Suelen decir que las segundas partes nunca fueron buenas, y yo la verdad es que no estoy muy de acuerdo con esta opinión, tal vez en ciertos temas del corazón puede que sí, pero si hablamos de arte, sea en forma de música o de película, nos faltan los dedos de la mano para contar films o discos que se tornan imprescindibles a pesar de no ser los primeros.
En esta ocasión volvían a Cantabria dos grandes muy grandes, los señores Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina para demostrar que debíamos estar más que atentos a su regreso y la declaración de intenciones era contundente: “Dos pájaros contraatacan”.
Me impresionó mucho el lujo del que hicieron acopio al hacer el escenario suyo, y no sólo con la gran presencia que caracteriza a ambos, sino engalanando las tablas con todo lujo de detalle, cuidando al máximo el decorado, el contenido de las pantallas y todo lo demás.
Así de primeras, si no recuerdo mal, al principio del todo salió la imagen de un pájaro negro recordándonos que apagáramos los móviles y que nos pusiéramos cómodos en los asientos. Sinceramente muy a gusto no se estaba aquella noche, y es que pudimos asistir en vivo y en directo a un huracán que emanaba del escenario, pero también a un espectáculo que vino del cielo en forma de relámpagos y de una incesante y copiosa lluvia.
Después, creo que Sabina (tal vez fuese el pájaro) nos dio las gracias por estar allí esa noche en la que apetecía de todo menos estar allí, y por haber asistido a pesar de la crisis. Y ambos artistas bromearon sobre que nunca se habían imaginado estar el uno con el otro acompañándose en directo y sobre quién le hacía el favor a quién. La verdad es que todos y cada uno de los comentarios resultaron de lo más jocosos y hacían que el público empatizase con ellos a la perfección.
La actuación no se vio deslucida en ningún momento por la lluvia, el respetable quería más y más, aunque a nosotros nos dieron las doce y en aquel momento decidimos que ya nos habíamos mojado lo suficiente y que al día siguiente el madrugón era demasiado intenso como para quedarse hasta el final. Pero antes de todo eso, pudimos disfrutar de una hora y media del espectáculo de estos artistas enormes con mayúsculas. |