Las minorías frente a las mayorías

Las minorías siempre han resistido a ser engullidas, pese a no tener sitio cuando la mayoría tenía donde apoyarse; a la espera de tiempos mejores. Una injusta realidad que hoy en día sigue sin cambiar, la atribución de un valor desproporcionado que les deja en una situación de inferioridad numérica y sobreesfuerzo para conquistar y explotar, toda la atención.

Ya nos lo dejaba escrito el conde Gaspar Gozzi “Si de todos los trabajos humanos, de todos los razonamientos y de cuanto se oye o se ve no se saca algún provecho, ¿Para que sirven las historias y las novelas que se leen y los hechos que se acaecen?”. Todos estamos hechos del mismo barro pero no del mismo molde. Con demasiada facilidad menospreciamos la calidad de la escena alternativa de nuestro país y lo curioso es que a menudo, inconscientemente, mientras pagamos precios desorbitados por acudir a festivales en donde siempre tocan los mismos grupos o mordemos a quien haga falta por lograr una entrada para asistir al, en más de una ocasión, pobre discurso de los últimos salvadores del rock.

Como va siendo habitual  cuando coincide un evento de mayor magnitud (En este caso el festival En Vivo), los restantes se ven eclipsados en mayor medida, tal como le sucedió a la primera sesión del Hard Is The Rock celebrado el pasado 31 de agosto en la sala Tunk (Irún), no acaparando el interés que se merecía, pese a la fabulosa convergencia de dispares estilos musicales y concediendo el espléndido beneplácito de descubrir a una de las grandes promesas del rock portugués, The Fuzz Drivers.

La salida de los locales Korkut fue fulminante, con el corazón en la mano y la suficiente personalidad y calidad para reivindicar el indispensable relevo generacional y una mayor atención a las bandas emergentes, sabiendo exteriorizar de una manera tan fiel todo ese espíritu post-rock que nos intentan vender una y otra vez, con tan pobres resultados la mayoría de veces, desde hace un tiempo, aislándote del mundo exterior y llevándote a rincones desconocidos de tu propia inconsciencia.

Que haya grupos que recojan aquello que los mayores perdieron no es en absoluto despreciable siempre que se lleve a cabo con fuerza renovadora y una vitalidad hiriente de difícil similitud con la actual mayoría “independiente”.

El trío de Irún, The Inductions debería convertirse en una de las referencias imprescindibles para todo aquel que el ame el término rock´n´roll en el más amplio sentido de la palabra y merecedor de ser descubierto por cualquier rockero de pro, centrífugos vaivenes de guitarras puntillosas y melodías impregnadas de misticismo para desbordar todas nuestras previsiones, mil injertos fundidos con inteligencia y cargados de deliciosos ornamentos para no resultar monocordes.

Enseguida quedó patente la fortaleza de los músicos, en un alarmante desembarco sónico de vibrantes canciones (“Back In Town”, “Preromones & Flu”, “Hi Fi Councils”, “Hidden Crows”, “Just For Money”...) garaje en estado salvaje, a medio camino entre el Hard rock setentero y el rock escandinavo, envuelto puntualmente bajo sonidos de dimensión psicodélica: con el que nos transportaron mentalmente al infierno a fin que nos diésemos cuenta de que allí cuando nos toque ir, se estará mejor que el cielo. Cada uno de los músicos supo mantenerse al margen de los demás, con propia identidad, pero sin renunciar a la compenetración y al juego de equipo.

Fuerza y melodía con las complicaciones justas y necesarias fueron las dotes que utilizó la banda de rock-metal aragonesa Ariday para ganarse el respeto de la treintena de asistentes. Lo suyo fue una puerta abierta a la emoción, algo que escasea alarmantemente en la actualidad, buscando en la pura esencia de la música, la senda perfecta para que sus sentimientos penetrasen en todo su esplendor y significado.

Músicos de gran nivel todos ellos, que tienen en la figura de Yadira Monreal todo un diamante en bruto, una vocalista de amplios registros, pudiendo cantar de forma melódica y potente, para acto seguido sonar tan heavy como el infierno, un detalle que muchos apreciarán sobre todo aquellos cansados de tanta soprano saliendo de las piedras, pues no abundan demasiadas cantantes que dominen ambos registros con tanta soltura.

Se explayaron a gusto con un sonido de altos vuelos, bases rítmicas galopantes, muy marcadas que constantemente huyeron de lo corriente, buscando su propia vereda, sin comprometerse con nada que fuese una fértil y atractiva instrumentación y adquiriendo en manos de su vocalista el estilo propio adecuado, recursos todos ellos, a favor de ciertas concesiones de exclusividad con el público, secundados y realzados por su incontestable fuerza interpretativa y eclipsados por el increíble despliegue de talento artístico de la banda, así como, la estupenda colaboración de Moisés Montero, vocalista de La Mandrágora Negra en el tema “La Verdad” , quien se amoldó como anillo al dedo, exponiendo parte de sus destellos vocales.

