo ni calvario”, “Amaina tempestad” y como no “A veces cuesta llegar al estribillo”.

No faltaron otras como “No son gigantes”, “De que vas”, “Por meter entre mis cosas la nariz” y “Deja que les diga que no”, pero sin duda la multitud se vino arriba con el tramo final, donde empezamos por recordar a los ya míticos Leño con “El tren”, y disfrutamos de grandes éxitos más que conocidos por todos, “Flojos de pantalón”, “Masculino singular” y “Agradecido”, para terminar, como era de esperar, con otra de Leño, “Maneras de vivir”, convertida hace tiempo en himno del rock.

El madrileño acaba de ser galardonado con dos de los Premios de la Música, al mejor álbum, y mejor álbum de rock, y por lo que vemos aún se atreve con grandes festivales, tenemos Rosendo para rato.

  
Rosendo
 

De nuevo Karlos en acción, la actuación de Todos Tus Muertos no podía pasar inadvertida para nuestros ojos.

Tras Rosendo, nos coincidía la actuación de Ill Niño con la de los argentinos Todos Tus Muertos, dificil elección así que nos decidimos por ver a estos últimos, que volvían a pisar el suelo de Villarrobledo tras cuatro años de ausencia.

Fue una actuación floja, nos defraudaron, ya no volverán a ser lo que fueron, los años no pasan… si bien, Pablo Molina, uno de los cantantes, se unió a Félix y Horacio para intentar revivir a la banda, pero la tarea es harto dificil.

Tras 10 años vuelven para presentar un nuevo disco “Crisis Mundial”, vemos que siguen combinando ese reggae con el ska y el punk más clásico. Sonaron canciones míticas como “Trece”, “Se que no” o “Adelita” donde consiguieron meterse en ese aire tan festivo de sus inicios.

  
Todos Tus Muertos
 

Y volvemos con Sara y con una de las presencias internacionales, Madball. Parece que Karlos y Sara se han puesto de acuerdo para reseñar un grupo ella y otro él y así volver loco a mi (Jorge) como editor final y juntar sus partes. :)

Bien entrada la noche nos acercamos al escenario Villarrobledo a ver a Madball. Me habían hablado bien de los neoyorquinos y era la ocasión perfecta de verlos. El público que había ido en aumento desde la tarde ya escaseaba, casi sin darnos cuenta ya eran las 2:30 de la madrugada. Pero eso si, a los que aguantaban aún les quedaba energía por quemar.

Una lección de hardcore con temazos intensos y directos como “Infiltrate the system”, “Heavenhell” o “It’s my life”. También dejaron presentes varios guiños al castellano con “100 %” y “Para mi gente”. Aunque desde su formación en 1988 los integrantes han variado, el espíritu de Madball sigue vivo, ¡y tanto que sigue! Nos deleitaron con otras como “Our family” o la rotunda “Pride (times are changing)” y salieron victoriosos de la labor que supone mantener el ritmo a ciertas horas.

  
Madball
 

Y quien creeis que remató la jornada? Karlos. Y con que grupo?, con uno de los mas activos de nuestro país, La Pegatina.

Si ya con Madball lo dimos todo en esos pogos y saltos que se formaron, nos tocaba afrontar a la última banda de la noche, La Pegatina, que fueron un continuo devaneo de diversión y bailes, y eso que apenas conocía a la banda.

Se desvirgaban en el Viña, además celebraban su concierto número 500, que se dice pronto y rápido. Vinieron desde Barcelona para plasmar y ratificar el buen momento que llevan, son un pilar en la escena estatal del mestizaje, sus sonidos rumberos y bailongos están bien alimentados por una gran sección de vientos.

Un directo entregado y acompañado de cañonazos de confeti, así mantuvieron al público presenta bien enganchado, buena conexión entre público y banda. Una actuación que probablemente fuera la más relevante y emergente del día.

Sus temas te contagian en todo momento las ganas de bailar y desfogarse, por ejemplo en el ska de “La Toalla” o su hit más esperado “Miranda”, o la rumba mas bailable como “Sueños de Sirena” o “Pomelos y Mandarinas”, fueron una auténtica revolución entre el público que aún permanecía en pie a esas horas de la noche, incluso la melódica pachangera “Janoveva” nos cautivó.

Tuvieron sus grandes momentos, sobre todo cuando consiguieron que todos los asistentes se arrodillasen o se echasen para atrás rápidamente para luego avanzar, como si de una ola de mar se tratase y luego explotase en ebullición.

Tras ellos la fiesta continuaba en el escenario de versiones, pero nosotros abandonamos ya que teníamos por delante dos jornadas más y preferimos descansar.

  
La Pegatina
  
 
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