Siempre me han hecho gracia esos estúpidos juegos que suelen encontrarse en estancos, quioscos y bares, ese sistema de lotería rápida basado en un "Rasca y Gana", el cual empiezas a rascar con los dedos al no hallar en tu bolsillo la imprescindible moneda, y es tal el ansia que te corroe en búsqueda de esa nueva oportunidad, que no te importa acabar con las uñas de color plateado y desencantado, una vez más, al sentirse perdedor, nada más ver la respuesta de siempre, las mismas letras, el desolador “Sigue Jugando”.
La vida se asemeja bastante a todos ellos, un seguir buscando una razón para vivir y no acabar prisionero de uno mismo y por más dura e implacable que nos lo parezca a veces, es preferible seguir buscando esa pequeña chispa de ilusión y esperanza, soltar las alas y dejarse llevar cuán lejos como se quiera, que sentirse como un pequeño pajarillo cansado de su jaula, desmoralizado por no poder volar. En el mundo de la música hay bandas que por mucho que lo intenten, siempre se quedan en el mismo sitio, pero no por ello renuncian al placer de jugar, son conscientes de que la vida les puede sonreír en el momento en que menos se lo esperen.
Agotamiento y satisfacción fueron las dos sensaciones más comunes entre los responsables y asistentes a la segunda edición del Gabonak In Hell, la cual pese a no congregar un demasiado número de asistentes, alrededor de 130 personas, para los que pensamos que en la variedad está el gusto se trato de un acontecimiento musical de buena cosecha.
Ejemplos como Hilotz, joven banda de metal de Lasarte (Gipuzkoa) no son más que un símbolo significativo de que la evolución del metal vasco va por el buen camino aunque, como siempre, con unos años de retraso. Thrash metal de primera clase, mala hostia a raudales, convicción y concreción, equilibrando a la perfección rabia y desgarro en concisos berridos de inconformismo “Ezin Atzera Bueltatu”, “Errealitate Ustela” o en otras más elaboradas como “Hil Eta Gero” o “Amesgaiztoa” en donde las guitarras son auténticas factorías de riffs y solos y la base rítmica formada por Mikel al bajo y Xabi Juantorena a la batería es tan sólida como flexible. Avanzaron motorizados con su sangre joven y un repertorio incontestable, obsequiándonos con una singular propina musical, un entrañable homenaje a Pantera “Fucking Hostile”. No sé que más se les podría pedir tal vez salir con los tímpanos totalmente perforados, sin posibilidad de cicatrización en un periodo corto.
Hilotz
Matxura es el grupo que mejor aplica la teoría del caos en la música, haciendo que la suma de sus conductas y habilidades musicales sea un resultado totalmente imprevisible, sabiendo como empiezan pero nunca como acaban, una imparable vorágine de sucesos macabros, violentos y demenciales dejándote con las vísceras al descubierto, los brazos rotos y la mente aturdida.
Crujientes andanadas de metal industrial esquizofrénico y enajenado, de un procesamiento electrónico no convencional, todo ello para crear atmósferas densas y asfixiantes e inmejorables pasajes de pesadilla y ambientes de angustia para comprender el sentido del dolor y del sufrimiento humano. Una propuesta musical tan excitante como arriesgada, a la que recomendar a los numerosos adictos a los sonidos Ministry.
Su claridad de ideas queda reflejado en su capacidad de concreción y sorpresa, en no marear mucho la perdiz con desarrollos superfluos y buscar incesantemente unas melodías que huyan de lo facilón y enganchando irresistiblemente en la urgencia que transmite el que los temas son encadenados casi sin silencios e introduciendo en ocasiones ocurrentes versiones, de PiLT “Hil Da Jainkoa”, de la mítica banda de punk, Rip “Mundo Muerto” o el "Raining Blood" de Slayer, por citar alguna.
