Una de las actividades que puntualmente se celebran en Cantabria son las jornadas denominadas Campamento Base, que pretenden ser un punto de reunión de propuestas sonoras al margen de las más populares, con el fin de proyectar esos sonidos a grupos de personas a los que resultaría más difícil acceder a ellos.
Si no me falla la memoria, no me había acercado aun a ninguna de estas jornadas, más por coincidencia de agenda que por falta de motivación, y, pese a estar de vacaciones, la presencia de Lunatic Catz junto a unos, para mí, desconocidos Northwest en la sala Black Bird y además de manera gratuita, hizo que me dejase caer por allí para ver que nos deparaba la noche.
Una vez llegamos a la sala, la presencia de gente aun era floja, aunque el retraso que hubo, debido a la demora en las pruebas, benefició la afluencia de gente a una sala que había dispuesto de unas mesas y unas sillas en la parte central de la misma para el mejor disfrute de la concurrencia, algo que para algunos fue motivo de alegría pero para otros nos pareció raro estar en un concierto sentados.
Si digo la verdad de Northwest no había escuchado absolutamente nada, por lo que no sabía muy bien lo que podía esperar, pero ni por asomo sospechaba que su propuesta musical fuese tan extraña, personal y sobre todo gratificante, como lo que pudimos ver esta noche.
El dúo, formado por la cántabra Maricua García-Lomas a las voces e Ignacio Simón a las guitarras, teclados y demás instrumentos, llevan 3 años con su propuesta autodenominada Pop experimental, cuyo primer disco han editado este mismo año y que, aunque no conozco el nombre de los temas interpretados, estoy seguro que fue la base sobre la que se sostuvo su actuación.
Con una pantalla presidiendo una parte del escenario, lanzando imágenes envolventes y un Ignacio apostado en la otra parte, el protagonismo principal de la actuación recayó en su vocalista, que inició el concierto tumbada de lado en el escenario, cubierta con una túnica y con la cara maquillada, mientras el instrumentista nos iba creando un ambiente muy intimista, llamándome la atención esa parte en la que tocó la guitarra con un arco como si fuese un violín.
Mientras la música iba metiéndonos en otro nuevo ambiente, su vocalista, que había permanecido inmóvil y sin cantar hasta ese momento, fue incorporándose lentamente, hasta ponerse en pie y empezar a susurrar y cantar, mientras de fondo se oían las diferentes combinaciones que Ignacio iba creando bien fuera con las guitarras o con los teclados.
Tras un pequeño problema con el ordenador, elemento muy importante en su música, que, en cierta manera, rompió la magia de momento, son cosas del directo que diría aquel, siguieron su actuación, recuperando la magia y esa absorción que nos ofrece su música, siempre entendida mejor y complementada por las proyecciones que nos iban ofreciendo.
Northwest
Su música, pese a tener un estilo más o menos marcado, nos ofrecía un abanico de sonoridades, con partes más oscuras, donde la guitarra cobraba más vigencia, hasta esas otras cercanas a la música más bailable, por decirlo de alguna manera, donde su vocalista, que alternaba constantemente sus dos micrófonos, se iba contorneándose mientras bailaba.
Tras esta primera parte, que tuvo diferentes capítulos tocados de manera ininterrumpida, la gente estalló en una sonora ovación, mientras el dúo, agradecido, continuó su actuación, demostrando su vocalista la bella voz que posee y su instrumentista la gran habilidad que posee para combinar diferentes instrumentos y que todos ellos casen a la perfección.
Tras presentarse ante todos nosotros y lamentar los fallos técnicos del principio, Mariuca recordó su procedencia y que era su primer concierto aquí, mientras nos presentaban su forma de hacer las cosas, así como su primer disco “I”, que podíamos adquirir o bien de manera física o bien de manera digital, adquiriendo una tarjeta a un precio voluntario con el código de descarga, así como contarnos que tenían un libro donde se recogían direcciones de correo electrónico y otros datos para mantener el contacto con los asistentes, todo ello presidido por una hucha en forma de cerdo donde se ingresaba todo el dinero.
Y, tras casi cincuenta minutos de concierto, llegó el final de mismo con “London”, una canción con la que han querido homenajear a la ciudad donde han vivido durante los últimos tres año y que fue acompañada por unas luces epilépticas, algo molestas, pero que de alguna manera compaginaban bien con la música de la banda.
Sin duda alguna, Northwest acertaron en su idea de ofrecer algo totalmente distinto a la oferta musical más común, con una propuesta que no se puede entender sin ver el conjunto completo, ya que la música sin la puesta en escena está en parte vacía, pese a ser más que interesante, porque necesita del baile y de las proyecciones para ser entendido en su totalidad.