- Quien Nos Salvará?
- Un Solo Corazón
- Ya No Creo
- Que Nos Queda?
- La Verdad
- Esta Es Mi Vida
- Nada Que Ganar
- Perdoname
- Condenado
- Huracán

Imaginen a un grupo que aglutine algunas de las mejores virtudes del heavy metal ochentero y que no hipoteque su creatividad a la invariabilidad como sinónimo de clasicismo dentro del género. Pues esa banda existe y es de Irún y están hambrientos por comerse el mundo, nos referimos a Blast Wave que constituyen un buen argumento en contra de aquellos que aman lo foráneo por sistema y desprecian el producto nacional con la misma facilidad. La banda tomó las tablas con fuerza y  control, elevando lo emocional a una real devoción y conquistando el corazón del oyente por la vía directa, con un sonido excepcional, técnica asombrosa, naturalidad innata y un gran trabajo de construcción en donde cada pieza sería un influencia perfectamente encajada.

La banda fusiló literalmente a su audiencia dando un repaso de principio a fin a lo que será su primer trabajo, aún sin fecha de publicación, composiciones llenas de agudeza, con refinados punteos y acabados e interpretados por un auténtico hacha en los registros vocales, desgañitándose en cada tema con una afinación perfecta, a base de arduosas amplitudes en las notas bien altas y un sentimiento extraordinario en la entonación; y con sorpresas que nadie esperaba, versiones calcadas al milímetro de los reyes del metal, Manowar. 

- Destruction
- Blast Wave
- Letters From Hell
- Woman In Sin
- I Want Out
- Living In Darkness
- The Traveller
- Nothing Without Me
- Rise Of The Foenix
- Manowar Mix

La calidad en directo de un grupo viene firmada especialmente por la desenvoltura de los músicos sobre un escenario, el grado de entrega, la energía y como no, la chispa a la hora de convencer, no podemos olvidarnos también de aspectos fundamentales como el ingenio, la clase y el virtuosismo en la ejecución. Muchas veces no topamos con bandas que no lograr plasmar en vivo todo ese talento reflejado en sus discos, pecando de poca experiencia y soltura, mayormente o viceversa siendo del todo proporcional.

Muy rara vez encontramos a formaciones que demuestren una grandeza inusitada, de la cabeza a los pies, como si hubieran nacido con un especie de don, para ser unas verdaderas estrellas y convertirse con el paso del tiempo en unas autenticas leyendas. Los portugueses The Fuzz Drivers reúnen todas las cualidades necesarias para convertirse en la nueva esperanza del rock, músicos de esos que no se conforman exclusivamente en girar en una repetitiva, monótona y rutinaria espiral de estructuras sino tratar de escapar de lo ordinario, mirando cara a cara y sin ruborizarse a los grandes maestros de los que han aprendido, con suma clarividencia y eclecticismo retro-moderno.

Sobre el escenario se coronan como unos maestros apasionados del hard rock setentero, perfectamente cualificados para ofrendar descargas de puro revival, cargadas de riffs zeppelianos pasados de ácido y un calorífico manto eléctrico que te hace flotar como el mercurio, yendo más allá de lo mostrado en su grabación enlatada y sin abandonar nunca el sentido de una buena melodía setentera.

Un aluvión ajustado de buenas vibraciones y complicidad, artefactos sonoros de alto rango inflamable “Mama Told You”, “Hard To Handle”  con un delicioso sabor añejo y ojo clínico para ganarse al oyente a la primera y otras bajo un evidente manifiesto de inquietud musical y amplitud de miras estilísticas, pasajes con muchas variaciones instrumentales, soberbios riffs de guitarra que intentan siempre escapar de los tópicos habituales, aunque conservando su esencia hard rockera y sin condicionar nunca el cometido de su vocalista, Marcelo Vieira, de dar rienda a suelta a sus dotes vocales, en plenitud de sus facultades, registros vocales de locura y ardiente pasión en “Into The Sun”, “Carved Time”, Discordia Song” o “The Poet And The Thief”, recubiertas de un aura irresistible que envolvía y dominaba, escapando de forma solvente de clichés propios del género; sin olvidarse de rendir su oportuno homenaje a la banda del rock mas influyente de la historia, “Rock N´Roll” (Led Zeppelin), cobrando pleno sentido, en el desenlace del recital, ese refrán que dice que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

- Mama Told You
- Shine
- Eats Me Up
- Hard To Handle
- Into The Sun
- Nova
- White Lies
- Light Me Up
- Intil It Bleeds
- Carved Time
- Discordia Song
- The Proet And The Thief