Matxura
Hay muchos grupos a los que un gran escenario como el de esa noche se les quedaría grande, pero muy pocos todo lo contrario; la banda de Orereta, Korumbá es una de ellas. Diría incluso que por primera vez vi a un grupo a la altura de sus propias aspiraciones, incluso yendo más allá de ellas, una magnífica demostración del enorme potencial que poseen como seres desquiciados, a cargo de un montaje visual portentoso y ocurrente, suspensión corporal por medio de ganchos de acero por una mujer y dos hombres tatuados enganchados por una interminable cadena, la cual estaba amarrada a la piel de sus espaldas mientras se atravesaban el cuerpo con todo tipo de objetos perforadores. ¡Un espeluznante espectáculo!
No lo sé igual me he convertido a su religión su incandescente metal refractario y ahora lo veo todo distinto, pero nunca había escuchado a una banda que pudiera sonar con tal brutalidad sanguinaria.
La privilegiada voz de Julen es clave para entender la superioridad a la que me refiero, un amplio abanico de registros vocales y sin desatender ni siquiera la crudeza expresiva y si a ello le sumas el descaro juvenil de Miriam Barriuso (cantante de The Howl) la cosa se toma en una envergadura de alas que alcanza los 3,5 metros en persuasión, argumentación y freakismo enfermizo.
- Intro
- Kutxarilla
- Entropia
- Denona
- Gizateri
- Biluzik
- Trakataum
- Memoria
- Sodoma
- Lapurrak
- Zaintza
- Flamentikumba
- System
- M.C.M
- Zu Ta Ni
- Hor Do!
Korumbá
Igual de letales fueron los todelanos Dulcamara que apretaron el acelerador al máximo, quizá tanto que lograron nuestro extenuamiento. Una máquina imparable de death metal melódico propulsada por un ataque mortal a dos guitarras, conformando magníficamente el bajo una muralla impenetrable, a la vez que la batería hace mil y una diabluras, sin dejar resquicio alguno y su vocalista César Arroyo, uno de los más solventes y expresivos de cuántos han salido en los últimos años en este país, se deja el alma, con un complejo entramado dramático y melódico a cargo de desgarradores y fascinantes arreglos vocales, en temas tan despiadados como “Rata”, “Engranaje de Carne”, “Territorio Comanche” y “Famélico” o otros elegantes y comedidos “Amor Enfermo” y “Prototipo”, o incluso cuando se meten en terrenos más épicos como “Cadenas”, demostrando estar años luz de los garrulos habituales.
- Rata
- Cadenas
- Pedazos
- Territorio Comanche
- Prototipo
- Amor Enfermo
- Infierno
- Famélico
- Nunca Nada
- Engranaje de Carne
Dulcamara
Después de la excepcional exhibición de los toledanos, cualquiera se hubiese sentido cuanto menos intimidado, pero si alguien podían pasar el examen esos eran los zarauztarrak Eraso. Cada concierto que dan es mejor que el anterior, y a estas alturas eso es decir mucho. Sergio ejerció como líder indiscutible de la banda, vaciándose por completo en cada tema y cediendo protagonismo en los solos a su inseparable Nestor.
El público, escaso, de ¾ de aforo, pero todo el mundo seguía y entraba en la atmósfera que iban creando, cargada de voluptuosas bases rítmicas, frenéticos pasajes groove y curvas melódicas estilizadas bajo un carácter revisionista, que reproducían de manera grandiosa la singularidad de sus acumulaciones estilísticas, para otorgarles un segundo puesto en el podium. Evidentemente los tiempos han cambiado y quizá su suerte esté ahora más determinada por la resurrección que pueda sufrir el género, que por méritos exclusivamente propios pero sobre un escenario siguen evidenciando aquello de quien tuvo retuvo y no teme por no tener.
- Oraina
- Hesiak
- Malkoa
- Ez Da Bidea
- Memoria
- Egunsenti Nuklearrak
- Aurrera
- Erantzunik Gabe
- Eskura
- Gertaerak
- Altzairuzko Taupadak
- Zein Gogorra