¡Rectificar es de sabios!

Los seguidores de Dover tenemos que admitir que los madrileños dejaron atrás su plenitud creativa hace unos años. Aún así, los detractores del grupo de rock madrileño por excelencia de la última década deberían bajarse de la burra y reconocer que todavía está por llegar el día en que saquen un mal disco. Evidentemente las últimas composiciones de las hermanas Llano han perdido algo de frescura y peso como consecuencia de un mayúsculo acercamiento hacia el sonido electro pop, sin embargo siguen desgravando en la declaración de un maremágnum de emociones.

Quizás, lo que hizo trizas el corazón de muchos de sus viejos seguidores fuese que llevarán a cabo una reconfiguración integral de su propia identidad o lo que es lo mismo la atrevida decisión de adaptar, de cara al directo, sus emblemáticos temas, a unos sonidos más bailables, en un ridículo intento de sonar como Madonna. Aunque me consideré un defensor ultranza de que los grupos evolucionen, busquen nuevos sonidos y propuestas arriesgadas y eclécticas, soy de los que piensan que debería ser acorde con el tiempo y sin renunciar por completo a las influencias del pasado.

El concierto que protagonizaron el pasado martes 11 de septiembre en las fiestas de Hondarribia fue como reencontrarse con un viejo amigo que no ves desde hace muchos años, un sentimiento real más que una pose elitista recuperando la perspectiva feroz de su segundo disco "Devil Came to Me", a la hora de abordar los temas de sus primeros discos ("Serenade, "Devil Came To Me" y una versión acústica del "Loli Jackson") y revelando sin tapujos su actual enorme inquietud experimental y adoración por la música electrónica y al pop de estribillos pegadizos "Soldier", "Keep On Moving", "Dannaya", Cherry Lee", "Denial", "King George", logrando que prácticamente todo el mundo que se desplazó hasta la carpa donde tocaban acabara bailando el conocido "Let Me Out".

La intención a veces no basta, hace falta desmarcarse de la previsibilidad para romper el caparazón que en ocasiones significa un escenario y esa noche las hermanas Llano supieron trasmitir la energía y actitud suficiente (Incluso Cristina no tuvo ningún reparo de desprenderse de su camisa y tocar mitad de concierto en sujetador), para volver a recobrar la confianza de aquellos que no supieron entender sus inquietudes musicales en su búsqueda de otras formas de entender la música. ¡Con bandas como ésta, la música está a salvo!