COLABORACIONES
 Crónica
 
Mamá Ladilla
  11/10/2019     
  Txutxy Cano     
  Jorge Palacios @insonoro
  Black Bird, Santander, Cantabria
www.insonoro.com

Hay bandas a las que, por muchas veces que las veas en directo, siempre que puedes vuelves a verlas, porque sabes que te lo vas a pasar muy bien con ellas y que, toquen la canción que toquen, su actitud encima del escenario va a conseguir que rápidamente conectes con el concierto.

Sin duda, un gran ejemplo de este tipo de grupos son Mama Ladilla, liderados por Juan Abarca y perfectamente acompañado por Sergio González al bajo y Abel del Fresno a la batería, los cuales tenemos la suerte de que nos visitan con cierta regularidad, igual que hace Juan con su faceta en solitario.

Todo ello, unido a la gran relación que tienen con la gente de la Black Bird, hace que los conciertos del trío madrileño sean una garantía de muy buena acogida, ya que aquí ya no es que tengan seguidores, sino que casi podríamos decir que tienen una familia.

A mi llegada a la sala santanderina me sorprendió la poca cantidad de gente que había, pero, afortunadamente, poco a poco la gente fue llegando, algo comprensible teniendo en cuenta que era viernes y, entre que se sale del trabajo y se aparca, se llega con el tiempo justo.

Como suele ser norma en dicho local, la cita comenzó de manera puntual, con Juan presentando a la banda como Metallica y diciendo que iban a tocar unos temas instrumentales en francés, ganándose a la gente desde el comienzo, para arrancar con su revisión del tema de la película de los años 60 “Sor Citroën”, es decir con “Daba Daba”, que sirvió de calentamiento, para comenzar el baile de esos corte que todos estábamos esperando, con “Atente a tu tonta tarea”, de su tercer disco “Requesound”, que cumple en este 2019 su veinte aniversario.

Sin dejar ese trabajo y como ocurre en el mismo, al anterior le siguió “Obcequeitor”, ese vacilón tema, en donde se vio, tanto al grupo como a los presentes divertirse, eso sí, sin obviar la calidad de la banda, algo que fue recompensados con aplausos a la misma, la cual nos saludó, para regresar a los orígenes del grupo con “Yo prefiero a Baco”, publicada en su maqueta “Directamente a la basura” del 1994, el mismo año en el que se fundó la formación.

  
Mamá Ladilla
 

Igual de cantada y mítica que la anterior es “Loli lee”, de aquel “Autorretrete” del 2005, y que es muy esperada en todos sus conciertos, como tampoco puede faltar en estos, sin dejar el mismo trabajo, “Janfri güein, que fue la siguiente en sonar, invirtiendo el orden en el que fueron publicadas.

Quejándose  del calor que tenían en el escenario, echaron la vista más atrás, para interpretar la pieza que abría su cuarto trabajo “Power de mí”, del 2001, osea “Defectuoso”, el cual fue presentado por Abel como la que hablaba de los que eran como él, con ese “momento de gloria” de Sergio justo antes del estribillo, para poner a toda la sala a botar con ese clásico que se llama “Flípalo”, ya presente en su disco debut llamado “Arzobispofobia” de 1996 y que fue muy cantado por la gente.

Nos anunciaron que ahora iban a tocar unas viejas, comenzando por “Nada más lejos”, de su trabajo del 2002 “Analfabada”,  para acercarse a discos más próximos, concretamente  a su “Jamón Beibe” del 2010, en el que se incluían piezas como ese “Melodías imposibles”, con una contundente batería.

La siguiente canción que tocaron, “Despilfarrando” de su obra de hace 18 años, no es una de los temas más conocidos de la banda, pero es lo bueno que tiene ésta y es que les gusta recuperar cortes antiguos y alternarlos con otras más conocidos, como ese mítico “Cosas que joden”, que abría el disco que sucedía al anterior, y que fue la primera que tocaron después de su autodenominado momento recreo.

Continuaron con la divertida “Otra pieza”, de su obra de hace 20 años, con guiño al “Smoke on the water” incluido, como no podía ser menos por la temática de la misma, tras la que tomaron aire y Abel aprovechó para limpiarse el sudor con unos pañuelos de papel que le dieron desde el público, con el consiguiente cachondeo, continuando con “Moralina con patas”, de su segundo trabajo “Naces, creces, te jodes y mueres” de 1998, antes de la cual nos anunciaron que tenía un puesto de merchán que debíamos visitar.