La propuesta de Northwest es arriesgada, pero precisamente en ello esta su encanto y esto fue lo que hizo que me gustase, ya que, quien ofrece algo diferente, tiene, al menos para mí, varios puntos ganados y si, además, esta propuesta te convence, mejor que mejor.
Esperamos encontrarnos con ellos en más ocasiones.
Y llegaba el turno de los chicos de Colindres, Lunatic Catz, esa joven banda que conocí hace algo menos de un año en un concurso de Joven Manía en Torrelavega, y a los que he visto en otra ocasión, siendo una banda que me tienen enganchado desde el primer instante, gracias a su propuesta musical, muy completa, y a la fantástica voz de Cantia.
Como jóvenes e inquietos que son, no paran de introducir elementos nuevos a su propuesta, y en esta ocasión debutaban como quinteto, con un joven bajista como nuevo integrante, mientras su hasta ahora bajista, Javier se hacía cargo de los sintetizadores, aunque fueron alternándose en los instrumentos él y Cantia.
Tras una intro con la que fueron subiéndose a las tablas, comenzaron la actuación con “Impulso”, tema que abre su actual Ep “Impulse”, recién editado, tras la que, agradecernos nuestra presencia, seguir con “Runaway”, de su disco “Miscelánea” del pasado año, dejando ya buena muestra de su grandes cualidades y mostrándose muy cómodos sobre las tablas, pese a estar un poco apelotonados.
Tras presentarse ante todos nosotros y anunciarnos que estaban estrenando nueva formación, siguieron repasando su anterior disco, primero con “Desencuentros” tocado a dos guitarras, y luego con “Naive”, una de las canciones que reconocieron más ha cambiado con la actual formación, con Cantia haciéndose cargo de los sintetizadores.
Sin abandonar su primer disco, siguieron con la tranquila “Birds in the way”, que relajó un poco al ambiente, dándolo un toco aun más intimista del que suele reflejar la música de la banda, antes de agradecer a la gente que hizo posible el evento, así como recordarnos que era su primer concierto en formato quinteto, para presentarnos, a continuación, una canción de su actual Ep llamada “Introspección”, que resulto ser una pieza muy movida.
Para contrastar con la anterior canción, era el momento de relajar un poco la noche con “A destiempo”, de su anterior obra, con una Cantia que alternaba sintetizadores y guitarra, siempre bien arropada por una banda que está muy engrasada y que parece mentira que fuese el primer concierto en el actual formato.
Lunatic Catz
Siguieron alternando canciones de los dos discos, siendo la siguiente ese “Grillos”, que empieza de manera lenta, pero que poco a poco va cogiendo intensidad, antes de presentarnos “Luna”, una gran canción que irá en el próximo trabajo, que, si todas suenan así de bien, puede ser una autentica maravilla.
Una de los temas imprescindibles en sus conciertos y de los más bellos que tiene la banda es la reflexiva “La historia de nada” y que sirvió para presentar a los integrantes de la banda, antes de hacer amago de irse con “Growing darker”, la última canción que faltaba por sonar de su actual disco y que dijeron ser la que más les representa como banda ya que dijeron haber nacido de la oscuridad, con Cantia sonando sensacional a la voz y una banda que nos demostró sus enormes habilidades, dejándonos con la boca abierta.
Pese al citado amago, aun hubo tiempo para un par de temas más, siendo el primero “Choose your shelter”, en la que nos animaron a cantar con ellos el tarareable estribillo, antes de preguntar si les daba tiempo a tocar una más y ante la afirmativa respuesta, dejarnos con la maravillosa “Lin omelet”, con la que dieron por finiquitada su hora de actuación.
Es más que evidente que Lunatic Catz ya han dejado de ser una joven banda con buenas actitudes para ser una banda consolidada, que tiene muy claras las ideas, muchas inquietud, que no dejan de innovar en su propuesta musical y, lo mejor de todo, que siguen acertando en cada paso que van dando, consiguiendo un gran reconocimiento no solo en su área de influencia sino también en el resto de la comunidad autónoma.
Pese a que sólo habían pasado 4 meses desde la anterior vez que había visto a la banda, se les vio mucho mejor que en otras ocasiones, que ya es decir mucho, y con una evidente evolución y mejoría en su música, lo que hace que no podamos vislumbrar el techo de esta banda cántabra que tan buenas noches nos están ofreciendo.
Y así, cerca de la medianoche, abandonamos la sala Black Bird, donde, gracias a la gente de Campamento Base, descubrimos la propuesta de la gente de Northwest y nos entregamos, una vez más, a la maravillosa música de Lunatic Catz.
Esperemos que estas propuestas sigan adelante por mucho tiempo, ya que son muy necesarias para dar paso a nuevos sonidos que, quizás de otra manera, no tendrían tan fácil el llegar a un público algo más amplio.
24/08/2018 
Txutxy Cano 
Txutxy Cano
Black Bird, Santander, Cantabria
