Tuvimos que volver, queríamos ver de nuevo aquellas paredes pintarrajeadas, aquella puerta en forma de pizarra, sentirnos a gusto de nuevo en un sitio en el que tan bien nos tratan. Pero no fue por casualidad que volviésemos, si no porque acudía a la ciudad uno de esos grupos a los que te gustaría ver a la menor oportunidad, se trataba de Malsujeto.
A decir verdad, no teníamos ni idea de la calidad del espectáculo hacia el que nos dirigíamos, un espectáculo al que acudió más gente cerca de su mitad que al comienzo, pero que no impidió que sus realizadores lo dieran todo de principio a fin, es decir, un conciertazo.
Todo estaba a punto, los instrumentos afinados, los vasos llenos y el público con ganas, así que sin más preámbulos, empieza el concierto.
Nuestra cara fue una mezcla de felicidad y sorpresa cuando fuimos conscientes de la calidad y limpieza del sonido, un grupo muy compactado en el que ni sobra ni falta nada, haciendo sonar tres guitarras a la vez sin pisarse entre ellas y consiguiendo una fuerza brutal encima de las tablas.
El concierto comienza con Sueños de cristal, tema que también abre su último trabajo Paraíso Infierno, seguido de canciones La reina de la calle, Doble salto mortal o Capitán del horizonte. Aunque su trabajo más reciente tuviera el protagonismo aquella noche, sus canciones estuvieron intercaladas a lo largo de toda la noche con temas de sus dos trabajos anteriores, como Vuelta a las calles, Y volar, Mundos enteros, La muda o Animal salvaje. |
Teníais que ver mi cara cuando empezaron a sonar los redobles y bajaron el resto de músicos del escenario. Llegaba el concierto a su mitad a ritmo de tambores, bombo y platos, conjuntados con mucha imaginación y un ritmo desbordante, sin duda fue uno de los solos de batería más divertidos que haya escuchado.
Los músicos volvieron a coger posiciones para seguir con un repertorio que tenía el mismo sentido que en su primera mitad, alternar coplas de todos sus trabajos.
Sonaba Grita de su primer trabajo Animal salvaje, para seguir con la canción que le da nombre al disco, acompañada de Cicatrices, Sin dirección o Golpe con golpe.
Estaba llegando el final, pero por suerte para el público aun quedaban algunos temas, que hicieron que todos nos fuésemos con buen sabor de boca, y es que llegaba el turno de El silencio de otoño, Otra canción y La locura, para así poner fin a la noche con Cementerio vivo.
En definitiva, fue una noche divertida, con un grupo al que volveremos a ver sin duda, a la mas mínima posibilidad. |