Con la gente cada vez más motivada, no avisaron que la próxima está registrada en su nuevo plástico, “Quien pudriera”, publicado el pasado 2018 y una de cuyas primeras fechas de la gira fue precisamente aquí mismo, siendo ésta “Cáncer de Sida”, para, tras un vacile acerca de los bajista, continuar en el mismo trabajo con la pieza que le abría, es decir ese machacón “Yo me llamo Ralph”, demostrando algo que ya todos sabemos y es lo buenos músicos que son los 3.

  
Mamá Ladilla
 

Casi no necesita presentación, porque es una de sus piezas más conocidas, por ello la locura se desató cuando llegó el turno de la festiva “Surfin Papa”, que cerraba su discazo “Autorretrete”, alargada, como es habitual, con un trozo del “Surfin´ Bird” de los Trashmen y popularizada por los Ramones, antes de presentarnos una canción sobre la nutrición, siendo ésta “Acoso sexual”, de su cuarto disco y que fue muy celebrada y cantada por toda la sala.

Como los ordenes están para cambiarlos, variaron el repertorio y se lanzaron a tocar “Naces, creces, te jodes y mueres”, presente ya en su mitica maqueta y que es una de las canciones que más me gustan del grupo, para lanzarse a esa cachonda “El amor no tiene edad”, de su segunda obra, y en la que se les pudo ver, como en casi todo el concierto, divirtiéndose y haciéndose bromas entre ellos.

Nadie se libra de los vaciles de la gente, tampoco los que estaban bailando en las primeras filas, para volver a su actual disco con la genial “Se dice heavy metal”, con alusiones a los Sôber, y con Juan desmelenándose y subiéndose a uno de los lados, continuado la velada con ese “Prebostes taraos”, de su segunda referencia, con la gente dándolo todo.

Un breve respiro para tomar aire y seguir el vacile, nos llevó a la muy esperada “Aparta, papá”, presente en su maqueta y con toda la gente entregadísima, antes de recordarnos que en Cantabria tenemos un pueblo que se llama Suano y anunciarnos que iba a hacer un poco de bullying, llevándonos a “Mi nave mix”, siempre tan celebrada y que, aunque aparecía en su terecer disco, ha sido modificado con el paso del tiempo con fragmentos de otros mixes publicado posteriormente.

Nos avisaron de que esto iba llegando al final, interpretando, por petición popular, un breve trozo de “The trinch” de su maqueta, antes de anunciarnos que iban a tocar una de estaciones meteorológicas y partes del cuerpo, siendo claramente el momento de “Primavera”, de su segunda obra, con Sergio tocando el bajo durante un momento con un botellín de agua a modo de púa.
  
Mamá Ladilla
 

Tras agradecernos nuestra entusiasta acogida, regresaron a su “Autorretrete” para tocar una en latín, aunque realmente no lo sea, como ellos mismo reconocieron, siendo el turno de “Cunnilingus post mortem”, para, sin dejar dicha obra, lanzarse con la muy esperada “Sucedió en Beckelar”, que fue alargada para que los músicos demostrasen su destreza, con la que dieron por concluido su concierto en un principio.

Pero, como nos confesaron, dada la disposición de la sala no podían escapar, ya que tenían que pasar entre el público, así que se lanzaron a tocar las que serían las dos últimas, afirmando que pase lo que pase lo realmente importante es que “Chanquete ha muerto”, corte que estaba presente en su primer trabajo y con el que yo al menos los conocí hace 23 años, siendo unida por “Ataca”, que aunque también se recogió en dicha obra, ya estaba presente en su maqueta, interpretada a toda velocidad, incluyendo un tozo del “Pretty woman”.

Y así, tras algo más de hora y media, acaba la actuación de unos Mama Ladilla que, una vez más, demostraron que son  muy buenos, dejando a todo el mundo contento, al margen de que puedas echar en falta tal o cual canción, pero eso es algo inevitable con bandas que tienen una trayectoria tan dilatada como la del trío madrileño.

Además de que son un grupo que nunca fallan en directo, y mira que les habré visto veces, no debemos olvidar la enorme calidad de sus músicos y es que, detrás de esas brillantes y divertidas letras, hay unos músicos con una clase muy notable.

Que vuelvan tantas veces como quieran, que aquí les estaremos esperando y es que deberían recetar al menos un par de conciertos de Mama Ladilla al año por prescripción médica.

mamaladilla.com
www.facebook.com/mladilla
www.youtube.com/c/mamaladillaoficial

Y así, tras despedirme de algunos de los presentes y del grupo, me fui de la Black Bird, donde fuimos excepcionalmente acogidos, como siempre, después de haber disfrutado a tope con el concierto de los madrileños, algo que, a tenor de lo contrastado con más asistentes, fue la opinión mayoritaria.

  
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